Capítulo 7

30 1 0
                                    

Salimos aún tomados de la mano, el sol acariciando mi rostro, pensando en sí alguna vez me había sentido tan feliz como en este momento.

Garrett me conduce a través del hermoso paisaje, honestamente, cualquier lugar sería perfecto para tener nuestro picnic, pero a como es él, seguramente ya habrá elegido el sitio.

No creí que caminaríamos tanto, afortunadamente Garrett había elegido unos zapatos cómodos, además de que él iba cargando la cesta, con todo lo necesario.

Así estuvimos unos 15 minutos, aproximadamente; de vez en cuando, él volteaba, me sonreía y besaba mi mano, haciéndome sentir como una princesa en un cuento de hadas.

El pensamiento negativo llegó de pronto a mí, ¿qué pasará cuando tenga que irme?, pero no, nada iba a arruinar este momento, y así como el pensamiento llegó, lo deseché.

Nos dirigimos al viñedo, y entramos a través de un pequeño camino que alguien apenas acababa de hacer, se notaba porque aún seguía la hierba fresca, pisada, pero aún fresca.

¡Dios mío!, ¿en qué momento Garrett hizo todo esto?

Llegando al lugar, él se dispuso a extender la manta de cuadros rojo con blanco, todo un cliché. Sonrió pensando en eso, y él me sonríe de vuelta, al parecer piensa lo mismo que yo.

Los días que he estado aquí, no he sido consciente de la hora, ni la fecha. Es un sentimiento bastante tranquilizador, pues no tengo que preocuparme por nada. Por eso mismo, había ignorado el tiempo desde la última vez que comí, sin embargo, curiosamente me encontraba nuevamente hambrienta.

Sentados en la manta, Garrett comienza a sacar la comida que él mismo había preparado.

─Cielo, no conozco tus comidas favoritas... aún, sin embargo, es algo que vamos a ir aprendiendo uno del otro, juntos. Mientras tanto, permíteme alimentarte con lo que he traído─

Dice mientras procede a sacar un plato con queso y carnes frías, uvas, panecillos y obviamente... vino.

Todo se ve exquisito, así que decido tomar un pequeño pedazo de queso, pero sus ojos, entrecerrados me hacen pensarlo dos veces, así que lo dejo en su lugar; él asiente en aprobación.

Hace que me recueste con la cabeza en su regazo, y procede a alimentarme, pequeños bocados. A veces, intercalando con pequeños besos. Mientras tanto, sus dedos juegan con mi cabello, haciéndome sentir como su pequeña niña.

Nos encontramos así por un buen rato, hasta que empieza a hacerse tarde. A decir verdad, ver el atardecer junto a Garrett sólo hace que este picnic sea más perfecto, como si eso fuera posible, digo para mis adentros.

Levanta con suavidad mi cabeza de su regazo, sólo para recostarse a un lado mío, y así mirar juntos los maravillosos colores que se apoderan de cielo. Nos quedamos así unos minutos más, yo acurrucada en su pecho.

El comienza entonces a depositar ligeros besos por todo mi rostro, mis mejillas, bajando por mi cuello, en mi clavícula, y es entonces cuando susurra suavemente.

─La noche anterior, los dos necesitábamos liberar la tensión que habíamos acumulado a lo largo del día. Te deseaba y anhelaba llevarte al éxtasis. Casi tanto como tu ansiabas mi toque─ dice mientras coloca un dedo sobre mis labios.

─Y no trates de negarlo, cielo, tu cuerpo expresa lo que con palabras tú no puedes. Justo como ahora...─

Garrett estaba en lo cierto, lo deseaba, quería más, ansiaba más. Lo de anoche sólo había hecho que descubriera un nuevo mundo de sensaciones, y aún no estaba satisfecha, sabía que aún faltaba más por sentir, vivir.

Lentamente comienza a levantar mi blusa, y yo, complacientemente lo dejo, los besos continúan, sobre mi cuello, bajando hacia mis pechos.

En un movimiento rápido, desabrocha mi sujetador, haciendo que mis pechos queden libres y dispuestos para su disfrute. Los toma entre sus manos, y empieza a masajearlos.

Pero esta vez es diferente, la urgencia de anoche había desaparecido, ahora es más delicado, más gentil. Pero eso no quita el hecho de que sólo con su toque, ya sea rudo o no, hace que mi interior tiemble y se humedezca. Sus besos y su toque comienzan a excitarme, quiero más.

─Garrett, por favor, te necesito─ digo y el parece ignorarme

─Todo a su tiempo, cariño. Recuerda, cuando yo quiera, como yo quiera─ dice y prosigue acariciando mis pezones.

Me sorprende cuando de repente toma uno entre sus labios, succionando fuertemente, mandando descargas eléctricas hacia la unión entre mis piernas.

Y así con el otro, lamiendo, succionando, jugando con ellos a su antojo, da un mordisco y suelto un gritito. Haciendo que él suelte una risita, sádico. Digo para mis adentros, pero la verdad es que me gusta.

Sus manos bajan por mis caderas y llegan al borde de mis jeans; con talentosas manos procede a desabrocharlos y a bajarlos, con todo y ropa interior. Afortunadamente la manta es lo suficientemente grande, no quiero terminar con pasto en lugares donde indebidos...

Me siento demasiado expuesta, pues él aún seguía totalmente vestido. Se dirige a la cesta, y no sé es lo que está buscando, ¿va a comer, en este mismo momento? Mi queja se detiene apenas lo veo tomar un hielo de la cubeta donde se encuentra la botella de vino, lo piensa dos veces y vuelve a depositar el hielo en la cubeta, sólo para tomar TODA LA CUBETA.

Sabe que lo estoy viendo, y un brillo de diversión aparece en sus ojos. Procede a desatar el pañuelo que cubre su cuello, sólo para utilizarlo en mí como una venda. Trago ante el nerviosismo que eso provoca, pues ahora que no puedo ver lo que va a hacer conmigo, mis sentidos se agudizan al máximo, la tensión crece en mi interior.

No puedo ver nada, pero eso hace que aumente la expectativa, dejando mí cuerpo hipersensible. Así que grito cuando siento el frío caer sobre mis pezones, lo mueve alrededor de uno sólo para después dirigirse al otro.

Cuando se derrite éste, él toma otro hielo y comienza a pasarlo por mi estómago, subiendo, bajando, haciendo pequeños círculos. Jamás creí que algo así pudiera ponerme al mil, pero lo hace.

Escucho como se mueve, buscando algo más, lentamente Garrett se coloca entre mis piernas, y siento como algo líquido y frío es vertido en mi sexo, doy un pequeño respingo, pero en cuanto los labios de Garrett, calientes, entran en contacto con mi centro, suelto un leve gemido.

¡Dios mío!

.     .    .

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora