11

45 9 0
                                    

Todo comenzaba a dejar de ser "mi rutina" desde este momento, nunca pensé que dejaría de vivir con mi mamá en este año, por  mucho que lo anhelaba en ocasiones. Tampoco me imagine viviendo con YoonGi, el chico que vivía secretamente en mis entrañas.

Él me dio las llaves del departamento en la mañana, cerca del tiempo que coincidimos para vernos sin que nadie más viera que compartíamos una conversación y residencia, pues desde el viaje pasamos a ser los mismos de antes en parte por culpa mía, porque había decidido mantenerlo todo oculto. Por lo que me encontraba ya terminando con mi mudanza, la segunda más rápida. La primera era historia.

Al terminar anduve un rato por todo el lugar y me di cuenta que habían algunos trastes sucios, él dijo que no los tocará, pero que más da. Termine limpiando la cocina, metí algunas guarniciones que me había dado mi mamá antes de llegar aquí y antes de mencionarme que eso "sería temporal". Pero aunque , repito,  vivir con YoonGi estaba por ser lo mas extraño que me ha sucedido, trataba de verle el lado amable a la situación, y es que estaba apunto de hacer residencias y sin duda me estaba sentando más que bien vivir cerca del campus.

No pude cocinar nada porque era algo en lo que normalmente no metía manos así que deje todo en el congelador, en la parte que YoonGi llamo como mi parte en las explicaciones que me dio, deje igual unas pocas en su "parte" más tarde le diría que mi mamá se las ha mandado. Aunque ella no conocía el contexto de la situación, pues si bien, le había dicho que estaría viviendo con una amiga que había hecho hace poco lo cual era una mentira al cien porciento y me remordía la conciencia, pero prefería mil veces eso a que me diera un rotundo no por estar viviendo con un chico que encima de todo era básicamente un desconocido todavía.

YoonGi llego al rededor de las doce veintidós de la noche, me percate de la hora exacta porque yo aún seguía despierta estudiando algunas cosas para la siguiente clase y acostumbraba a tener un reloj de luz led en mi mesita de noche. Sin embargo, después del ruido que hizo al entrar ya no escuche ni un suspiro, ¿Tan silencioso era?.


Pues parecía ser que su silencio y el monto de conceptos que trataba de memorizar me llevaron a los brazos del morfeo.

Llegas tarde. — Me dijo el peliverde cuando entraba y ponía mis zapatos en el mueble de la entrada.

— Mucha tarea.  Que excusa tan tonta, como yo, encima estaba siendo tímida.

— Vamos en el mismo salón. Hoy no dejaron tarea. Me miraba sonriente y coqueto, solamente quería que me besara ya.

— Cosas que hacer...

— Ah. — Dijo molestándose un poco, queriendo ser "dominante", ese simple y sencillo sonido que salió de la manera mas fuerte desde su pecho.

— ¿Por qué te importa tanto?

— Porque somos novios, ¿lo olvidaste?, ¿te olvidaste de las veces que me buscas en tus recuerdos?, ¿te olvidaste de mi tomando tu mano?. Tu mamá no sabe que vives con un hombre desconocido, y tu hermana dice que te olvidaste de unas...

Las últimas palabras que escuché en mi profundo sueño ya no eran ficticias, y eso me hizo sentir aún más confundida y bochornosa, los golpes de la puerta terminaron de despertarme y me levante del colchón con el cabello hecho un nido y con la cara en la peor condición. Pero aún así abrí los ojos encontrándome con una sorpresa. Una no muy buena.

Y era preocupante, en primera, YoonGi había entado a mi habitación con mi hermana detrás dando de gritos, en segunda, mi hermana. ¡Qué carajo!

— Es tu día uno viviendo lejos y resulta que "la tal amiga" con la que vives no parece ser tan del sexo femenino. — No dije nada a los gritos de mi hermana y ni a YoonGi en pijamas negras que desaparecía en el pasillo, quien se sentía avergonzado de la situación y también se veía preocupado, como todo su guardarropa, supongo.  — ¿Por qué mentiste?

— Porque se supone que no quería que nadie supiera. — Pero sorpresa hermanita.

— Se te olvidaron estas cosas. —Me tendió en una bolsa de papel un montón de escuadras y papeles cortados de maqueta. — Más bien sacar la basura, supongo que es basura.

— Lo es, como es incómodo que estés aquí, tras de mi. Podías haber llamado. — Dije mientras me acicalaba y vestía con algo cómodo porque mi horario hoy terminaba hasta después de las ocho de la noche, si bien me iba.

— Ya que estoy aquí te llevaré, te espero en el carro para no incomodar más. — Me molestaba que fuera resentida porque me veía en la tediosa obligación de decir que no lo sentía por la sinceridad en mis palabras, que lo olvidara.

No tarde mucho en salir ya preparada y con mi gran portafolio en el que cargaba material que necesitaría en el día, cuando me paré en el pasillo antes de llegar a la cocina vi que YoonGi lidiaba con la imagen de sus trastes ya limpios y el orden exagerado en la cocina así que me debatí un par de veces en si debía decirle algo o solo salir. Mi insistencia optó por la primera opción aunque mis pies me quería llevar corriendo a la salida.

— Lo he ordenado anoche. — Claro HyeNi en esta casa solo viven dos quien más lo haría de no ser tu entrometida. — Lo siento si te ha molestado. Mi mamá ha mandado muchas guarniciones así que me pareció justo compartirlas contigo. — No mencionaba ninguna palabra hasta que llegó al frente de mi.

— No te disculpes, supongo que será difícil por un tiempo. Gracias por eso, no suelo comer comida en casa.

— Deberías, no es bueno que saltes comidas o esas cosas. Debo irme.

— Te estás yendo muy temprano.

— Haré algunas cosas, ya sabes, debo dar algunas explicaciones.

— Esta bien. Nos vemos. 

Salí de ahí al dar el último "nos vemos" y subí con DalMi quien me dirigió una mirada de odio- enojó para comenzar con el bombardeo de preguntas que no me moleste en responder porque simplemente asentía o decía que no sabía. Realmente no tenía nada que hacer, había dado el pretexto para salir antes y que él tomara el bus que correspondía para que llegara a tiempo. Me quede un rato con DalMi tomando un café y cuando llego el momento de entrar a la universidad salí de su vehículo camino a otro agotador día.

STAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora