Capitulo 1/2
¿Esos días que sabes que te va a ir mal desde que te has levantado? Pues hoy es uno de ellos. Llego tarde a la academia y, por si fuera poco, tengo que ir a pié ya que no tengo dinero suficiente para el autobús.
Salgo los más rápido que puedo de casa y corro por las calles como una loca, hay gente que mira extraño.
Quedan cinco minutos para que la clase empiece y a mi diez para llegar.
- ¡Abby!- alguien me llama y lo ignoro.- ¿Quieres que te lleve?- entonces me giro para reconocer a Verónica con un coche azul eléctrico.
- Vale.- y subo al coche.
No es como que tuviera otra opción.
- ¿A dónde vas?- pregunta en un tono neutro.
- La academia de danza que está en Manhattan.- ella asiente.
- Allí trabaja mi tia, Margaret Smith, ¿La conoces?
Como no hacerlo.
- Es mi profesora.
Ella me muestra una sonrisa y sigue conduciendo hasta que llega al destino.
Yo le doy las gracias y salgo lo más rápido que puedo del coche.
Entro y me cambio a toda prisa -me he caído una cuantas veces- y llego antes de que la señorita Smith me cierre en la cara.
- Llega tarde, Brockmann.- Esque hasta su voz es aterradora.
- Lo sé y lo siento, ¿Me deja entrar?- le muestro mi mejor sonrisa y ella cede.
Ahora que sé de quien es tía si les veo un cierto parecido. Los ojos verdes, la piel blanca y la misma rigidez, eso sí, Verónica tiene el pelo negro y Margaret rubio.
Al finalizar la clase estoy agotada, lo último que quiero hacer es andar hasta mi casa.
Pero mis opciones son: Arden, que no puede porque está en la Universidad, Van más de lo mismo y, muy a mi pesar, podría llamar a Nelson, pero no tiene carné.
Hay alguien pero no quiero verle la cara.
Pero tampoco quiero caminar.
Pero verle la cara es peor.
Caminar cansa.
Verle la cara da asco.
Caminar da hambre, y si como engordo.
Y si le veo la cara echaré la poca comida que tengo en el cuerpo.
¡LLÁMALE!
Y a regañadientes lo hago.
Después de cuatro tonos me responde.
- ¿Abby?- parece asombrado.- ¿Está todo bien?
- Solo quiero que vengas a por mi, Max.- contesto fríamente.- ¿Te importaría?- suavizo mi tono.
- No, claro que no, ¿Dónde estás?
- Te mando la dirección.
Le envio el mensaje y él me responde que ya viene hacia aquí.
Tarda sorprendentemente poco teniendo en cuenta donde está el apartamento de Van.
Me subo al coche y él me mira por unos segundos antes de empezar a conducir.
- Oye, respecto a lo del Domingo... Lo siento.- se disculpa.
- Tranquilo, no fuí yo quien acabo con la toda la ropa manchada.- me burlo y él sonríe de lado.
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La película de mi vida
Любовные романыMe mudé a Nueva York para seguir el único sueño que tenía. El baile. Jamás pensé que al llegar allí mis sueños cambiarían por unos ojos negros como la noche, por una sonrisa de curva perfecta y por un interior sorprendente.