Software.

52 14 31
                                    

Mi hermano se ha empeñado en llevarme a la academia -basicamente me ha arrastrado hasta el coche.

Justo antes de salir, mi querida amiga y compañera de piso le estaba lanzando un bolígrafo a su no tan querido hermastro. Ha sido una impresión buenísima para Scott.

Cuando bajo del coche veo una melena atada por una coleta ondearse en el aire y sé lo que va a pasar... y no me gusta en absoluto.

Ella gira el cuello en nuestra dirección y se acerca para hablar conmigo.

Oh, no por favor.

- Hola, Abby.- me saluda con su común sonrisa.- Y...- frunce el ceño a mi hermano.

- Scott.- se presenta.

- Ella es Bella, adiós.- me apresuro a salir y despegar a la -inocente y feliz- chica de allí.

Una vez cambiadas y preparadas para empezar la clase, la señorita Smith entra con dos nuevos alumnos.

- ¡Atención! - y con esa sola palabra a callado a una sala entera.- Ellos son los nuevos alumnos. - dice señalando a los dos chicos que tiene detrás.- Presentaos.

Ambos se miran un poco nerviosos y el primero en atreverse es un chico de pelo castaño y mirada ambarina.

- Hola, soy Charles y vengo desde Inglaterra.- se presenta- Estoy aquí porque me apasiona el ballet, supongo que como al resto. Ah, y tengo veiticinco años.

Y ahora es el turno del chico de pelo negro, igual que su barba -no muy larga-, y ojos verdes.

- Buenos días.- tiene un acento que no logro descifrar.- Me llamo Joel y soy Italiano. Sobra decir por el motivo por el qué estoy aquí, ¿verdad? Tengo veintiún años.

La gente de mi alrededor parece suspirar por el segundo, aunque del primero no tengan queja.

Cuando finalizalimos la clase, intento huir lo más rápido posible de esos vestuarios llenos de comentarios sobre los atributos de los nuevos.

En mi opinión, no son la gran cosa.

- ¿Eres de rubios o morenos? También podrían ser pelirrojos... -pregunta la ojiazul.

- ¿Sinceramente?- ella asiente.- Me importa una mierda de aquí a china del tamaño que tenga el culo Joel o el otro. Parar, por favor.- Bella parpadea un par de veces, atónita.- Y ahora, responiendo a tu pregunta: Prefiero los rubios.

- Yo también.- levanta el puño para que se lo choque pero no lo hago.- Y... esta mañana he conocido a uno.

Lo dice como si a mi... Vale, habla de mi hermano.

Suspiro y salgo en busca del chico que trae loca a mi compañera.

No está.

- ¿Quieres que te lleve?- pregunta subiendo a su moto.

Prefiero que me caiga un rayo a seguir escuchandote hablar.

- No. Seguro que está de camino, gracias.

La rubia asiente y arranca su moto, marchándose.

Espero por veinte minutos a que venga, cuando me convezco de que hará cómo cuando iba al instituto, hacer cualquier otra cosa y olvidarse de recoger al incordio de hermana pequeña que tiene.

Entonces, un coche blanco muy deprisa se acerca y aparca justo enfrente de mi cara.

Cuando baja la ventanilla observo a mi hermano. Lleva el pelo despeinado, la camiseta del revés y un poco de carmín en el cuello. Genial, Scott.

La película de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora