Capítulo 23

21 2 0
                                    

Supe el momento exacto en el que Garrett se quedó profundamente dormido pues su respiración cambiaba, volviéndose uniforme, tan tranquila, al punto de parecerme tan relajante que me ayudaba a conciliar el sueño, bueno, al menos eso era antes.

Ahora, nada podía apaciguar la agonía que crecía en mi interior. Sabía que tenía que irme, pero no quería. No podía imaginarme una vida sin él.

Mi yo racional, me rogaba por irnos, dejar todo esto atrás y volver a mi vida anterior, mi vida normal; pero... no quiero dejar a Garrett. Me sentía tan perdida si no estaba a mi lado.

¡ARRRGSSS!

La frustración mezclándose con la tristeza no me dejaba dormir, ¿quién era Francia?, ¿su novia?, peor aún, ¿su esposa?, es decir, si fuera su esposa, estaría con ella, ¿no?, siendo tan controlador.

Miles de escenarios cruzan por mi mente, ¿cuándo habrá sucedido su noche espectacular?, ¿por qué fue tan espectacular?, trato de hacer memoria, recordar que noches Garrett estuvo fuera, pero sólo se me ocurre una, el día en que discutimos.

Ese hecho sólo hace que mi corazón se rompa un poquito más, en mil pedacitos, como si eso fuera posible. Sí sigo así, el pobre quedará hecho añicos.

Continúo acostada boca arriba, tratando de mantener la distancia entre él y yo, física y emocionalmente; porque sé que en cuanto caiga dormida, inconscientemente, mi cuerpo buscará su calor, lo sé, siempre amanezco entre sus brazos, en su pecho.

Las lágrimas nuevamente aparecen tras mis párpados, mojando mis mejillas; estoy tan cansada, pero no puedo dormir... simplemente no puedo.

Los recuerdos llegan a mí, reproduciéndose como una película vieja y desgastada, lentamente, fragmento tras fragmento, momentos inolvidables. Puedo sentir el sol en mi rostro, escuchar nuestras risas a lo lejos, suspiros de placer, de dolor

Tengo miedo que mis leves estremecimientos vayan a alertar a Garrett de que sigo despierta, de que estoy llorando. Así que, con cuidado me levanto, tomando mi albornoz del respaldo de la silla, y me dirijo a la cocina.

─¿Danielle?─ escucho a Garrett pronunciar mi nombre, mi corazón traicionero, emocionándose, brincando de alegría, y lo único que hizo fue decir mi nombre, ¡ayuda Dios!

─¿Si...?─ contesto mientras le doy la espalda, mis manos tocando el marco de la puerta; apenas he puesto un pie fuera del cuarto y ya quiero volver a la cama, pero me contengo... necesito alejarme de él, al menos por un momento.

─¿Qué sucede, cariño?, regresa a la cama, ahora─ sabía que la orden iba implícita en esa amable oración, pero sí regresaba, me iba a romper, enfrente de él... y ya había tenido suficiente.

¡¿Qué sucede?!, ¡¿QUÉ SUCEDE?!, se daba el lujo de preguntar.

Respirando una, dos, mil veces, traté de ocultar el hecho de que había estado inquieta la mayor parte de la noche, así que, como pude contesté.

─No me siento bien, me duele un poco la cabeza. Voy por un vaso de agua y una aspirina─

─Déjame te acom...─

─¡No!─ lo interrumpí, lo último que quería era que se levantara y prendiera la luz. Es demasiado perceptivo y en cuestión de segundos, con sólo observarme, sabría que algo andaba mal.

─Es decir, no te levantes, sé dónde están las pastillas, no te preocupes, es sólo un dolor de cabeza─ tú eres mi dolor de cabeza...

─Pero quiero hacerlo, Dany. Me preocupas─ ¡por favor, ya cállate!

─De verdad, no es necesario...─ ¡déjame ir!

─Si tú lo dices... sólo no te tardes, te necesito, me acostumbré a tenerte a mi lado y sin ti no puedo dormir, cielo─ sus palabras me afectan más de lo que me gustaría admitir.

Reconozco que le he dado a Garrett demasiado poder sobre mí, es decir, antes no me importaba que hiciera conmigo lo que quisiera, era feliz teniéndolo sólo para mí. Me hacía sentir especial, importante, deseada, pero ahora... ahora sólo me siento una más del montón, una más en su lista, una muesca más en su cabecera.

No era mentira que me dolía la cabeza, así que en cuanto llegué a la cocina y me tomé las pastillas, mi cuerpo empezó a sentirse un poquito mejor, sólo un poco pero no lo suficiente.

Estuve unos minutos sopesando entre regresar a la cama con Garrett o irme a la otra habitación, pero sí lo hacía, sabría que algo no estaba bien. Es decir, ya nada estaba bien, pero no quería que él lo supiera, que él se diera cuenta.

Admito que soy una tonta, debí de haberlo confrontado, preguntarle quien era esa Francia y terminar con esto de una buen vez, pero ese era el problema, no quiero que esto se termine.

Sentada en el taburete, los brazos cruzados y reposando en ellos mi cabeza, empecé a sopesar mis posibilidades.

Mi corazón no aguantaría otra situación como esta, tenía toda mi fe puesta en Garrett, en mí, en nosotros. Pero nada nunca pasa como uno quiere...

Aunque, eso no significaba que todo tenga que terminar aquí y ahora.

Había leído hace tiempo que llorar es bueno para el alma, y sí que lo es, sí mal no recuerdo, la frase decía algo como "llora todo lo que quieras, pero asegúrate que cuando acabes de llorar, nunca volverás a llorar por la misma razón", palabras más, palabras menos.

El punto es que, esta noche, será la última vez que llore por él, me demostró con acciones que lo nuestro no significa nada, que no tenemos un futuro juntos, y está bien, nadie está obligado a amarme.

Nos divertimos juntos, de eso no cabe duda, he aprendido muchísimo a su lado, y a decir verdad, me gustaría seguir aprendiendo y explorando, conocer nuevas cosas, conocerme a mí misma.

Pero si él no me es fiel, entonces yo tampoco tengo porque serle. Y pensándolo bien, Connor es guapo y amable...

Eso no significa que mañana mismo me acostaré con Connor, claramente no siento lo mismo por él que lo que siento por Garrett, a veces me preocupa que me haya arruinado para los demás hombres de este mundo, pero aun así, sería agradable tener a alguien con quien platicar, salir al cine, a cenar, a bailar, hacer cosas normales, y Connor parece muy normal.

Aburrido, querrás decir, susurra una voz en mi interior, pero la acallo, esa misma voz es la que me ha metido en infinidad de problemas.

Limpiando las últimas lágrimas de mi rostro, termino el vaso de agua y me dirijo a la habitación, esperando que Garrett se haya vuelto a dormir.

Entro a la habitación, poniendo mi mejor cara, fingiendo que todo está perfecto. Me recuesto a su lado, manteniendo la misma distancia, pero, es inútil, siento como me abraza, juntando nuestros cuerpos.

El sentimiento de traición envolviéndome, quemándome, pero lo ignoro. Si debo ocultar mis sentimientos, bien, lo haré. Haré todo lo necesario para disfrutar mí tiempo con Garrett y no morir en el intento.

Este es un juego que los dos podemos jugar, he aprendido del mejor. La nueva versión de mí misma acaba de llegar, Danielle 2.0, preparada y lista para todo, y todos. 

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora