entre la ley y el corazón

capítulo 2

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el capitulo 2.

—**Alexandro ha detto di non toccarla** —fue lo primero que escuché antes de abrir los ojos. Sentí que se movían a mi alrededor—. (Alexandro dijo que no la toquemos).

—**Non mi interessa, è priva di sensi, nessuno se ne accorgerà** —al escuchar un poco más, reconocí el idioma como italiano y comprendí que quizás quisieran tocarme. Sentí una mano apretando mi muslo, pero fue apartada bruscamente. Agradecí eso—. (No me interesa, está inconsciente, nadie lo notará).

—**Lascia il suo, idiota** —seguí sin querer abrir los ojos. Escuché la puerta abrirse y luego hubo silencio. Iba a moverme, pero volví a escuchar la voz de uno de los tipos—. (Déjala, imbécil).

—**Alexandro, partiamo ora** —luego de eso, la puerta se cerró rápidamente. Decidí moverme y sentarme. Me toqué la cabeza, que me dolía mucho. Al tocar mi nuca, me di cuenta de que tenía un poco de sangre.

Estaba segura de que moriría. Tal vez antes me violen o torturen, pero al final así sería. Ahora que lo pienso, este secuestrador debe ser un idiota ya que no tengo a nadie que pague por mi rescate.

—Despertaste, **principessa** —dijo una voz ronca, sacándome de mis pensamientos. Al verlo, me pareció un poco conocido, pero ignoré mi instinto e intenté jalar las cadenas con fuerza.

—Así solo te harás más daño —dijo con un tono burlón. Lo miré furiosa. Se acercó y yo me intenté alejar lo más posible.

—¡QUIETA! —su grito me sobresaltó, pero no me asustó. Me di cuenta de que iba a abrir mis esposas—. Ahora, te preguntarás por...

Al quitarme las esposas y empezar a hablar, se desplomó en el suelo. Rápidamente me levanté y salí por la puerta, corriendo lo más rápido posible. Al darme cuenta de lo que pasó, frené en seco.

—Te arrepentirás —dijo mi conciencia, pero la dejé de lado.

—¡Maldición! —gruñí, volviendo a la habitación. Él seguía en el suelo.

Me acerqué lentamente y puse mis dedos en su cuello. Tenía pulso, aunque débil.

—Señor secuestrador idiota, despierte —hablé mientras le hacía RCP—. ¡Vamos!

Me asusté al sentir su mano tomando mi muñeca con fuerza, haciendo que nuestros ojos se encontraran.

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