Los gritos furiosos de Arden insultando a alguien por teléfono me obligan a abrir los ojos.
- ¡NELSON, TE HE DICHO QUE NO!- grita y pienso que va a quedarse sin cuerdas vocales como siga así.- ¡POR VERÓNICA!- continúa.- ¡NO-LO- HAGAS!- Creo que ha colgado porque masculla un insulto y se oye un golpe, espero que no haya roto nada.
Me muevo un poco más en la cama para intentar conciliar el sueño de nuevo pero nada, es inútil.
Esta vez, si me pongo una camiseta -bastante larga- para salir fuera, prefiero que ningún chico cinéfilo me vuelva a ver en ropa interior.
Cuando salgo mi compañera está dando vueltas por todo el salón con la cara roja de ira.
- ¿Estás...?- pregunto cautelosa.
- ¡No! ¡No estoy bien!- un suspiro frustardo escapa de su garganta.- ¡Este imbécil va a hacer que mi corazón explote!
- Pero...- trato se continuar.
- ¡No logro entender cómo alguien puede ser tan... Estúpido!- vuelve a interrumpirme.
- ¿Es...?
- ¡Lo odio, de verdad!- exclama tiransose al sofá.- Es un...
Prefiero ahorraros la retahíla de insultos que está soltando en este momento y que me siguen hasta la cocina mientras preparo mi café.
Mi teléfono suena mientras miro a la nada sentada en el balcón, es Van.
- Necesito que vengas a mi apartamento, ahora.- dice de inmediato.
- ¿Ahora?
- Si.- y cuelga.
Menos mal que me sé la dirección por la vez que tuve que esperarle abajo.
Después de vestirme le pido el coche a Arden que, aún histérica, me lo presta encantada, y me dirijo por las calles de Nueva York hasta su apartamento. Doy gracias a mi buena memoria para aprenderme las calles, ya que sin ella a saber cómo hubiera llegado.
Llamo y la voz de alguien que no reconozco pregunta quién soy.
- Soy Abby, una amiga de Donnovan.- se me hace raro llamarle así, pero igual no saben de su apodo.
Y me abre la puerta.
Este, a diferencia del mío, no tiene ascensor así que tengo que subir a pié. Menos mal que es un primero.
Llamo al timbre y un chico de piel color arena, ojos verdes y pelo castaño me abre la puerta.
- ¡Van, tu amiga!- avisa apartandose para dejarme entrar.
Entro pero me quedo pegada a la entrada sin saber muy bien que hacer porque hay tres tíos, y ninguno de ellos es mi amigo zanahoria, dando vueltas sin camisa por la casa.
- Tu eres nueva...- murmura un chico con el pelo castaño y mechas rubias.- Soy Max.- se presenta.
- Hola, soy...
- ¡Una chica demasiado buena para vosotros!- se apresura a decir mi amigo que acaba de salir del pasillo.- Vamos a mi habitación.
Ellos abuchean mientras lo sigo por el pasillo.
- Necesito que me ayudes a elegir mi modelito para esta noche.- abre el armario con un gesto dramático.
- ¿Me has hecho venir para elegir que te vas a poner?
- Si.- dice con obviedad.- Mira, este pantalón queda bien con...
Y bueno, no os exagero si os digo que después de tres horas ha conseguido ponerse algo que le guste. Cuando la he dicho que ni siquiera yo tardaba tanto me ha dicho: " A ti te queda bien todo, a mi no." Y ha seguido conjuntando ropa.
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La película de mi vida
RomanceMe mudé a Nueva York para seguir el único sueño que tenía. El baile. Jamás pensé que al llegar allí mis sueños cambiarían por unos ojos negros como la noche, por una sonrisa de curva perfecta y por un interior sorprendente.