ENTRIÓN I: Un viaje de Dioses [✔]

Capítulo 8

Una semana después de haber recibido aquella carta, seguía recibiendo una nueva cada día, encontrando en mi pc alguna página abierta o algún libro tirado en cama. Aunque nunca me había sentido espíada o acosada en sí, tenía la curiosidad de saber quién me estaba dejando aquellas pistas y qué esperaba de mí.

Le comuniqué a Mika sobre aquello, y luego de procesar su asombro, propuso la posibilidad de que mi abuelo haya tenido algo que ver. Siempre decía que todas mis dudas se iban a resolver, y algunas tal vez serían resueltas por otras personas.

Al principio quise descartar la idea, pero pensar que tal vez mi abuelo quiso decirme algo y le fue imposible, me puede más. Mika también me ha ayudado a atar cabos sobre las pistas que me han ido dejando.

Hoy era el último día de clases antes de las vacaciones de dos meses que la escuela nos asignaba. A pesar de haber estado un poco ida durante los últimos días, aprobé con buenas notas. Para mi salvación y la de mi madre; a quien le daría un infarto de llegar a ver a su hija reprobar después de rezarle tanto a Dios.

Iba de camino a casa, últimamente optaba por caminar para poder acomodar mis ideas. Casi llegando a mi hogar, algo en él llamó mi atención, a pesar de la distancia y mi poca útil visión, estaba segura de lo que veía. Alguien estaba en mi casa, podía distinguir la figura de alguien moviéndose frente a la ventana a pesar de estar un poco lejos.

El miedo se apoderó de mí cuando examiné la situación: no eran mis padres. Ninguno estaba en casa, e incluso, habían dejado en claro que no llegarían hasta pasada la noche debido a la gran cantidad de pacientes que estaban teniendo en el hospital.

Tenía dos opciones: correr por mi vida, o enfrentar a quien fuera que estaba allá dentro. Aunque la primera opción sonaba muy gustosa, mi curiosidad me estaba empujando hacia la segunda, y adivinen cuál ganó. Sí, la curiosidad.

Estaba tratando de abrir la puerta haciendo el menor ruido posible, me adentré lentamente y tomé uno de los preciosos floreros de mamá, que en este momento me importaba muy poco que llegaran a romperse. Revisé la sala y cocina sin encontrar nada, suspiré un poco y busqué valor para subir a la segunda planta.

Lentamente ascendí por las escaleras, sosteniendo el florero con fuerza. Revisé el pasillo y luego accedí a la habitación de mis padres y al baño de visitas, nada. Estaba celebrando porque al parecer no había sido más que mi imaginación, hasta que mis ojos se abrieron a más no poder. MI HABITACIÓN.

Salí corriendo de aquel baño y abrí mi puerta velozmente, nada. Pero algo, la ventana estaba abierta, y mi mente solo me decía que, había salido por ahí. Revisé el baño y al salir, noté lo que no había visto, sobre mi cama, un sobre y una ¿agenda? Era claro que la persona que estuvo aquí era la misma que me dejaba las pistas, pero, ¿por qué no quería que lo viera? Ni siquiera sabía si se trataba de un hombre o mujer.

Abrí el sobre y saqué el contenido de su interior.

"Lo que buscas está aquí, tienes la puerta, pero tienes que venir por la llave.

El domingo ve a casa de tu abuelo, sola y sin contarle a nadie sobre tu visita, es por tu bien. Yo no te voy a estar esperando, pero tu destino sí.

Es hora de que tomes tu lugar."

Ok, si antes estaba en shock, ahora más. Mis ojos se dirigieron hacia la agenda a mi lado y no pude aguantar las lágrimas que empezaban a salir de mis ojos.

"ENTRIÓN"

GEORGE CLEINER STONE.

Era claro que aquella agenda perteneció al abuelo, pero cuando intenté abrirla, algo me detuvo. Tenía un pequeño candado igual que los diarios. A eso se refería con la puerta. Era obvio que la llave estaba en casa del abuelo y que esta persona misteriosa quería que fuera por ella. ¿Que si iba a ir a aquel lugar sola porque no aguantaba? Cuando el abuelo dijo que mi curiosidad me ayudaría a responder todas mis preguntas, espero que la muerte no esté en ese paquete.

Y es que sin pensarlo, ya había tomado una decisión: el domingo iría a casa del abuelo y daría por terminado este chiste.

O al menos eso creía yo.