Capítulo 16

29 3 4
                                    

Llegamos a casa en 10 minutos, los 10 minutos más largos de mi vida. Dentro del auto, el silencio nos envolvía, asfixiante. Nadie hablaba pero aun así, el ruido entre nosotros era insoportable.

¿Qué he hecho?, pensaba una y otra vez.

─Garrett...─ empecé a decir, pero a él no parecía importarle.

─Silencio─ fue la única palabra que salió de sus labios.

Ya no podía estar un segundo más cerca de él, su frialdad me estaba rompiendo en mil pedazos, necesitaba un momento a solas, necesitaba recuperar la compostura.

En cuanto el motor del carro se apagó, no lo dude ni un segundo, abrí la puerta y me bajé lo más rápido que mis piernas temblorosas me lo permitieron y sólo corrí hacia el baño, tenía que poner distancia entre él y mi corazón.

Sus ojos, siempre tan cálidos, tan llenos de vida, ahora se encontraban fríos y sin una pizca de emoción. No soporto verlo así, prefiero mil veces al Garrett enojado, al mandón que me dice que hacer, que me ayuda a expresar lo que pienso, lo que siento... al que me abraza cuando el miedo se apodera de mí.

Las lágrimas no derramadas empiezan a hacer presión tras mis párpados, no quiero llorar. Una mezcla de tristeza y enojo comienza a apoderarse de mí, me duele ver a Garrett de esta manera, pero por otra parte, yo sólo quería trabajar. Tener algo más que hacer que estar esperándolo a que decida venir y jugar conmigo cuando se le antoje.

Con ese pensamiento en mente, me armo un poquito de valor y decido salir, lista para enfrentar lo que sea, sólo... no lo mires a los ojos.

─Danielle...─ dice mi nombre, casi en un susurro, tan bajo, que temo haberlo imaginado. Mis ojos siguen mirando el suelo, sé que no debería sentirme así, pero... no puedo evitarlo.

Estoy molesta con él, pero también lo extraño.

Su risa, como brillan sus ojos cuando sonríe, la fuerza de sus brazos, el latir de su corazón cuando me recuesto en su pecho; me encanta como me mira, como me toca, como me hace sentir tan especial, tan deseada con una sola mirada.

¡Alto!, deja de pensar en eso.

─Garrett, tienes que entender, necesito hacer... algo más con mi vida─ digo enfocada en las líneas que forman las baldosas del suelo, como si fueran lo más interesante del mundo.

─Al menos ten la decencia de mirarme a la cara cuando estamos hablando─ trato de hacerlo, levanto la vista pero lo que veo, hace que mi corazón se estruje. Sus ojos están tan vacíos...

No puedo hacerlo, así que continuo con mi explicación, con la vista baja.

─No quiero quedarme aquí todo el día esperando tu regreso, como una... una necesitada, desesperada─ su mano se acerca, y siento como pone un mechón de cabello detrás de mi oreja, sólo para después agarrar mi barbilla y obligarme a mirarlo.

─No has entendido nada, ¡aquí puedes hacer todo lo que quieras! ¿Quieres ir de compras?, ¡hazlo!, ¿quieres salir a caminar?, ¡claro que puedes!─ cada palabra saliendo más fuerte que la anterior. ─Pero no sólo me has desobedecido, has cuestionado mi capacidad para mantenerte, ¿no lo ves?, llenarte de regalos me hace feliz, puedo y quiero darte todo lo que tu desees, y no sólo en la cama─ exclama, las últimas palabras causándome un leve estremecimiento.

─Garrett, el que no entiende nada eres tú. No puedo permitirlo, no soy una prostituta─

─Jamás creí que lo fueras...─ dice soltándome, bajando la mano en un puño ─pero sí eso crees que eres para mí, tal vez no deberías dormir en mi habitación, en mi cama, junto a mí─ es todo lo que sale de su boca, nada más, nada menos, simplemente da media vuelta, alejándose.

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora