Capítulo 28

22 1 0
                                    

Los días posteriores a navidad, pasaron casi como un sueño. Garrett y yo dormimos la mayor parte del día, sólo despertábamos para comer, tomar baños juntos y hacer el amor.

Maravilloso.

Garrett había salido un momento de la habitación, mientras yo todavía seguía bajo los efectos del más mágico, increíble y asombroso orgasmo de mi vida. Con una sonrisa boba en el rostro, me estiré a lo largo y ancho de la cama, bostezando en el proceso. Me dolía todo el cuerpo, pero era un dolor... placentero.

Solté una pequeña risita, recordando todo lo que habíamos hecho los últimos días, inconscientemente tocando el precioso collar que me había regalado. Estaba obviamente desnuda, pero el collar se sentía acogedor, casi como una manta, arropándome.

Creo que debería perdonarlo, quiero hacerlo.

Empecé a meditar mis opciones, no podía seguir enojada con él, no después de todo lo que habíamos pasado juntos. Tal vez Francia es una ex novia que vive lejísimos, su mejor amiga, o hasta podría ser su prima... casi no sé nada acerca de él, de su vida. De hecho, no sé lo suficiente como para poder tener una opinión clara.

Quizá exageré un poquito las cosas.

Con eso en mente, poco a poco mi cuerpo fue soltando todo el estrés que había acumulado las semanas pasadas. Empezando a sentirme nuevamente como yo, más ligera, más feliz.

Garrett se estaba tardando más de lo normal, pues, me había prometido un octavo, ¿o era noveno?, round de sexo salvaje y sudoroso; sus palabras, no las mías, y es que, de sólo recordarlas, un enorme escalofrío me recorría el cuerpo entero.

Estuve unos minutos sopesando la idea de levantarme e ir a buscarlo, empezaba a hacer frío, pero la verdad era que lo extrañaba, el frío no era nada, no importaba; tenerlo cerca es lo que necesitaba, lo que mi cuerpo pedía a gritos.

Todavía sonriendo, me levanté de la mullida cama, envolviéndome con la sábana y fui a buscarlo para traerlo de regreso conmigo. Mientras en mi mente, ideaba un diabólico plan.

Iría cautelosamente, y lo sorprendería quitándome la sábana, quedando desnuda al instante, caía porque caía...

Tratando de no reír, caminé lo más silencioso que pude, tapándome la boca con las manos, ya quería ver la expresión en su rostro.

─Sí, yo también quiero verte─

─Ajá.... sí, sí─

─Ya sabes que siempre serás bienvenida─

─Estoy contando las horas─

Garrett estaba en el teléfono, tal vez era algún familiar, pues caminaba de un lado a otro, inquieto. Inconscientemente empecé a dar marcha atrás, pues era una conversación privada, una conversación que al parecer, estaba tomando demasiado tiempo, y no quería molestarlo.

Di media vuelta para irme de regreso a nuestra habitación y esperarlo acostada, cuando de pronto, lo dijo, ese nombre...

─Sí Francia, claro que te extraño─

Empecé a respirar entrecortadamente, mi mundo cayéndose a pedazos, y yo no podía hacer nada al respecto.

Mi mente no era capaz de creer que estuviera pasando esto nuevamente. No se sentía como la primera vez, ahora era peor, es decir, cuando leí los mensajes de texto, quería desaparecer, arrancarme el corazón y no volver a sentir nada, nunca más.

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora