Feliz cumpleaños, Cineman.

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Estoy hasta arriba de harina e ingredientes necesarios para hacer tortitas.

Es el cumpleaños de Nelson, y me quería ser romántica y hacerle el desayuno yo sola. Al final, Lewis me ha terminado ayudando y aún así he acabado perdida.

- Bueno, esto ya está.- murmura, dejando la florecita que se ha empeñado en poner en la bandeja.

- ¿De dónde has sacado la flor?- pregunto quitándome el delantal.

- De la terraza, cómo Verónica lo vea me ma...- se calla enseguida.

- ...tar.- acabo por él.- Si la veo no le diré nada, lo prometo.

Quizá no estoy de la forma más presentable ahora mismo, con harina en el pelo y un moño mal hecho, pero no me importa. Eso sí, llevo una camiseta suya que he encontrado por ahí, seguramente la coja prestada.

Entro, abriendo la puerta con el codo y empujándola con la cadera, y dejo el desayuno en la mesita de noche.

Nelson tiene los ojos cerrados, los labios un poco entreabiertos y su brazo está extendido en la parte que dormía yo hace poco. Me hace gracia verlo así, parece un ser inocente.

- Nelson.- le llamo, pero no me escucha.

Tengo mejores técnicas de persuasión.

Pongo una pierna a cada lado de su torso y empiezo a repartir besos por su cuello, para que se despierte. No tarda mucho en hacerlo, girándose y dejándome a mí debajo de su cuerpo. También sujeta mis muñecas, un poco difícil darle el desayuno así.

- Feliz cumpleaños, Cineman.- le felicito, mientras mira, primero el collar y luego mis ojos.

- ¿Por qué demonios tienes harina en el pelo?

- Sobre eso...- señalo, como puedo, la bandeja.- Ahí tienes tu desayuno.

Lo mira un poco, encarnando una ceja, y se gira hacia mí de nuevo.

- ¿No puedo desayunar luego? Ahora no es en lo que estoy pensando.- se queja, y yo niego con la cabeza.

- Tiene una flor y todo, ¿vas a desperdiciar eso?

Resopla, apartándose de mi cuerpo y recostándose en el cabecero de la cama.

Le dejo el desayuno en las piernas, y me siento a un lado suyo.

- No soy muy de desayunar, ayúdame con esto.

Y lo hago encantada, créedme.

Terminamos el desayuno - he comido yo más que él, no era mi intención.- y parece que se ha quedado con hambre, porque pasa a por el postre. Es decir, yo.

Y justo cuando vamos a la segunda parte, se levanta, de forma muy abrupta.

- Abby, tenemos que irnos.- dice, buscando algo para vestirse.

¿Pero qué...?

- Tu regalo de cumpleaños... quedan solo dos horas y aún hay que llegar y todo.

Creo que me arrepiento de habérselo regalado.

Me lanza mi ropa de ayer, le pido que me lleve al apartamento para cambiarme y no pone pega. Pero se nota que está muy emocionado, no para de preguntarme la hora y que si va vestido adecuadamente.

Me he puesto unos pantalones tejanos negros, con un jerséy de cuello vuelto rojo y unos zapatos planos del mismo color que los tejanos. Esta vez, quien conduce soy yo, lo echaba de menos.

Llegamos al lugar donde será la sorpresa, una sala de cine. Puede que se me olvidara decirle que era la Premier de su nueva película, y puede que esté flipando todavía más por eso.

La película de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora