Capítulo 43:

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La cena de mi cumpleaños es silenciosa. Mi mente sigue girando alrededor de las confesiones y advertencias de Tanner y la sorpresa de haber visto a Weston y a Pauline tan juntos en la cocina, así que no le presto mucha atención a los intentos del rubio de entablar conversación. Las experiencias cercanas a la muerte deben aumentar el apetito ya que devoro el doble del número usual de rebanadas que normalmente comería. Del otro lado de la mesa Reed me observa esporádicamente con el ceño fruncido, pero me fuerzo a mí misma a no prestarle demasiada atención ya que cada vez que lo veo debo presenciar la manera en la que Pauline se apoya en uno de sus brazos y lo mira con ojos de cachorro. Estoy tan aburrida de ello.

De ella luciendo como si de verdad lo amara.

Como si de verdad tuviera una idea de quién está sentado a su lado.

─Me encanta que hayamos venido aquí, pero la verdad es que me estoy muriendo y esta vez del aburrimiento ─suelto de repente, trayendo la atención de todos a mí. Incluso con mis padres estaría divirtiéndome más, obligada a cubrirme los ojos con las manos y a reír mientras papá, ebrio, invita a mamá a bailar─. Bailemos ─susurro, hipando, debido a que me terminé yo sola lo que quedaba de la botella de champagne de Tanner, más o menos la mitad, antes de que estuviera lista la cena, y yendo hacia el reproductor de música para conectar mi teléfono.

Lo dejo en la mesita, pero tomo otra copa con alcohol mientras me dirijo a la cubierta.

Sin mirar a ninguno de los tres, empiezo a mecer mis caderas al ritmo de Toda de Alex Rose, una canción lenta en español que probablemente solo Tanner entiende y que me hace suspirar. Desear estar rodando en una cama en compañía de alguien y sentarme en su regazo.

─Suena caliente ─escucho decir a Weston a mis espaldas con voz entrecortada, en compañía de sonidos que indican que están levantándose para unirse a mí, mientras me meso contra la barandilla y me doy la vuelta, esperándolos, pero ni él ni Tanner se acercan, viéndose casi nerviosos, lo cual es adorable tomando en cuenta que ambos casi me asesinan a su manera.

Solo Pauline camina hacia mí. Su seguridad es fingida. Sus mejillas están rojas y sus pasos son lentos. Sus manos tiemblan y sus ojos me gritan que está casi tan ebria como yo. Sigue usando su pequeño bikini rojo, así que inevitablemente la atención de Tanner y de Weston viaja a ella. La mía también. Sus pequeños pezones están fruncidos por debajo de la fina tela que los recubre y de cuando en cuando aprieta sus muslos como si no soportara la tensión de su cuerpo. Me uno a ella con lentitud, moviendo mis caderas, y Pauline tira de su cabeza hacia atrás, riendo, cuando giro mi copa unos centímetros sobre sus labios y bebe lo que queda en mi copa.

La dejo en el suelo antes de unirme a ella, consciente de que ahora la atención de Tanner y Weston está en ambas. Pauline se ahoga con su propia saliva al darse cuenta de ello e intenta apartarse de mí a pesar de la oscura satisfacción en su mirada, pero no lo permito. Le doy una probada de lo que significa ser yo tomando sus caderas en mis manos y ascendiendo por su piel suave y sonrosada hasta alcanzar el lazo que mantiene la parte superior de su bikini en su lugar.

Tiro de él con suavidad, obteniendo un jadeo de su parte como respuesta y dos gruñidos de apreciación masculina. Es injusto que el peso de todo esto recaiga solamente sobre ella, así que paso mi suéter por encima de mi cabeza y sonrío, mi rostro escondido en la curva entre su delgado y frágil cuello y su hombro, cuando esos gruñidos se convierten en sonidos ahogados. El calor de los pequeños pechos de Pauline se dirige hacia los míos y viceversa mientras nos mesemos para ellos. Miro a Weston fugazmente, arrogante ante el hecho de que si existe la posibilidad de que quiera a Pauline, sepa que yo podría tenerla primero si quisiera, al igual que a él o a Tanner porque aunque todos aquí tengan sus propios intereses egoístas, ninguno es capaz de dejarme ir, incluyendo a la rubia entre mis brazos, y eso es por algo, antes de tomar las mejillas de Pauline entre mis manos y deslizar mi lengua sobre su boca hasta que jadea.

Tanner Reed © (Impostores #1) EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora