No hubo manera en el mundo en la que le dijera a Weston que subiera a mi habitación, así que me puse una chaqueta, metí mis pies en pantuflas y bajé al estacionamiento tras sacar tanto a Ibor como a Tanner de mi dormitorio y despedirlos a ambos. Los dos se van voluntariamente en la Raptor del capitán de los Longhorns, pero me miran con la frente arrugada de camino a ella cuando me ven aceptando el ramo de flores de manos de Weston. Los ignoro. Por más terrible que me sienta al intuir que estoy lastimando al rubio, no le debo ninguna explicación a ninguno de los dos.
Ibor es solo sexo y Tanner... es solo Tanner.
─Preciosa ─dice, besando mi mejilla.
Huele tan bien y costoso que no puedo evitar suspirar al tenerlo cerca. Es una pena que no existan inciensos con su aroma. No dejo pasar el hecho de que sus ojos verdes se enfocan en la camioneta de Tanner, reconociéndolo debido a que este va con los vidrios abajo y alza la mano para saludarlo como si fueran viejos amigos, gesto que Weston le devuelve con la misma malicia e hipocresía. Me tenso cuando se detiene, bloqueando el paso de los demás autos fuera y dentro del estacionamiento, quiénes dejan de tocar el claxon al ver de quién se trata, y se baja. Trota hacia nosotros.
Ibor lo sigue, una emoción oscura en sus ojos que no había visto antes.
Porque él no sabe sobre Tanner y yo.
Piensa que somos primos, así que Weston es la primera amenaza a la que se enfrenta en su camino hacia la auto-destrucción.
Quiero morir.
Pero una parte oscura de mí quiere vivir para saber lo que sucederá.
─West ─lo saluda Tanner, ofreciéndole su mano, la cual Weston toma con duda. El aire escapa de mis pulmones cuando va más allá tirando de él hacia sí y lo abraza, palmeando su espalda. Con los labios pegados a su oído, le dice─: Es un placer volver a verte, ¿por qué no conoces al novio de Sav?
Y tras separarse de él, anima a Ibor a adelantarse.
Separo los labios para protestar, pero el rubio se me adelanta.
─Ibor.
Weston me mira fugazmente antes de hacer una mueca, alzando y moviendo su brazo, agitándolo de manera intencional para que notemos su reloj dorado. Ninguno de nosotros lo mira, pero a él lo hace sentir mejor creer que sí. Le tiende esa misma mano a Ibor como si lo anterior hubiera sido su calentamiento convencional para presentarse ante alguien.
─Weston Wertheimer.
Tanner sonríe ampliamente ante la evidente tensión entre ambos.
─Bien, espero que nos veamos por ahí ─dice, dándose la vuelta, pero la voz de Weston hace que ambos se detengan y sus hombros se tensen mientras se detiene para escuchar lo que sea que tenga que decir.
─Ibor, lo que Tanner acaba de decir sobre ti y Sav, ¿es cierto?
Me quedo sin aliento y tiro de la manga de su suéter azul claro. La emoción que pasa por la mirada de Tanner me hace saber que tengo serios motivos para tener miedo, pero por fortuna él no se acerca, limitándose a ladear la cabeza y ofrecerme un vistazo de su hermoso perfil. Ibor se gira. Sus labios se curvan suavemente al enfocarme, pero se vuelven una fina línea cuando sus ojos marrones, usualmente suaves y tiernos, van a él.
─Desgraciadamente no, pero sí estoy interesado en serlo.
Mi pecho duele.
Tras su declaración, Tanner y él se marchan definitivamente. Esta vez no me permito sentir alivio hasta que los veo desaparecer por completo. Al parecer su aversión hacia Weston los ha hecho mejores amigos en menos de diez minutos, pero estoy segura de que se debe a que Tanner ahora está utilizándolo para molestarme y para molestar a Weston, lo que no me sorprende debido a que conozco su malicia y su crueldad, además de su indiferencia y falta de empatía, y porque Ibor piensa que somos familia.
ESTÁS LEYENDO
Tanner Reed © (Impostores #1) EN LIBRERÍAS
Romansa«Yo lo vi primero». «Yo lo tuve primero». Eso es lo que pienso cada vez que veo a mi amiga besar a su esposo frente a mí. Cada vez que él le ha sonreído y murmurado cosas en su oído a lo largo de los años. Conocí a Tanner durante una fiesta universi...