𝒟𝒾𝑒𝒸𝒾𝓈𝑒𝒾𝓈

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𝔐𝔲𝔡𝔟𝔩𝔬𝔬𝔡

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Omnisciente

Durante los días siguientes, Harry pasaba bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor. Siempre que eso pasaba, se escondía detrás de Dakota. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry. Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

Hedwig seguía enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche, y la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran moretón verde y doloroso en el lugar del impacto. Así que, entre unas cosas y otras, Harry se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Ron, Dakota, Hermione y él habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.

Sin embargo, Harry había tenido entrenamiento de Quidditch. Por lo que, después de ponerse un listón de color verde esmeralda alrededor de su cabeza como si fuera una diadema, Dakota se dirigió junto a Ron y Hermione al campo de Quidditch, para ver la práctica.

Se sentaron en las gradas y esperaron a que el equipo saliera de los vestuarios.

Cuando Harry saltó al terreno de juego, vio a Ron y Hermione en las gradas.

Cuando el equipo salió, Harry monto en su escoba y se acercó a sus amigos.

—¿Aún no han terminado? —preguntó Ron, perplejo.

—Aún no hemos empezado —respondió Harry, mirando con envidia las tostadas con mermelada que Ron, Dakota y Hermione se habían traído del Gran Comedor—. Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias.

—¿Quieres una mordida? —le dijo Dakota, mientras le extendía la tostada.

Harry asintió levemente y mordió la tostada que su amiga le extendía.

—Gracias —dijo

Dakota le sonrió y se encogió de hombros, como diciendo "no es nada".

Después, Harry se elevó aún más. El frío aire de la mañana le azotaba el rostro, consiguiendo despertarle bastante más que la larga exposición de Wood. Era maravilloso regresar al campo de quidditch. Dio una vuelta por el estadio a toda velocidad, haciendo una carrera con Fred y George.

—¿Qué es ese ruido? —preguntó Fred, cuando doblaban la esquina a toda velocidad.

Harry miró a las gradas. Colin estaba sentado en uno de los asientos superiores, con la cámara levantada, sacando una foto tras otra, y el sonido de la cámara se ampliaba extraordinariamente en el estadio vacío.

𝒯𝒽𝑒 𝒷𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora