capitulo 14

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— Un año más, un año menos —murmura Isaac, machacando los botones del mando de la consola de Sorrento como un desquiciado.

— Mira el lado bueno —respondo—, le darás la despedida con una patada de culo de mi parte.

Hago un movimiento rápido con mis dedos y la pantalla no tarda en mostrarme vencedor. Alzo mis brazos en señal de victoria y Kanon se me viene encima en celebración. 

— ¡Eres increíblemente idiota! —regaña Sorrento— ¡Se supone que si no utilizas el cerebro para estudiar, deberías usarlo para esto! ¡Aposté por ti! 

Me aclaro la garganta, retomando la compostura, y extiendo mi mano hacia el peli lila de gafas que con una cara de desagrado saca de su bolsillo dos billetes de veinte, los cuales tomo con una sonrisa de satisfacción. 

— Gracias, ha sido un placer hacer negocios con usted, fino caballero.

Le paso un billete a Kanon, mi socio, y guardo el otro para mí. 

— Es injusto que haya perdido en mi propia casa —murmura, poniéndose en pie, dando por terminado el juego— En fin. Mis padres llegarán en unas horas, es mejor que empecemos con los preparativos. 

Al unísono, las tres personas que aún permanecimos sentados en la alfombra de la habitación nos tiramos al suelo y empezamos a retorcernos entre sonidos de desagrado y lamentaciones.

— Ni siquiera empiecen —advierte Sorrento, pateando a Kanon en el costado—, se los advertí en noche buena, no vamos a seguirlo retrasando.

— P-Pero Sorrento —lloriqueo—, yo lavé los platos la otra vez, incluso me rompí la uña pequeña —muestro, alzando mi dedo meñique.

— Sí, y rompiste tres platos. No los lavaras tú, lo hará Kanon. 

El peli azul se apresura a aferrarse a la pierna que lo pateaba como si fuera un salvavidas en medio de una torrencial tormenta en altamar.

— Pero bebé —reniega—, soy alérgico al jabón de platos —Sorrento se apresura a añadir algo pero Kanon le interrumpe—. También soy alérgico a las escobas, el agua, los paños, y ¡Auch! 

— ¡Pero no eres alérgico a las mujeres ¿No?! —gritó el pelilila, pateándole más fuerte— ¡Tú harás la colada! ¡Demuestra que tus manos sirven para algo más que para chicas y deportes! 

— No solo para eso, también están hechas para ti —suelta, negándose a soltarle—, tu trasero cabria perfectamente en ellas. ¿Quieres ver? 

Ni siquiera me sorprendió el ver la rapidez con la que Sorrento le hizo un movimiento de karate al peli azul bajo él, mucho menos el rostro de satisfacción de este último mientras era golpeado; sus gustos sadomasoquistas eran de todo el saber público, no había de qué sentir vergüenza.

— Es interesante como el ser humano abandona la reproducción y preservación de la especie para aparearse con seres de su mismo sexo a los que encuentran atractivos y sexualmente irrestibles ¿No? —pronuncia Isaac, apoyando su mejilla en su puño para verme con una sonrisa.

Frunzo el ceño.  ¿hablaba de mi o de...?

— ¿Ahora jugar con tus amigos te vuelve gay? 

— No, el tocarle el culo a tu amigo mientas juegas sí lo hace —añade, señalando la mano de Kanon que durante el forcejeo le dio descaradamente una fuerte palmada a Sorrento. 

Los ojos del pelilila ardieron con las mismísimas llamas del infierno.

— ¡Declárate muerto, imbécil!

The One That You LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora