- ¿Acaso no logras entender que solo deberíamos ser nosotros dos? -repito, con la paciencia desbordándose del vaso.- ¿Qué tan egoísta tienes que ser? Es mi hermano del que hablamos ¿Acaso estás celoso, Io?
Reprimo una carcajada sarcástica mientras cierro mi portátil con mi tarea a medio hacer y carraspeo, apoyando mis brazos en el escritorio.
- Nada de celos, ¡Simplemente no quiero al estorbo de tu hermano entre nosotros veinticuatro siete!
- ¡No hables así de mi hermano, Io! ¿Tanto te cuesta dejar que venga con nosotros?
Suelto un gruñido y despeinó mi cabello con frustración.
- De acuerdo -me rindo, sabiendo que no íbamos a llegar a ningún lado-, deja que venga, pero evita que se entrometa entre nosotros; me pone de los nervios.
Suelta una exclamación victoriosa y sonrío instintivamente.
- ¡Iré a arreglarme, estaba deseando ver esa nueva película!
Cuelga la llamada y suelto un largo suspiro, tomando a mi gato en el regazo.
Estos días habían sido un martirio, tantas cosas estaban en mi mente que incluso aquel suceso ocurrido en la puerta de mi apartamento figuraba como uno irrelevante ante el estrés de las clases que llevaba encima.
Me había tomado el tiempo para visitar a mi doctor, como hacía regularmente, pero este se había limitado a cambiar mi medicamento y darme pequeñas charlas sobre cómo masajear mis hombros. Vaya desperdicio de dinero.
***
Apoyado en uno de los pilares del cinema espero pacientemente a Euridice y su pequeño hermano siamés, hasta que la veo llegar vistiendo tan hermosa como siempre, con una blusa color salmón y una corta falda negra que resaltaba sus elegantes piernas largas.
Últimamente le había dado muchas vueltas a lo que dijo Orpheo, había empezado a ser consciente de que una chica como ella no encaja con alguien como yo. Mientras pensaba en ello, ruedo los ojos al ver tras mi novia a dicho estorbo.
¿De qué le sirve vestir tan bien si es tan molesto? ¿Para qué la vida le dió tal rostro si ni siquiera presta atención a las chicas a su alrededor? Un desperdicio, Io, es la definición perfecta de Des-per-di-cio.
- ¡Amor! -suelta una sonriente Euridice, corriendo con los brazos abiertos en mi dirección- ¡Amor, estoy tan feliz!
La abrazo de la cintura y correpondo a su beso olvidándome por completo de mis problemas, hasta que la mano del desagrado me saluda con un carraspeo que corta nuestro feliz encuentro.
- Ví un motel a un par de cuadras ¿Quieren que les pida un cuarto?
Ruedo los ojos y Euridice lo empuja juguetonamente, iniciando su camino hasta la taquilla. Aprovecho la distancia para ver de soslayo a aquel tipo.
- Hablas demasiado para no manejar tan bien el idioma -suelto entre dientes.
- Es una de las maravillas que puedo hacer con la boca -susurra, inclinándose un poco a mi oreja- ¿Te enseño otra?
Me cubro rápidamente con la palma y le lanzó una mirada llena de ira. Mi paciencia tiene un límite, y él lo está tocando.
Murmurando maldiciones por lo bajo me acerco a la butaca y pido dos entradas para la película que Euridice había elegido; sin embargo, la mirada de dicha rubia me detiene.
- ¿Por qué has pedido solo dos? -inquiere, con el ceño fruncido- Orpheo viene con nosotros, no seas tacaño, Io.
La sonrisa satisfecha de aquel chico me hizo crujir los nudillos, hasta que recordé cierto detalle y se la devolví, palmeando amigablemente su hombro.
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The One That You Love
FanfictionIo, un adolescente que vive su noviazgo normalmente con su novia Euridice, todo hasta que un día un ser "desagradable" invade su espacio personal, su nombre es Orpheo y desde este día es el dilema amoroso de Io, por cierto ya mencione que orpheo es...