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Viernes por la mañana, un fresco día de otoño, pero también amargo como el café que bebía, ¿por qué?, las semanas de evaluaciones habían pasado, y me he decidido saltar todo ese aburrido tramo de la universidad, porque nada interesante había pasado desde mi perspectiva. Y bueno el viaje que tanto quería evitar  ya había llegado y tres largos días fuera de casa, en el medio de la naturaleza me esperaban, el lado bueno a esto es que ciertamente quería y anhelaba salir de mi zona de confort, pero me asustaba el que no pudiera resultar bien el cambio.

YoonGi estaba ahí parado, solo cargaba con una gran mochila de color gris y miraba la pantalla de su celular, quería acercarme y decir algo como, "buenos días compañero de viaje" o "va todo bien en tu equipaje", pero todo eso sonaba patético hasta en mi mente. Así que me limité a ver los cordones de mis vans en espera de poder sentarme en mi cómodo lugar cerca de la ventanilla.

— Buenos días compañera de viaje. — No lo podía creer. YoonGi eso sonaba patético en mi mente hace unos minutos, pero porqué mis mejillas parecen traer rubor. — El frío hace que tu rostro este así de rojo...

— ¿Cuál frío? — No era el frio lo que me hacia sonrojar.

— Toma. — Me tendió uno de los dos termos que llevaba. — Es chocolate caliente. No sé si te guste lo hice esta mañana...

— Gracias YoonGi. — Mi corazón latía a mil por segundo.

La hora de subir al bus que nos llevaría a nuestro destino había llegado e hicimos fila para poder subir dejando nuestra respectivo equipaje en donde tenía que ir. Tarde en darme cuenta que mi lugar no era el que estaba del lado de la ventanilla, no quería verme mal y todo me estaba siendo difícil, pero YoonGi pareció notarlo. Cuando en silencio cambio nuestros boletos y me dio el suyo. Este chico ya vivía en mis entrañas, pero ahora estaba captando toda mi atención, todas mis preguntas eran sobre él.

La música de YoonGi se escuchaba a kilómetros, estaba segura, un rap lento pero que no decía cosas bonitas o ese tipo de cosas como cursilería. Había estado bebiendo el chocolate que me ofreció, debía cómprale una comida para la otra en agradecimiento a todo esto. Estaba impaciente y no sabía porqué. Quería interrumpir la canción que estaba escuchando y preguntarle varias cosas, pero terminaron por interrumpirme a mi.

Dos golpes en su hombro bastaron para que una mirada de enojo se me clavara hasta el alma.

— ¿Qué escuchas?

Epik High. ¿Tu qué haces?

— Me aburro.

— ¿Y me viste cara de diversión? — Auch, a caso era bipolar, hace un rato hasta creí que ya podíamos ser amigos.

— Seguiré escuchando Epik High por ti. — Para ser honesta no me crea tan atrevida para llegar al punto de tomar sus audífonos y ponérmelos -pero como lo dije, quiero un cambio aunque me asuste-, era música bastante buena, pero la mirada de él comenzaba a perforar más mi pobre alma.

— ¿Te gustó?

— Epik High son buenos en lo que hacen. Los he escuchado antes pero prefiero escuchar algo como esto... un día como hoy.

Ponerle mis audífonos fue quizá lo más patético que puede hacer pero no importaba, probablemente después me arrepentiría mucho, o quizá no, porque había permitido que me acercará a él. Love ya! de HYUKOH comenzó a reproducirse. Y él prestaba atención a cada sonido o eso parecía cuando se acomodó en su lugar cerrando los ojos, no lo quería interrumpir.

No lo interrumpí como por media hora, el reflejo del sol pegaba en su rostro, y su chamarra negra de mezclilla ahora estaba abierta dejando ver su playera blanca y los collares que colgaban de su cuello, eran sólo dos, uno con bolitas de colores y una cadena con la púa que buscaba el primer día que lo vi pensando que por su apariencia pertenecía a una banda, tenía algo grabado en ella al ser de metal, pero me fue imposible ver que era.

Estaba tan cerca de él, que lo podría mal interpretar sí abría los ojos en cualquier momento, por lo que me aleje y despertó casi en seguida.

— Deducía que eras ese tipo de chica. — Hablaba ronco, despacio y casi en susurro con ese acento pesado.

— ¿Qu-qué tipo de chica? — A caso me había pillado tan cerca. ¿Pensará que soy extraña?.

— Uno que me invente mentalmente el primer día que te vi. — ¿No ahora?

— ¿Co-cómo?

— Tenemos que bajar. — Señaló, todos estaban terminando de bajar ya y no me había percatado.

Teníamos que hacerlo pero, ¿soy un tipo de chica?. SeoJin y su chicle TaeHyung me alcanzaron en el camino y los comentarios sobre mi compañero de viaje no faltaron, pues de vez en cuando hablaban de él y  cosas personales que suponía le inventaban porque YoonGi casi nunca. hablaba sobre su vida.

— Te ganaste su confianza. — Afirmo SeoJin. — Pude verlo, pude ver como ya no es indiferente contigo como con todos los demás, sonrió cuando bajaba detrás de ti, pero a apenas pude notarlo, porque en cuanto me vio su rostro serio resurgió de las tinieblas. — Era una broma, ella estaba exagerando.

— Espera, me estás diciendo que nuestra pequeña Nini se ganó la confianza del tío de la esquina, de ese que es sub- consejero de la clase 2AP de arquitectura.

— Comparten el delirio, fue algo de nada. — Pero, contarles a detalle mi tiempo a lado de YoonGi fue lo peor que pude hacer estando a metros de él.

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