Some like it hot.

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Cuando los bailarines vuelven a bambalinas y la luz vuelve a hacerse clara una ola de aplausos estalla en la sala.

Casi voy dando saltitos de alegría por las escaleras del teatro.

Al salir, el viento frío de Octubre me golpea el cuerpo, helándome.

Subo al coche y lo pongo en marcha. Quiero decirle tantas cosas...

- Gracias.- murmuro.- Me ha encantado y nunca había podido verlo.

- La verdad es que no la he visto mucho.- enarco una ceja.- Bueno, no puedes culparme por pasarme toda la función mirando a una chica de ojos miel, son mis favoritos.

Una sonrisa baila en mis labios y mi cordura está con E.T.

- ¿De dónde has sacado las entradas?- pregunto.

- El padre de Lewis trabaja aquí y me ha echado una mano.

Oh, Lewis.

- ¿Estaba en la fiesta?

- Abby, su padre trabaja de acomodador en un teatro.- y no hace falta que diga nada más para que entienda lo que quiere decir.

A esas cenas solo va gente con dinero, ni Lewis ni yo podríamos entrar nunca sin ser acompañantes de alguien.

- No quiero decir que sea algo malo- explica enseguida.-, al revés, me parece muy digno que alguien se gane su dinero de una forma tan honrada, y yo si no fuera por Ichiro tampoco entraría nunca a una de esas.

- Lo entiendo.- su cuerpo se relaja.- Por cierto, ¿te dejo en casa? Puedo volver en aut...

- No vas a volver en autobús a las doce de la noche, Abby.- me reprende.

- Pareces mi padre.- me burlo.

- Oh, no digas eso nunca más, por favor.- su cara de repuganancia me saca una risa.

Conduzco hasta su casa y cuando está apunto de bajar me mira por unos segundos y luego vuelve la vista a su edificio -uno muy lujoso, por cierto-.

- ¿Quieres...?- señala a la entrada.- Es decir, para hablar o ver una película. Una buena. -añade.

- Oh, eh...- trato de contestar.

Cerebro, haz lo tuyo.

...

¡Cerebro!

...

¡Oh, vamos! ¡Cerebro!

- Vale.

Que hicieras lo tuyo bien hecho, quería decir.

Su sonrisa se agranda y me tiende la mano, la cual acepto incoscientemente.

- Por fin me dejas ser un caballero, pequeño cisne.

- Tú lo unico que tienes de caballero es la autoestima.- objeto y él sonríe como un asqueroso caballero.

Cuando abre la doble puerta del portal, un hombre mayor con un bigote larguísimo nos saluda, el conserje, la puerta del ascensor se abre y creo que es igual de grande que el de los hospitales.

Una vez arriba, dos puertas a cada lado del rellano es lo primero que veo. La de la derecha es su casa, anotado.

Al entrar hay un enorme salón con un sillon en forma de L de color negro junto a una mesa del mismo color, y mucha más decoración siguiendo esa gama oscura, enfrente una cocina americana de color gris y un pasillo entre ambas estancias. En ese pasillo solo alcanzo a ver tres puertas.

La película de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora