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Ahora sólo éramos los dos personas, en ropa interior, con ganas de tocar más, de recorrer nuestras pieles, con un poco de alcohol y tabaco en la sangre, no pensando con claridad, pensando con deseo, pensaba en lo mucho que quería que mis sueños se hicieran realidad.

Estaba por pasar y nunca en mi mente me imaginé que fuera así, tan rápido, con alguien que conocía de poco, un tanto ebria, con golpes que me ha dado una chica celosa. De lo que sí estuve segura, la última vez que me cuestioné sobre mi primera vez es que quería que fuera con YoonGi, joder, lo tenía todo, me daba cuenta teniéndolo semidesnudo, con un bulto creciente rozando entre entre mis piernas, marcando un ritmo en el roce, lento y cuidadoso, besando mi cuello y recorriendo mis pechos sobre la tela del corpiño con sus manos. Su tacto era delicado, pero yo comenzaba a temblar de nervios.

— HyeNi. ¿Estas segura?

— ¿Tu lo estás?

— Solo si tú me das el permiso.

— Lo tienes. — A este paso estaba por estallar. La sensación que recorría todo mi cuerpo me gustaba, era excitante.

YoonGi bajo de a poco bajo las tiras de mi brazier, después lo desabrocho, todo con delicadeza erizando cada milímetro de mi piel, se deshizo de una prenda más, pensé, tratando de regularizar mis pensamientos y latidos, estando bajo su mirada a la tenue luz que atravesaba las cortinas, tratando de vivir el momento cuando los besos y las marcas que quedarían en un futuro y las otras cosas que no te explican en biología en noveno grado comenzaron a suceder, se deshizo de mis bragas, tiro de su bóxer después de coger un preservativo del cajón, ¿ya estaba preparado?, supongo que inconsciente mente yo también lo estaba. Porque lo deseaba.

— Seré cuidadoso, me preocupa no serlo, HyeNi, si te estoy lastimando quiero que me lo digas.

— Te lo dire YoonGi. 

— No te haré ver el cielo y las estrellas, pero sentirás cosas que nunca más vas a sentir con nadie más. — Le sonreí y volvía a besar sus labios, rojos, hinchados, cálidos y suaves.

Me deleitaba con cada roce, creo que ambos teníamos urgencia, pero YoonGi era lento, la tortura predominaba el momento, sus manos me envolvieron tomándome fuerte por la espalda para que después me deslizara sobre la cama, abrió mis piernas, rozando con la yema de sus dedos mis muslos, no me quedaba lejos, deslizaba mis manos sobre su piel pálida, sobre su abdomen, mirándole así, sobre mi, en ese estado, la piel le brillaba. Maldita sea, mordí mi labio y sonrió pícaro a mi gesto.

Todo eso se sentía tan caliente, todo era tan intimo que seguramente ya había visto lo mojada que estaba, porque ya sabía la forma en la que me tenía, y yo veía la forma en la que él estaba. Di un leve grito, más de dolor que de placer, joder aquello de que dolía era cierto, pero en cuanto el movimiento lento comenzó a ser menos doloroso quise pedir más, removiéndome, dejé de apretar con la mano en puño las sábanas, mis manos ahora recorrían su piel cálida, deteniéndose en la cadera, el ritmo comenzó a ser más fuerte.

Ahora estaba sobre el, dando pequeños brincos en círculos, su manos sobre mi cadera marcaban el ritmo, y los pequeños besos que aspiraban mi piel bajaban de mi cuello a mi pecho y volvían a subir. Lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciones agitadas, quejidos roncos que soltaba YoonGi y gritos no lo -suficientemente fuertes como para que alguien se entere de lo que sucedía- el choque de nuestra piel y la música que seguía reproduciéndose en la sala, reconocí la canción al instante "dance" de offonoff, joder eso estaba siendo como una fantasía, una buena primera vez, con alguien tan lindo y cuidadoso, con YoonGi quien se había estado apoderando de mis fantasías como si fuera una niña pasando la pubertad. Imaginaba que YoonGi pasaba lo mismo, terminado con los cuerpos sudados, sus muñecas rojas por la presión al recargarse, mis rodillas rojas por lo mismo, la piel roja de la fricción, el cansancio y una vibración viva entre mis piernas, dejó caer su cuerpo para atrás diciendo mi nombre con esa voz ronca y suave a la vez, se dejó caer atrayéndome a él, quedando juntos, envueltos en la cobija que jalo a como pudo yo sobre él, quedamos así por un tiempo que me pareció eterno, o así deseaba que fuera. Sin embargo, la ducha después del sexo me pareció necesaria, no buscaba deshacerme de esencia de los restos de nuestro momento, porque la energía de lo que acababa de suceder era algo que viviría por siempre en mi.

Iba con la cobija enrollada en el cuerpo, pero antes de abrir la puerta el me detuvo, después de tirar el preservativo y ponerse sus bóxers de vuelta, puso su mano en la manija impidiendo que la abriera.

— Consideró que sería buena idea bañarnos juntos — A caso, ¿no quiere parar? — Si lo quieres.

No hable y saque mi lado más atrevido, dejando caer la cobija que cubría mi cuerpo, entre a al baño de YoonGi, el agua calentó de apoco y la tina ya estaba casi llena. Un baño de espuma le pareció una idea increíble y a mi no me parecía que fuera de esos tipos romanticos, amarre mi cabello en un chongo mal hecho y entramos, yo antes que él, el quedo frente a mi, la playlist que se reproducía en la sala supongo que había terminado, porque yo no se escuchaba más que el sonido del agua goteando y nuestras voces hablando haciendo eco en la ducha.

La ducha con YoonGi había sido algo no normal, porque había sido mi primera vez para casi todo desde que entré al departamento del hermano de mi amiga con una botella de vodka, tomada de la mano de un peliverde que era mi roomie, quizá desde que comencé a vivir aquí.




que pornografico esto, he cambiado algunas cosillas porque me parecieron TOO MUCH!!!!!!!

STAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora