Capítulo 1

83 4 0
                                    

¡Este día no podría haber salido peor! Después de haber pasado casi un año encerrada, lo mínimo que hubiera esperado era poder salir sin ningún problema. Pero no, mi estúpido carro decide descomponerse ahorita, ¡ahorita! Por lo que ahora, me encuentro varada en la carretera, sin señal, con hambre y con sueño, lo único que tengo son ganas de llorar.

─¿Qué voy a hacer?─ Musito para mi interior, pensando en cuál será la probabilidad de que alguien pase y me ayude. La carretera se encuentra desolada, y eso aumenta mis ganas de llorar.

─Dios, si me estás escuchando, por favor, ¡ayúdame!, prometo ir a la iglesia más seguido... bueno, una vez al mes─ Ya ni sé lo que estoy diciendo, esto de hablar sola no me ayuda a tranquilizarme.

Me dejo caer en el suelo, sentada, tomo mis piernas y escondo mi cara en ellas, las lágrimas caen calientes sobre mis mejillas, una tras otra, así no es como esperaba morir, siendo honestos.

Creo que han pasado alrededor de quince minutos, o más, lo sabría con exactitud si mis ojos no estuvieran tan hinchados y pudiera ver mejor la hora en mi celular. Cuando de repente un sonido me pone alerta.

─¿Acaso eso es...?─ Todo pensamiento racional se detiene, mi cerebro no puede procesar nada más, únicamente el sonido de un carro acercándose.

Inmediatamente me levanto, y trato de sacudir la suciedad de mi ropa, y de mí también, traer shorts en tiempo de calor es buena idea, pero no cuando tienes que sentarte en el asfalto por un buen tiempo. Limpio de mi rostro las lágrimas y el rímel corrido, quiero parecer lo más normal posible, pues quien quiera que sea, sí me ve así, se va a asustar y me va a dejar aquí. Y no me siento preparada para pasar 24 horas en la vida silvestre.

El carro se acerca lentamente, y se detiene justamente a mi lado. Bajando la ventanilla, aparece ante mí un hombre, no se ve tan grande, aproximadamente debe de tener unos 26-27 años, casi de mi edad. Me mira, y sabe que lo estoy analizando, pero es imposible no hacerlo cuando viste de esa manera. Es curioso que alguien a estas alturas vista un overol con sombrero y un pañuelo en el cuello, pero bueno, ¿quién soy yo para juzgar a mi salvador?

─¿Te encuentras bien?─ dice el hombre misterioso después de haber pasado una eternidad, sus ojos fijos en los míos. No sé lo que ocurre, pero de repente no recuerdo como hablar. Él sonríe, sabiendo el efecto que genera en mí, y cuando lo hace, los más hermosos hoyuelos que he visto en mi vida aparecen. ─¿Hola?─ vuelve a decir, y sólo así, salgo de mi ensoñamiento.

─Si... digo, no. O sea... no, no estoy bien. Al parecer mi carro pensó que sería buena idea descomponerse justo en medio de la nada─ digo tratando de recuperar la poca compostura que poseo, y es que, ¡wow!, mientras más lo observo, hay algo en él que hace que mi cerebro haga corto circuito.

─Hmm, ya veo. Siento mucho que hayas pasado por esto, pequeña. Pero, no te preocupes, mi casa no queda muy lejos de aquí, y una vez allí podremos llamar al mecánico para venga y recoja tu auto, lo lleve a mi casa y sigas tu camino, ¿qué dices?─ Volví a desconectarme del mundo después de que la palabra pequeña salió de sus labios, la verdad tuve que emplear mi mayor esfuerzo para poder seguir con el hilo de la conversación. Debo decir, que no fue nada fácil.

No puedo negar que me siento atraída a él, sin embargo, el hecho de ir a su casa, siento que es demasiado, no lo conozco, es un extraño para mí, y aunque relativamente parece ser "buena persona", no puedo permitirlo.

─Ah, muchísimas gracias, de verdad, estaré infinitamente agradecida contigo, me has salvado─ le digo mientras siento que el calor sube a mis mejillas, la idea de quedarme en su casa es tentadora, pero aun así... ─pero no te preocupes, puedes dejarme en cualquier hotel y con eso será más que suficiente. No quiero ser una molestia─

Él vuelve a sonreír, y yo muero un poquito más por dentro; mueve la cabeza en signo de negación y dice ─cariño, jamás serías una molestia, y se te invito a mi casa es porque queda más cerca que cualquier otro hotel. Por si no los has notado, estamos fuera de la civilización─

Lo único que puedo hacer es observarlo detenidamente, analizando la situación, es decir, no puedo quedarme aquí. Él sabe que mi mente está trabajando a mil por hora; me da unos minutos para pensarlo, y cuando siento que han pasado siglos, levanta las cejas en modo de pregunta.

─¿Y bien?, ¿te has decidido ya? Si te hace sentir mejor, dormiremos en cuartos separados, mi casa es lo suficientemente grande...─ musita mientras me sonríe, una sonrisa fugaz, tan imperceptible, pero que aun así hace que mis piernas tiemblen.

Genial, ahora quedé como una intensa.

La imagen de nosotros, en su habitación queda grabada en mi mente. "Contrólate" es lo único que puedo repetir una y otra vez, esperando que en algún momento surja efecto tan patético mantra.

En cuanto logro componerme, respondo ─Claro, o sea, no es que yo esperaba estar juntos, o sea, sí juntos pero no "juntos juntos", ¿sabes?, pero bueno, o sea sí, está bien, acepto la oferta─ suspiro, totalmente avergonzada; siento como mi rostro se va tornando rojo, si es posible aún más de lo que ya estaba; este hombre hace que pierda toda capacidad de raciocinio, y él lo sabe.

─Disculpa la falta de lucidez mental, no he dormido ni comido bien en los últimos días─ miento, culpando al sueño y hambre de lo que él me hace sentir. ─Por cierto, mi nombre es Danielle, mucho gusto, ¿y tú eres...?─

El parece un poco sorprendido por mi pregunta, como sí yo tuviera que saber su nombre o algo así, pero lo deja pasar y yo también; se baja del carro para ayudarme con mi equipaje, y yo solo puedo observarlo.

─Mi nombre es Garrett, encantado de conocerte Danielle─  esto lo dice mientras pasa mis maletas de mi auto al suyo, su mirada fija en la mía. ─Sí estás lista, es momento de irnos─

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora