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El primer día, de indicaciones, reglas y demás se nos pasó volando, mi equipaje estaba frente a mi y tenía que arreglar mi simulación de cama en el piso, lo hice y me cambié mi ropa cómoda para dormir, cuando estaba por acostarme vi el termo que me había dado YoonGi en la mañana, así que me levante a lavarlo, si porque no lo debía entregar sucio. 

Parecía ser destino o algo así cuando al salir de los sanitarios me lo encontré en los pasillos caminando en sandalias con una polera de gorro que apenas dejaba que viera sus ojos. Nos detuvimos a medio pasillo sin decir nada, como dos tontos o como si fuera un fantasma viendo a otro fantasma.

— Tu termo. Gracias. Estuvo muy sabroso. — No sabía si aquella era la palabra correcta y me angustiaba el que la pudiera malinterpretar.

— Gracias, y-yo mismo lo prepare esta mañana.

— ¿Tu que bebías?

— Café. Café americano. 

— ¿Vas a algún lado?

— Solo caminaba, los idiotas de mi cuarto están hablando de las tipas con las que han... — No completo la frase, pero me imaginé de que se trataba.— ¿Tu hacías algo?

— No. — Acercarme a YoonGi iba a ser algo difícil y yo todavía me complicaba más. Pero pensé que todo sería cuestión de insistir rezando porque no se estresara de mi.

Como si fuera un chicle en un su zapato o dos imanes, salí a su lado del lugar en el que nos estábamos quedando que daba pinta de gimnasio de universidad, decidió que el lugar más cómodo eran las escaleras de la entrada así que lo quise comprobar y me senté a su lado. No tardo en sacar un cigarrillo y ponerlo entre sus labios para después sacar también un encendedor de color blanco.

— ¿También fumas? — Pregunto con el cigarrillo en sus labios. 

— De vez en cuando. — Que secreto más grande porque era del tipo de persona que se quejaba del desagradable aroma a cigarros pero que de vez en cuando compraba uno por separado y no en cajetilla, porque creía que si la compraba entera me volvería viciosa.

— Que hoy sea uno de esos días. — Como si hubiera sido una invitación a pecar me tendió la cajita de cigarrillos, me quedé observando y uno estaba al revés. — Es es el de la suerte. — Que cliché YoonGi. Tome uno e imite su acción pero en lugar de ofrecerme su encendedor solo me ofreció el fuego de este.

— ¿Qué tipo de chica? — Pregunté volviendo al tema en el que quedo nuestra ultima conversación. 

— ¿Lo has pensado todo el día? — Soltó una risilla.

— Pues sí, me he quedado con la intriga de que alguien como tu tenga un concepto de tipo de chica sobre mi,.

— Pues yo también, pensé en eso. Y también tengo duda, ¿alguien cómo yo?. — Eso no me lo esperaba, ¿pensaba en mi?

— Y, ¿entonces?

— Respondes con otra pregunta.

— Bueno yo pregunte primero. — Sonreía como una tonta nerviosa. 

—  Ya que insistes. Solo creo que eres un tipo no muy común, pero no rara. Eres curiosa pero tienes miedo, perfeccionista, lo deduje por el día que estuvimos en el mismo equipo, tus gustos musicales son limitados, pero buenísimos me gustan y tu letra es bonita. Quiero decir que tu aroma es único. Y lo demás no me gustaría que lo escucharas. — No tenia sentido, nada, nada lo tenía, y hablaba rápido, como si llevara prisa.

— ¿Traes algunas canciones?. — Era mi respuesta, ¿se fijaba en mis detalles? y yo soltaba una estupidez genuina. 

— Sí. — Saco el teléfono y los audífonos, no lo deje terminar su acción y le arrebate de las manos los audífonos para ponérmelos.

— Dale play alguna canción ruidosa y dilo.

— ¿Decir qué?

—Eso que o quieres que escuche. — Insistí.

Eso mismo hizo pero no esperaba que me pusiera la sexta sinfonía, casi dañando mis tímpanos por lo fuerte que estaba, aún así me volteé a mirarlo para así leer las palabras que salían de sus labios. Salió tan listo y genuino cuando pronunciaba cada palabra viniendo su boca, me reí tanto y el también lo hizo. Termine por arrancarme los audífonos.

— E insoportable. — Exhalo como si su alma le pesara.

Ah eso si soy mucho. — Admití, después de todo, no había escuchado absolutamente una mierda que no fuera su playlist de orquesta.

— Tu no. — Negó varias veces con la cabeza

— ¿SeoJin?. — Asintió. — Pero no estabas hablando de mi.

— Sí, pero también parece que vienen en combo.

— Creo que entendí esa parte.

El cigarrillo se terminó y tiempo después también nuestra charla con pequeñas recomendaciones de libros y música, fui atrevida al mostrarle también algunos de mis intentos de escritora y él terminó dándome alguna que otra de sus críticas constructivas.



















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