2/2
- ¡Esto es imposible!- grita Arden, peleándose con las luces de Navidad.
Estamos a primero de diciembre y a Van se le ha ocurrido decorar la casa -sin siquiera vivir aquí, así es él.- y Arden lleva media hora intentado poner las luces alrededor del árbol. Cosa que no consigue.
Yo estoy poniendo luces en el balcón. Espero que la factura de la luz no suba demasiado, mi cartera no lo aguantará.
Van, feliz y orgulloso de la decoración, tararea villancicos.
- ¿Por qué te gusta tanto la navidad?- pregunto.
- Es una época en la que la gente viaja, y si viaja no la veo demasiado. Suele tener sus ventajas.
¿Van no queriendo ver a gente? Dudaba mucho que ese comentario no lo hubiera soltado Arden.
- Quien viajan son tus padres. Esas son las únicas ventajas.- murmura su amiga, aún concentrada en la decoración.
Él le da una sonrisa y sigue en la cocina, se ha ofrecido a hacer la cena. Solo espero que esta vez se pueda comer.
Hoy vamos a hacer una cena. Han invitado a mucha gente. Incluidos Max y Nelson, juntos en un mismo espacio.
- ¿Queréis que forremos las parades de papel? Para no mancharlas tra vez, digo.- bromeo.
- No quiero que mi casa parezca el laboratorio de Anibal Lexter, gracias.- bromea, dejando de lado las luces y entrando a la cocina.
Pasan unas cuantas horas hasta que llegan los invitados.
Primero entran Max y Brandon. Lewis, que llega solo. Luego, mi invitado, Joel.
- Bienvenido a mi no tan mía humilde morada.- Sonrio, dándole un apretón en el hombro.
- Gracias por invitarme, Abby.
Lo acompaño hasta el salón, donde están los demás invitados.
Cuándo estaba apunto de beber un poco de agua, el timbre suena.
Verónica y Nelson.
- ¡Abby!- exclama ella, feliz.- Me alegro tanto de verte...- me da un abrazo y luego saluda al resto.
Quería decirle que sentía lo mismo, pero se ha ido demasiado rápido.
- Buenas noches, pequeño cisne.- me saluda el pesado.
- No me llames así, Verónica podría oírlo.- susurro.
- ¿He dicho algo malo? Eres pequeña y te gusta el ballet, ¿no? Un pequeño cisne.- sonríe antes de marcharse para saludar a los demás.
¡Yo no soy pequeña! Solo tengo unas proporciones inferiores a las de él. ¡Pero no soy pequeña!
Luego de este enfurruñamiento mental, entro en el salón para empezar con la cena.
Al principio las conversaciones son ser muy triviales. Pero poco a poco, y con la ayuda del alcohol, van animándose.
- ¿Y cómo va vuestra relación?- pregunta Verónica, señalandonos a mi y a Lewis.
La vista de todos se posa en nosotros dos enseguida. Una risita nerviosa escapa de la garganta del rubio y mis mejillas empiezan a teñirse de rojo.
- Pensé que no era un secreto. Como aquel día en casa de Nelson estábais en la misma cama... Lo siento.- dice, apenada.
La mandíbula de Van está en el mismo infierno. Los ojos de Arden apunto de caerse al fondo del mar. Y la cara del resto es digna de grabar.
- ¿Tú... tú sabías esto?- le pregunta Arden a Nelson.
ESTÁS LEYENDO
La película de mi vida
RomanceMe mudé a Nueva York para seguir el único sueño que tenía. El baile. Jamás pensé que al llegar allí mis sueños cambiarían por unos ojos negros como la noche, por una sonrisa de curva perfecta y por un interior sorprendente.