Capítulo 20

29 2 0
                                    

No sé en que momento me quedé dormida, lo que sí sé, es que despertar en sus brazos, es la mejor sensación del mundo. Jamás me cansaré de ello.

Todavía seguíamos en la pequeña silla, yo sobre sus piernas, él acariciando mi cabello con sus largos y preciosos dedos, dedos que habían estado dentro de mí, pienso y me ruborizo, esperando que Garrett no lo note.

─Hola princesa─ dice mientras con su pulgar, limpia un poco el rímel que se ha corrido.

En esta posición, la luz del sol entraba por la ventana, acariciándonos sutilmente. Bajo los rayos del sol, los ojos de Garrett brillaban de una manera tan extraordinaria, que mi corazón se detuvo por un momento al mirarlo. Pequeños destellos dorados apareciendo, casi como estrellas fugaces.

Sin pensarlo, subí mi mano hasta tocar su mejilla, tan suave... tan cálida. Él posó su mano sobre la mía, y yo esperé, conteniendo la respiración, a que quitara mi mano de ahí, pero no lo hizo. Sostuvo su mano contra la mía, nuestros dedos entrelazándose.

El momento era mágico, casi celestial.

Nos quedamos un tiempo así, mirándonos directamente a los ojos, hablando sin palabras, comunicándonos únicamente con nuestras miradas.

─Danielle, yo...─ empezó a decir, pero se detuvo, rompiendo el hechizo que nos rodeaba.

Me levanté de su regazo sin decir ni una palabra, y me dirigí hacia el diminuto cuarto de baño, necesitaba poner un poco de distancia entre los dos, lo necesitábamos.

La imagen que me regresaba el espejo me sorprendió un poco, mis ojos estaban rojos, mis labios hinchados y mi cabello era un desastre, pero aun así, mi piel tenía un brillo indescriptible, tan luminoso. Además, no podía dejar de sonreír, independientemente de todo, me encontraba en un lugar de paz, de plenitud absoluta.

Como pude, traté de arreglar mi cabello y mi maquillaje, pero era imposible, los sucesos del día estaban plasmados por todo mi cuerpo, y sí soy honesta, no me sentía en condiciones para ir de compras con Garrett.

Con eso en mente, salgo de baño y me dirijo hacia donde estaba él; me estaba esperando en la puerta con nuestras cosas en mano, listo para irnos.

Pongo una mano sobre su hombro, llamando su atención, él sólo se limita a levantar una ceja, esperando a que hable.

─Uhmm, ¿no podríamos ir mañana de compras?, o sea mírame... se me van a quedar viendo─ digo bajando la vista, aún y después de todo lo que hemos pasado juntos, todavía me ponía nerviosa tener su total y completa atención.

─Cariño, ¿quién habló acerca de salir?, las compras las haremos en casa. Andando, nos están esperando─

Quería preguntarle quién nos estaba esperando, pero no me atreví.

Juntos de la mano, salimos de la tienda y nos subimos a su auto. Solté una risita, pues el mío aún seguía estacionado afuera, justo donde lo dejé la primera vez que entré a este lugar.

De camino a casa, ambos íbamos sumergidos en nuestros pensamientos, todavía me encontraba un poco nerviosa, no sabía que esperar al llegar.

¡¿Quién nos estaba esperando?!

La duda me duró muy poco, justo en la entrada de la granja, había una enorme fila de carros, camionetas; todas y cada una de ellas con logos de marcas de ropa, importantísimas.

¿Esto era para mí?

Llegamos a la puerta principal y nos bajamos, bueno, Garrett tuvo que ayudarme, las piernas no me respondían, ¿qué estaba pasando?, la emoción y excitación apoderándose de mí.

Él me condujo a nuestra habitación, y lo que ahí nos esperaba, era mil veces más impactante que lo que había visto afuera y en la sala de estar. Decenas y decenas de estantes con accesorios, maquillaje, perfumes.

Percheros atestados de vestidos, blusas, pantalones, faldas... no faltaba absolutamente nada, todo en lo que podía pensar, se encontraba en esta habitación.

Seguí inspeccionando cada estante, cada perchero, tocando todo con delicadeza, como si de un momento a otro fuera a desaparecer.

Cuando llegué a la "sección" de ropa interior, mi respiración se quedó atascada en mis pulmones, había todo tipo de lencería, desde conjuntos virginales, blancos con colores pasteles, encaje, adornados con moños y lazos, hasta otros más... intensos; algunos sólo eran pequeñas tiras de elástico, sin nada más que cubriera ciertas partes, a otros les "faltaba" material en la entrepierna, eran perversos, eróticos. Y el simple hecho de imaginarme usándolos, provocó que un escalofrío subiera por mi columna.

Volteé a ver a Garrett, sólo para descubrir que mantenía su mirada fija en mí, analizando mi reacción sobre la ropa interior. ¿Esperaba que yo usara esto? En sus sueños...

Esto no era lo que yo esperaba, es decir, obviamente me fascinaba todo lo que había en esta habitación, pero mi idea de ir de compras consistía en comprar uno o dos pantalones, un vestido y si había oferta, dos o tres blusas. Nunca he sido una gran compradora...

Mis ojos viajaban de aquí a allá, no sabía ni por dónde empezar. ¿Por los vestidos, las faldas, las blusas, los zapatos? Garrett se sentó en la cama mientras me observaba, divertido. Mi desasosiego le parecía entretenido.

Me decido de una vez por todas, comenzando con los vestidos, los diseños son increíbles, largos, cortos, asimétricos... la tela es suave al tacto y los colores son divinos. Me sorprende que Garrett se haya fijado en mis colores favoritos, mi estilo, mi talla.

Me río internamente, tonta, es de Garrett de quien estoy hablando, el señor "tengo todo bajo control", claramente sabía todo acerca de mí. Y el hecho de advertir eso, hizo que un agradable calor se instalara en mi interior.

Tomo un vestido del perchero más cercano, es absolutamente precioso, rojo, muy al estilo Julia Roberts en Pretty Woman. Trato de buscar la etiqueta para ver el precio, pues aunque no vaya a pagarlo yo, tampoco quiero excederme.

Le doy mil vueltas al vestido, pero nada, no hay etiqueta. Estaba tan concentrada buscando el precio, que no sentí cuando Garrett se colocó detrás mío, sus labios cerca de mi oído, susurrando las siguientes palabras.

─Ah Dany, siempre tan predecible. Sabía que si les dejaba el precio, no ibas a querer nada. Cariño, entiende que esto es un regalo... para mí. Voy a disfrutar mientras te quito todo lo que se interponga entre tu pequeño cuerpo y mis manos, mis labios

─Pero Garrett...─ no puedo simplemente tomar todo lo que me guste, ¿qué tal si después no lo puede pagar?, pienso pero no se lo digo, pues temo ofenderlo.

─¿Acaso dijiste pero?─ ¡ay no!, no otra vez

Te di la oportunidad de hacerlo a tu manera, cielo, pero al parecer te gusta más hacer las cosas a mí manera─ musita mientras coloca sus manos en mis hombros, retirando delicadamente los tirantes del vestido blanco que estaba usando, dejándolo caer a mis pies, quedándome en ropa interior.

─Te veo demasiado indecisa, para ayudarte, vas a probarte y modelar para mí TODO lo que ves aquí; yo te diré si me gusta o no. Empezaremos con...─ que no diga la ropa interior, que no lo diga ─la ropa interior─ ¡ah, maldición!

Aquí vamos de nuevo.

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora