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Estaba en el baño de la casa del hermano de SeoJin, lugar donde había sido la fiesta, el tipo que la organizaba era SeokJin, menuda sorpresa, estaba sentada en la orilla de la tina YoonGi estaba frente a mi casi hincado desinfectando las diminutas heridas que me quedaron, había dicho en un principio que podía sola, pero él insistió diciendo que todo había sido su culpa y que además no me dejaba de sangrar la nariz, parecía regadera descompuesta.

Termino de curar los dos rasguños de mi mejilla y el rabio medio roto, me quejaba silenciosamente.

— Cuando te ayudé con el problema de tu mano casi lloras y hoy que tienes muchos raspones eres más valiente.

— La situación es diferente. — Aquella vez no lloraba de dolor físico.

Unos segundos de silencio y volvió a hablar. — Lo siento HyeNi, de verdad, ella insiste todos los días y supongo que recuerda todas mis prendas y me ha dicho que nos vio entrar.

— Puede haber muchas chaquetas cómo estás y muchos más nos vieron entrar y no me golpearon, ¿has considerado lo de denunciarla de verdad?

— Lo hay, pero seguro el prendedor de ma city nadie más lo tiene. — Mire al objeto que antes no me había puesto a analizar y me pregunté porqué ella lo sabía. — Ella nunca fue mi novia, desde un principio fue una chica problemática y si considero eso, pero lo pienso dos veces.

Le mire a los ojos y después su mejilla, tenía una leve marca roja en el pómulo, pase mi pulgar sobre el golpe. — ¿Duele?

— He recibido golpes más pesados, pero me jode más que tú estés así. — Terminó poniendo una bandita en mi rodilla y me volvió a mirar. — ¿No crees que te rompió la nariz?, levanta la cara. — Muy tarde, el papel se humedeció mucho que termine goteando sangre.

— Si lo ha hecho le romperé las piernas.

— ¡HyeNi! — La sangre comenzó a parar de poco entre las maniobras de ponerme papel y enjuagarme las manos con agua todo termino, pero nos quedamos en la misma poción de antes y comencé a pensar que era cansado para el estar medio hincado. Me miro fijamente, que me sentí incomodada.

— Me cabree mucho, no pensaba golpearla, pero de verdad tenía que defenderme.... Y... — YoonGi termino callándome, de la manera más bonita que nunca antes lo habían hecho, hace unas horas me deleitaba en sus besos estando casi sobre él, de nuevo volvía a tener sus labios pegados a los míos, me dolió un poco la herida pero le reste importancia, cuando el ritmo y los fuertes latidos de mi corazón estaban llevando todo el control.

Pego nuestras frentes y hablo como si le costara. — De verdad lo siento HyeNi.

— No pidas perdón, he sido yo quien a dado golpes también.

— Por mi culpa. 

— Básicamente porque me defendía. Pero no importa, ¿quieres ir a casa o seguir la fiesta aquí?

— Con tu estado, prefiero que vayamos a casa.

— Pero a seguir la fiesta.

— HyeNi.

— ¿Qué?, escucharemos canciones que nos gusten a los dos, bailaremos si quieres y beberemos un poco si también quieres.

— Quiero de todo, pero...

— Yo estoy bien y créeme que tener una noche fascinante es mi idea desde que me hablaste de venir, a demás los golpes y eso me importan nada, yo estoy genial, ¿tu lo estás?

— Si tu lo estás de verdad.

— Que lo estoy de verdad, vamos, hay que salir de aquí.

Pasamos de nuevo al Seven Eleven de hace unas horas atrás, la señorita que anteriormente igual nos había atendido nos miró extraño, supongo que por los golpes y porque de nuevo estábamos comparando una botella de vodka, oliendo ya a alcohol y cigarro.

— También unos de esos cigarrillos. — Le señale, mostré mi ID pagamos y salimos tomados de la mano, corriendo, el tomaba mi mano y también llevaba la botella de vodka yo corría siendo casi jalada por el en medio de la calle, era todo tan increíble que sabía que era verdad por los golpes que me ardían más que doler.

— Espero que podamos tomar un taxi.

— Un taxi a las tres de la mañana. — Le respondí.

— Puede que corramos con suerte. — Estábamos medio calados de frío temblando un poco, parados frente a un edificio con la esperanza de que un taxi nos recogiera, al paso de unos minutos, casi cuarenta, paso uno que detuvo YoonGi mientras hacía movimientos con la botella.

Al paso de casi una hora ya estábamos poniendo el pin por segunda vez porque los dedos se nos estaban congelando que no podíamos, cuando lo logramos la casa estaba un poco igual de fría, pero eso no impidió a que nos dividiríamos, para poner la música y traer algunas cobijas por si se sentía aún más frío,  me senté en la alfombra de la pequeña sala y le esperé, volvió con la botella y comenzó a beber de ella.

— Han dicho que eres un tipo medio borracho.

— Tienen mucho que no bebo en grandes cantidades. Y dicen mucho de mi, que seguro ya me han escrito una novela.

— Sí nadie más lo ha hecho yo podría hacerlo.

— Me sentiría completamente horrado.

Bien decían que los juegos que llevaban alcohol verdades y retos no llevaban a algo muy bueno, sentía el alcohol hacer efecto en mi sangre, el aroma a cigarrillos, el aroma de YoonGi, el sabor de los labios de YoonGi, el parecía estar casi en perfecto estado, como si no lleváramos casi la mitad de la botella, las cobijas estaban dobladas en algún lugar, mi cuerpo adormecido estaba sobre sus piernas, sus manos recorrían mi espalda, mis caderas mis muslos y volvía a subir a mi cuello, nuestras bocas se exploraban y mis manos jugaban con los mechones de su cabello.

Hice una pausa. — Para ser honesta desde el primer día me pareciste alguien que sabía que iba a atraerme.

— Dije algo que no me acuerdo, el primer día que también te vi.

— Joder, te vi atravesar la puerta y dije, este de pinta de trapichenate y cara de no me hablen va a venir a terminar con mi poco racionalismo, va a gustarme y me va a joder. — El no hablo, volvió a juntar nuestros labios, se levantó conmigo a horcajadas, dejándome impactada por su fuerza, estaba llevándome a su cuarto. 

Estaba consiente de todo lo que estaba pasando, el tirándome a tu cama, terminando sobre mi, subiendo la falda del vestido más arriba, comiéndome a besos, jugando con nuestras lenguas, no me quedaba atrás, tocando su piel bajo su playera, hasta que cedió a quitársela y dejarla tirada por algún rincón, mi vestido fue a quedar en la misma situación.

Le detuve por unos instantes para hablar sin claridad. — No te amo todavía, pero probablemente lo haré. Conviérteme en algo trágico, solo para ti.






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