Como cada noche desde hacía algunos meses, (lo cual era una expresión para no darle mucha importancia a algo que en realidad había estado pasando desde hacía más de 2 años) Gaara despertó en plena madrugada, con el rostro teñido de carmín y un vago recuerdo vergonzoso.
Y es que en todos sus sueños desde hacía ya un tiempo las únicas imágenes que lo embargan al caer la noche o en sus esporádicas y poco comunes siestas de la tarde, eran de un menudo jovencito unos años mayor que él, de cabello azabache, fuerza envidiable y una sonrisa como el sol.
Quizá resaltaban demasiado sus enormes cejas, ese corte de cabello de hongo, su extraño gusto por la ropa o la muy conflictiva relación que tenía con Gaara, pero de una u otra forma siempre estaba ahí.
Se conocieron en una prueba competitiva en el momento más oscuro de la vida de Gaara, cuando sólo lo alimentaba el odio y su deseo de venganza hacia el mundo que lo convirtió en un monstruo, antes de que Naruto lo sacara de su caparazón y le mostrara que la vida no es tan mala, que tenemos que vivir por nosotros y demostrar que valemos más de lo que todos ven, que la violencia indiscriminada al final no soluciona nada y sólo nos hunde más profundo en la agonía.
Que era hora de dejar dejar ir sus fantasmas.
Por desgracia, aún cuando él pudo dejar atrás las sombras de su pasado y aprender a vivir con lo que residía dentro de su cuerpo, las personas no podían olvidar todo el dolor que causó, comprendió que debía esforzarse en redimir sus acciones, fue un proceso lento y doloroso pero poco a poco iba avanzando.
Ya no estaba solo.
También había algo nuevo que no podía dejar ir, y es que extrañamente sus sueños estaban infestados de sonrisas brillantes, una velocidad sobrehumana y golpes certeros que poco a poco rompieron la capa arenosa que lo cubría del mundo entero. Como una plaga la abrumadora valentía de ese sujeto que no lo pudo derrotar, pero aún con todo nunca se dejó caer por el odio que arrastraba el pelirrojo y que injustamente desquitó sobre él.
Al parecer Rock Lee se metió tan produndo en su cabeza que aún cuando trataba no podía librarse de su recuerdo, de la incomodidad en su estómago y el nudo en su garganta. Era extraño y no lograba entenderlo, una parte de él no quería hacerlo de cualquier modo.
¿Cómo no alarmarse si cada vez que caía dormido veía a Rock Lee en sus sueños y, algunas veces, pesadillas?
Esa era la pregunta indescifrable que no podía (ni quería) resolver.No era estúpido, sabía que una de las razones era la inmensa culpa que sentía por causarle tanto daño físico a alguien cuya vida se basaba en las artes marciales, por querer asesinarlo y porque casi lo había logrado.
Pero esa sólo la punta del iceberg, también estaba esa silenciosa admiración que sentía por el chico que aún con todo logró superarse de una horrible cirugía y toda la carga que eso conllevaba, incluso había conservado aquél brillo que lo caracterizaba. Su bondad y nobleza le permitió perdonarlo aunque él fué la causa de todos esos males... Cuando ni siquiera merecía su perdón.
Y aunque deseara negarlo hubo una abrasadora felicidad en lo más profundo de su ser después de ser perdonado por ese chico que sonrió grande para él y le ofreció su amistad. Fue en ese momento que pensó que aún había maldad en su corazón, pues egoístamente deseó poder monopolizar aquella sonrisa.
Pero con todo eso ese brillante rayo de luz no era para él, quizá sólo cuando lo veía a la lejanía o el azabache volteba en su dirección, lo era sólo cuando la veía en sus sueños.
Lentamente, después de convivir por más de dos años con él, en sus sueños principalmente, podía ser posible, aunque nunca lo admitiría tan fácilmente, que hubiese caído sólo un poco (demasiado) con Lee.
Era extraño y estúpido a su parecer, algo pasajero e irrelevante, se repetía a diario después de despertar con la cara ardiendo y una ganas enormes de correr hacía la Aldea de la Hoja y verle aunque fuese sólo un momento a la distancia, (como lo había hecho en los viajes del último año a la aldea vecina).
Sus hermanos no tenían ni idea de la tormenta que habiataba en su cabeza gracias a Lee pues por alguna razón cada vez que lo pillaban viéndolo fijamente siempre trataban de "tranquilizarlo" diciendo que no le prestara demasiada atención pues sólamente era un bobo entusiasta algo excéntrico. Y él sólo podía continuar su camino con las orejas rojas y unas enormes ganas de poner un puñado de arena en sus bocas ya que aunque fueran sus hermanos y su relación hubiese mejorado demasiado al punto de ser casi normal, no le agradaba que menospreciaran tanto a quien deseaba abrazar como koala por toda la eternidad.
Era confuso, nunca le había gustado nadie y el primero que venía a atraerle era un chico, uno con el que apenas había tenido unas pocas conversaciones civilizadas y a quien conoció de la peor forma posible.
Él no era bueno manejando emociones pero de alguna manera era reconfortante saber que podía amar de ese modo, aún con todo daba tanto miedo el sentirse expuesto y vulnerable, porque sabía que jamás amaría a nadie más así en su vida, deseaba ser correspondido, aunque fuese solo un poco, quería pensar que merecía ser amado pero algo en su mente seguía susurrando oscuras palabras a su odió.
"No mereces ser amado."
"Es imposible que él te mire."
"No tienes derecho de amarlo."
Con cada pensamiento intrusivo y cada recuerdo doloroso esa espina en su corazón se incrustaba más profundo hasta dejarlo sin esperanza.
Así que decidió rendirse.
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Close to you
FanfictionDonde Gaara lentamente se acerca a su amor secreto (muy obvio). Inspirado levemente en "(They long to be) Close to you" de The Carpenters. (Aunque igual uso citas de otras canciones y poemas) Creo que está más que claro que los personajes no son mío...