Después de lo ocurrido en el estacionamiento, Faith me lleva de vuelta al interior del estadio. Allí hace que me posicione sobre una plataforma y dé una rápida versión de lo ocurrido en la que acepto públicamente que la constructora no tuvo nada que ver con el plagio de mis diseños y que toda la culpa de esto recae en Jason. Tras ello bajo del escenario y bebo un par de copas, una sonrisa falsa puesta en mi cara de manera permanente mientras aclaro todas las dudas de la prensa y de los invitados, pero me detengo cuando empiezo a sentir que mi mundo podría empezar a dar vueltas a mi alrededor si no lo hago. Con haber hecho el ridículo una vez tengo suficiente en una noche. No es hasta que el agua salada llega a mis labios que me percato de que estoy llorando cuando se supone que debería estarle prestando atención a los invitados.
Faith lo nota.
─Savannah, ¿estás bien? ─pregunta disculpándose con la pareja de inversionista con la que hablábamos─. ¿Necesitas que te lleven a casa? Quizás han sido muchas emociones fuertes por hoy.
Afirmo, tragando el nudo en mi garganta antes de hablar.
─Eso estaría bien.
La pelirroja me mira atentamente, pero no hace preguntas al respecto. Me escolta hacia la salida y me guía a la zona en la calle en la que hay algunos chóferes. Le indica a uno de ellos que me deje en casa y se despide de mí con la promesa de ponerse en contacto conmigo al día siguiente para que empecemos a trabajar juntas en el diseño de interiores del sitio. Pude haberle dicho al hombre que me dejara en mi casa, pero termino bajándome en el edificio de Tanner en Travis Country. El vigilante me sonríe al verme, concediéndome acceso directo al ático que hace unas horas empezaba a considerar mi hogar, llamándolo también mío dentro de mi mente.
Entumecida, casi cuento los segundos que le toma al elevador abrir sus puertas.
Ya en su interior lo primero que veo es la figura encorvada de Tanner. Está sentado en uno de los sofás de cuero que elegí y se incorpora a penas me escucha llegar. Su expresión es indescifrable, pero consigo identificar una chispa de tristeza en sus ojos. Separa los labios para decir algo cuando lo alcanzo, pero lo detengo juntando los míos con los suyos. Me devuelve el beso envolviendo sus manos alrededor de mi cintura, pero no siento más que atracción física por su cuerpo. La química entre nosotros, al menos de mi parte, se ha desvanecido. Sollozo al darme cuenta de ello, sintiéndome perdida, y lo empujo hacia el sofá. Elevo la falda de mi vestido antes de situarme sobre él e inclinarme para continuar besándolo, buscando.
Buscando cualquier señal de que pueda sentir algo a parte de decepción y dolor.
No puedo.
Tanner se adentra en mí tras desabrocharse los pantalones y mece mis caderas, intentando hacerme gemir como solía, lo sé por la desesperación en sus ojos negros, pero con mi falta de respuesta le transmito que se ha convertido en otro cuerpo más que añadir a la lista.
En otro amante.
Nada especial.
─Savannah ─jadea, enloquecido, empujándome hacia atrás y tomando el puesto encima de mí.
─No siento nada ─le informo mientras me llena una y otra vez, haciéndome alcanzar el orgasmo casi de manera forzada y mecánica─. No siento nada ─repito empujándolo lejos de mí antes de ponerme de pie, las lágrimas deslizándose por mis mejillas─. Esta mañana te abrí mi corazón, te dije que te amaba, pero ya no siento absolutamente nada por ti.
─Todo tiene una explicación ─dice mientras se sube los pantalones y se abrocha el cinturón sin verme a los ojos, todo su cuerpo tenso, pero aún si así fuera no me interesa oírlas.
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Tanner Reed © (Impostores #1) EN LIBRERÍAS
Romance«Yo lo vi primero». «Yo lo tuve primero». Eso es lo que pienso cada vez que veo a mi amiga besar a su esposo frente a mí. Cada vez que él le ha sonreído y murmurado cosas en su oído a lo largo de los años. Conocí a Tanner durante una fiesta universi...