Capítulo 13

42 2 0
                                    

Nos encontrábamos en el cuartito más pintoresco que jamás haya visto, tenía varios focos colgando de manera elegante, había pinturas, pinceles, lienzos, pero lo más importante, sólo había un lugar para trabajar con la cerámica.

Uhm, probablemente Garrett no quiere hacer nada de manualidades, solamente me trajo para distraer mi mente.

Error.

El tomó asiento, se enrolló las mangas de su camisa hasta los codos, y con la simple mirada me ordenó sentarme entre sus piernas. Tomó un pequeño control, y la canción Unchained Melody de los Righteous Brothers, empezó a flotar en el ambiente.

Solté una risita, todo esto me parecía tierno a la par de divertido, porque literal, quería recrear la escena de la película Ghost, con Demi Moore y Patrick Swayze.

─Vaya Garrett, quien lo diría, eres una caja llena de sorpresas─ digo y él sólo me sonríe.

─Venga, cielo. Hagamos arte─

Me siento entre sus piernas, y un escalofrío se apodera de mi cuerpo. Aún se encontraba en un estado de alerta máxima y cualquier toque o roce, me mandaba a volar.

Sólo que ahora, sí bien, la necesidad aún se encontraba latente en mi ser, ésta se había alojado en un lugar inconsciente, como un zumbido lejano, estaba ahí pero ahora formaba parte de mí. La presión acumulada entre mis piernas continuaba allí, pero se había fusionado con el ritmo en que mi corazón latía.

Garrett toma mis manos, y entonces enciende con su pie el plato giratorio donde en él, se encontraba la arcilla en forma de una pasta espesa de color café claro.

Entrelaza sus dedos con los míos mientras empieza a cantar suave y melódicamente en mi oído.

Wow, si que sabe cantar. Y muuuuuy bien.

─¿Dónde aprendiste a cantar así?─ pregunto, pues de verdad, su gran talento me agarró por sorpresa.

─No es nada, simplemente tengo buena voz─ dice restándole importancia, y de repente un sentimiento de inquietud se instala en mi pecho, siento que no me está contando toda la verdad, pero lo dejo pasar, nada puede arruinar este momento.

─Muy bien, Dany. Un poco más a la izquierda... no... presiona más fuerte─ dice mientras le damos forma a la pequeña cosa grumosa.

─Ok, G─ digo sin reparar en lo que salió de mi boca

─¿Cómo me dijiste?─ ¡Ay Dios mío!, su tono de voz había descendido una octava, empleando ese tono tan dominante que me hacía temblar.

─Perdón, Garrett─ vaya, cada vez era más fácil decirlo...

─No te preocupes cielo, me gustó. Pero sólo puedes llamarme así fuera del dormitorio, ¿de acuerdo?─

─Claro, G...─ digo mientras me recuesto en su pecho.

Mis manos ya no me pertenecen, él las guía con las suyas, moldeando, presionando, transformando.

La canción al parecer estaba en replay, porque no dejaba de reproducirse, el suave sonido envolviéndonos en un ambiente tranquilo, calmado, podría decir que hasta romántico.

Juntos creamos un hermoso florero, debo decir que superé mis expectativas, jamás había hecho algo así, bueno, además de que tenía que darle crédito a Garrett, prácticamente él había hecho todo el trabajo. Él había sido mis manos, mis ojos, pero bueno, yo también ayudé y eso es lo que cuenta.

Yo todavía seguía recostada en su pecho, con las manos sucias pero no me importaba, escuchar su corazón y estar así con él, minimizaba todo lo demás a mi alrededor.

Todo el estrés del día empezaba a posarse sobre mí, mis párpados se sentían pesados y un gran bostezo escapó de mis labios.

─Ah princesa, ¿tienes sueño?─

─Sí, un poco...─

─Hmm, es una lástima. Sólo por curiosidad, ¿me podrías dar la hora?─

¿La hora?, ¿para que quería saber la hora?, ¿acaso tenía que irse?, ¿me va a dejar aquí?, los pensamientos se amontonaban en mi mente, uno detrás de otro.

Estar entre dormida y despierta hizo que no fuera consciente de que había oscurecido hace bastante tiempo. Según mis cálculos mentales, deben de ser como las 8:00 pm, pero bueno, si Garrett tiene que irse, yo no puedo mantenerlo aquí conmigo en contra de su voluntad.

─Las 12:05 am─ digo todavía sin procesar lo que está pasando.

En un abrir y cerrar de ojos, Garrett me toma por la cintura y me quita de su regazo, pone una mano en mi espalda, inclinándome hasta que mi mejilla toca la mesa, y con las manos llenas de arcilla empieza a levantar mi falda y a bajar mi ropa interior.

─¿Recuerdas cuando te dije que no siempre iba a ser lento y delicado?, bueno cielo, ha llegado el momento, prepárate─

¡No puede ser!, ¡ya pasó un día! El conocimiento llega a mi como fuegos artificiales, explotando en mi cerebro.

─¡Si Garrett, siiiiiiiii!─ grito mientras siento como de un solo empuje se instala profundamente dentro de mí.

─Toda la tensión que has acumulado a lo largo del día, hará que este orgasmo sea exquisitamente explosivo, cariño. Tómalo como una recompensa por haber sido buena chica─

Pequeños estallidos empiezan a producirse en mi centro, y aquel leve zumbido en el que se había convertido la necesidad, regresa en forma de algo más poderoso, más potente, agresivo, abrasivo, y todos los adjetivos que se le parezcan.

Estoy al borde, a punto de correrme. Las embestidas de Garrett son intensas, cada una mandándome más y más alto, el filo de la mesa se me encaja en el abdomen, pero no me importa, al contrario, ese extra de dolor sólo hace que sienta más placer.

Ambos estamos sudando, jadeando en busca de aire, sus empujes continúan cada vez más fuertes, todo en mí se contrae, mi respiración se detiene.

Tan cerca...

Y entonces Garrett me da un azote, lo suficientemente fuerte como para dejar marca, justo lo que necesitaba.

─SIIIIIIIII, GA...RR...ETT─ es el placer más sofocante que he sentido en toda mi vida, mi sexo comienza a convulsionar, luces de colores aparecen detrás de mis párpados y mis piernas se vuelven de gelatina, corrección, toda yo me vuelvo de gelatina. Lo bueno es que la mesa está soportando todo mi peso, si no, fácilmente hubiese terminado en el piso.

A mis espaldas escucho como Garrett llega a la liberación, él también se había estado conteniendo a lo largo del día, además, escucharlo de esa manera, tan primitiva, tan gutural, me trastorna, enviándome a unas profundidades celestiales.

Cae encima de mí, ambos sostenidos por la mesa, sólo hasta que nuestras respiraciones se tranquilicen, y podamos volver a la normalidad; todo esto mientras Garrett traza el relieve de mi rostro con su dedo, empezando por mis ojos, bajando por mi nariz, mis labios... una y otra vez, el mismo recorrido.

Después de un rato, él se levanta y limpia el desorden que hemos producido. Acomoda su ropa y luego acomoda la mía. Mis piernas aún no me responden y se lo hago saber, él sólo sonríe y me toma en brazos.

Dentro del cuarto se hallaban dos puertas más. Como puede, Garrett abre la puerta más cercana y dentro se encuentra una pequeña habitación, bueno, sólo era una cama y un ropero, pero eso era suficiente para mí.

Me deposita sobre esta y del ropero saca una enorme cobija, la extiende sobre mi cuerpo y procede a acostarse a un lado mío, quedándonos ambos dormidos en un instante.

Dulces sueños para mí.

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora