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Estábamos por terminar ya el viaje que en primera nunca quise ir, pero que ahora quería que fuera eterno.. Abrí mis ojos viendo el cuarto hundido en silencio y en ronquidos de algunas chicas, sería vergonzoso para ellas si supieran como duermen, pensé, la luz tenue de los faroles entraba por los pequeños espacios de las persianas. Tome mi teléfono viendo que el reloj marcaba las cuatro de la mañana. En total silencio me levante de mi sleeping y salí del cuarto.

Comencé a andar por los pasillos fríos del lugar llegando a la salida, salir era mi idea pero el frío seguro que me mataba de una hipotermia ahí mismo. Viendo la oscuridad de la madrugada unos pasos me sacaron de mis pensamientos, no de un fantasma, pero sí de alguien al que se le pudiera confundir con uno.

— ¿Madrugas? — Susurro detrás de mi.

— No pegue un ojo en toda la noche. — Respondí de inmediato en un murmullo. — Pero ¿Qué hay de ti?

— Me desperté. — No podía verlo a la perfección sin embargo su piel pálida brillaba con el reflejo de alguna luz tenue del exterior.

— ¿De alguna pesadilla?

— No soñaba algo que yo recuerde. ¿Por qué no dormías?

— Regresar me tiene pensando muchas cosas. ¿Tu también pensabas algo?, me gustaría escuchar un poco de tus preocupaciones.

— Algo así, no creo poder decirlas en voz alta.

— Estamos susurrando. — Le recordé, sin embargo, entendí y respete su privacidad. — Pero lo entiendo, es más complicado decirlo que vivirlo algunas veces.

Después de un corto silencio, hablo.— Gaste un poco de la renta para no tener que ir en el carro con olor a trasero de anciano.

— Joder. Perdón. — Mis mejillas comenzaban a ser rojas, ¿Tenían que ser tan malhablada ahora mismo?. Pero que mejor que el frío de la madrugada para disimular, opte por abrir las puertas y salir, claro que YoonGi me siguió y ambos terminamos sentados hechos bolita para cubrirnos del frío - por separado - en las escaleras de la entrada.

— Si así estoy.

— Perdón pero no sé que es peor si no tener para pagar una renta o no tener ganas de volver.

— Tampoco quiero volver.

— ¿Y si nos hacemos los desaparecidos? — Era una oferta tentadora, claro que sí.

— No está mal, pero debemos enfrentar las cosas. — Que sabia, hasta parece que ya le estoy entendiendo más a la vida.

— Tienes razón. — No pudimos evitar no reí para intentar desaparecer la tensión. 

— ¿Por qué no quieres...— Saco su típico encendedor blanco y  una cajetilla nueva para después poner uno en sus labios, como la última vez también me ofreció uno y antes de tomarlo, voltee uno el de la suerte, haciendo que me diera una sonrisa genuina que me hundió el estomago en una sensación más que bonita. — ... volver?

— Siento que en tres días me he perdido ya de mucho, tengo miedo de volver. El señor Jeon es capas de cualquier cosa.

— ¿Tu papá?

— Ajá. — A decir verdad, no sé porque me había atrevido a mencionar a mi progenitor, cuando ni con SeoJin hablo de estas cosas.

— Mierda. ¿Es porqué está loco por tu mamá o porqué las quiere dejar sin nada?

— Porque se le da la gana. Pero en fin cuando vuelva ya sabré los detalles de su milagrosa aparición. Como sea ignóralo. Son las cinco ya. 

— Tienes razón, comenzarán a salir ya... — Tan pronto.  Ambos nos paramos del frío pavimento caminando adentro de nuevo.

— Nos vemos. — Dijimos tirando las colillas de los cigarros en los botes que estaban en cada esquina de la entrada.

Nos vemos.

Ya estaba con mi pequeña maleta lista cerca de mis pies, eran las seis ya de una mañana helada pero con sol, la bufanda de lana que llevaba me cubría hasta la nariz y guardaba mis manos en las bolsas de mi bomber para que no se congelaran más. Vi a YoonGi llegar con su mochila en la espalda pero cambio de camino cuando TaeHyung y SeoJin se acercaron a mi.

— ¿No le caemos? — Dijo SeoJin y entonces recordé lo que me dijo el primer día estando aquí y me reí. Pero no les quería dar la razon de que habia visto como YoonGi cambio de dirección.

— ¿Quién?

— Suga, se acaba de dar la vuelta a penas nos vio.

— No vi.

— Bueno tampoco es como importe. Si no quiere al combo de HyeNi y dos intrusos más. — Eran un par de metiches, pero conocían sus limites y sabía sus bromas.

— ¿Qué vas a hacer llegando? — Dijo SeoJin

— Dormir horas y horas. — Ver en donde la voy a pasar para ir a la universidad los días siguientes y que el pedazo de idiota que me dio la vida no me encuentre. Si eso, pero es más fácil decir otras palabras.

— HyeNi, salgamos. — Habló en un chillido. 

— Estoy cansadísima. — Me excuse.  Y TaeHyung se unió a la charla.

— No seas pesada, tiene mucho que no vamos a un bar o esas cosas. 

— No tengo ganas.

— Si va su gran actor favorito a ese lugar seguro que irías en segundos. — Ella me conoce.

— No creo que Lee Jong Suk vaya en un domingo a un bar de Itaewoon sabiendo el trabajo que tiene.

— ¿Trabajo de qué?

— De ser dueño de mi corazón.

Respondí a la pregunta de TaeHyung y las dos nos soltamos a reír ahí mismo, haciendo que sacara las manos de mis bolsas para cubrir mi rostro mientras reía. Minutos más tarde ellos subieron primero al bus que nos llevaría de regreso, me quede ahí parada esperando mi turno para subir y el poco tiempo de mi espera YoonGi llegó, supongo que inconscientemente lo esperaba a él. Me miro confidente dándome una de sus sonrisas discretas no sabía si porque conocía la razón de mis pocas ganas de llegar o yo las de él.

El largo periodo de tiempo hasta nuestra parada sólo nos quedamos en silencio cada uno escuchado música probablemente diferente, un rato me olvide completamente de todo, hasta del lugar en el que estaba  y me quede dormida, despertando con la luz del atardecer y con el hecho de que usaba el hombro de alguien como mi almohada, ese alguien era él, a quien todo el sol le golpeaba en la cara, sus ojos se mantenían cerrados y estaba literalmente cayendo del asiento, con el cuerpo en dirección al pasillo. ¿Me acerqué mucho a él?. lo jale un poco a mi e intente cubrir con mi mano para que el sol no le molestar, pero no tardo mucho en despertar y despertar bien pues la sombra que hacía mi mano lo dejó abrir bien los ojos sin dañarse la vista.

— ¿Qué haces?

— Yo. — Quite la mano que le hacía sombra y la puse en mi mejilla.

— Gracias de todos modos. — Soltó con una pequeña sonrisa que me volcó el corazón ha caído que plantará aún más mi mirada en cada uno de sus movimientos.

Tomó su cabello, como si los estuviera peinado pero en realidad hacía lo contrario pequeñas pulseras de listón se movían en sus muñecas, YoonGi era prácticamente blanco y con el verde menta deslavado llegándole al rubio su piel de porcelana podía verse brillar aún más, las canciones lentas que escuchaba en el momento completaban la sensación que me daba el verlo, lucía tan sublime, y cuando la mirada de sus sus ojos cafés chocaron con la mía solo nos hundimos en un silencio que parecía ser solo nuestro.

— Hemos llegado YoonGi.

Joder.

STAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora