San Francisco.

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Al final, he conseguido dormir un poco. A eso de la una de la mañana dejaron de hacer ruido.

Ahora estoy en la cocina, preparando el desayuno con Nelson.

- ¿Has dormido bien?- pregunta.

- Tienes una cama cómoda, el sofá no sé si lo es tanto.- incordio un poco, es mi pasión.

Justo cuando va a responderme, Lewis sale de la habitación, solo con un boxer.

Parece sorprendido.

- ¿Pero...? ¿Tú no te ibas, Nelson?- luego me mira a mí.- ¿Y por qué está Abby aquí?

- Es... No importa.- Nelson le tiende una taza de café, que acepta.- Vístete, anda.

Lewis enrojece, volviendo a su habitación.

- Parece muy tierno, me extraña que haga... eso.- hablo y él se ríe a carcajadas.

- Como si la gente tierna no follara.

- ¡Yo no he dicho eso! Digo que... No le pega... ¡Me has entendido, idiota!- digo, enfurruñada.

Suelta una última risa y vuelve a preparar el desayuno.

- ¿Deberíamos hacerle algo a su ligue?- pregunto, cogiendo otra taza.

- Si, el sexo salvaje da hambre.- ruedo los ojos y pongo más café en la taza.

Ambos desayunamos juntos en la encimera - de la cual hemos tenido que apartar la falda.-

Cuando estamos apunto de acabarnoslo, una chica rubia sale por el pasillo, con una camiseta larga puesta. Justo detrás Lewis, vestido.

- Te hemos preparado café, y ahí hay tostadas.- Le digo a la chica.

Ella me sonríe y agarra la taza.

Nelson empieza a hacerle preguntas sobre su vida. La está bombardeando.

En conclusión, se llama Bea, tiene diecinueve años y estudia enfermería. Se conocieron por Internet y llevaban hablando un tiempo.

- Si tenéis un hijo llamarle Nelson y si es una hija Cleo, me gusta ese nombre.- aconseja, haciendo que ambos se miren nerviosos.

- Bueno, ¿cuándo salimos a San Francisco?- cambia de tema Lewis.

- Pues ahora que lo dices... Tendríamos que empezar a prepararnos.- responde su mejor amigo.

Bea y Lewis se despiden con un abrazo. Nelson les lanza una broma sobre eso. Luego, yo abro mi maleta para cambiarme de ropa. Cineman espera fuera para hacer lo mismo.

Pasa poco tiempo y ya estamos todos en el coche. Nelson va como piloto, Lewis de copiloto y yo detrás, en el asiento del centro.

- ¿Bob fue allí?- pregunta Lewis, después de que le contaramos toda la historia de ayer.- Al final va a ser verdad eso de que siempre se vuelve a casa por Navidad.- bromea.- ¿Y qué haciais vosotros?

Quizá no se lo hemos contado todo.

Nelson sonríe y me mira, esperando que diga algo. No, no pienso decir nada. Sigue mirándome el muy cabrón. ¿podría dejar de mirarme?

El rubio nos mira, confusos.

- Veíamos una película.- digo finalmente.

- Un plan emocionante, desde luego.- ironiza.

El resto del trayecto hasta el aeropuerto es silencioso. Nelson conduce, Lewis habla con alguien por mensaje -con demasiadas sonrisitas.- y yo miro a la gente pasar. Algo para nada aburrido.

Llegamos al aeropuerto un poco tarde. Qué raro. Tenemos que hacerlo todo con demasiada prisa, de un lado a otro. Por suerte llegamos al avión antes de que salga. Y, esto no sé si decir por suerte o por desgracia, mi asiento está entre los dos.

Me he dormido durante gran parte del viaje, no me he enterado de absolutamente nada. Y cuando no estaba dormida, estaba escuchando música o viendo una serie.

El avión aterriza y bajamos. La temperatura es parecida a la de Nueva York, me esperaba algo drástico.

Nelson señala un taxi, el primero que ha pasado, y nos subimos.

Aquí viene lo sorprendente, yo creía que iríamos a un hotel, pero estamos en una pedazo de casa a las afueras.

- Un... Esto... ¿Estas son vuestras vacaciones?- digo, asombrada.

- Sus vacaciones.- rectifica Lewis.

Nos abre la puerta una mujer que reconozco enseguida, Karen. Lleva un vestido blanco precioso.

- Hola, niños.- siempre tiene una sonrisa, ¿cómo lo hará?

- Hola, mamá.- le da un beso en la coronilla.

Lewis y yo la saludamos cordialmente.

Entramos dentro, es enorme. Odio ser pobre. La casa tiene cuatro plantas.

En el salón están: Ichiro y Arden, falta saber dónde está Van.

Saludo a mi amiga y su padre, el cual nos dice que nos enseñará donde están nuestras habitaciones.

Nos lleva hasta el segundo piso, en el que hay cuatro puertas de madera. El nos guía hasta la más cercana a la escalera.

- Esta será la tuya y la de Lewis.- dice, mirándome.

Tengo una cara de sorpresa total hasta que mi mente se da cuenta del detalle, soy la supuesta novia de él.

- No os importará, ¿No?- ambos negamos, con una sonrisa.- Bien, sigueme, Nelson.

Ellos desaparecen por las escaleras.

Yo entro para dejar mi maleta. Él hace lo mismo.

- No sabía que iba a... No tenía ni idea, de haber sido así hubiera traído un colchón o algo.- habla.

- Por dormir juntos no vamos a morir. A demás, tú ya tienes a tu interés amoroso.- Le guiño un ojo y él sonríe.

- No soy el único.

Frunzo el ceño.

- Vamos, no creerás que me he tragado eso de que veiais una película.- rueda los ojos y se sienta en la cama.- ¿Quién se lanzó?

Empiezo a balbucear cosas sin sentido.

- ¿Fue él?- hago un suave movimiento de cabeza, indicando que no.- He de decir que no me esperaba el giro de que fueras tú quien lo hacía.

- ¿Y por qué no?- pregunto, ofendida.

- Llevaba como tres meses hablándome sobre ese momento. Y sobre muchos más, pero ese es otro tema.

¿Y ahora yo que digo? ¿Me emociono o no? Porque ya lo he hecho, y sé que no debería.

Él suelta una risa y se levanta, pero lo agarro del brazo para que no se vaya y pregunto:

- ¿Es cierto que lo ha dejado con Verónica?

Parecere tonta con esta pregunta, pero necesito asegurarme antes de dejarme llevar. No me perdonaría nunca haberle besado, desearle o... cualquier otra cosa si está con alguien.

- Claro, Abby, claro.- me tranquiliza.

Le sigo fuera y bajamos juntos las escaleras, para fingir un poco vamos bastante apegaditos.

Abajo están todos los de antes incluyendo a Nelson, Van y... Verónica.

¿Qué hace Verónica aquí?

Notas:

Holus.

¿Qué tal?

Lewis está enamorado, qué mono.

Y... ¿el final?

La película de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora