Luego de discutir varias veces algunas informaciones que Alala creía esenciales para el viaje, me dispuse a vestirme. Al salir del pequeño baño que había en la habitación, tanto Alala como Mika me miraban bastante felices.
—Una diosa... —exclamó Alala y me vi en la obligación de fruncir el ceño por la seriedad con que aquello fue pronunciado. Terminé por ignorarlo.
—Bueno Kala, solo falta un detalle. —destacó Mika.
—¿Cuál?
—Tu esfera. Si solo utilizas la puerta, solo podrás quedarte unos minutos, necesitas usar la esfera aunque vayan a regresar hoy mismo.
—Pero aún no he aprendido a usarla del todo. —dije, un poco avergonzada porque prácticamente estaba siendo consumida por una bola.
—Tú tranquila, puedo activarla por ti, y luego te explicaría cómo funciona. —dijo Alala mientras mostraba una sincera sonrisa.
—Está bien. Gracias. —ya todo estaba listo, y yo más nerviosa.
Nos encontrábamos una al lado de la otra delante de aquella puerta que habíamos abierto hace unos minutos. Mi mano fue sostenida por la de Alala, y por un momento, me sentí más segura.
—Estaré aquí esperándote Kala. Pase lo que pase, no me moveré hasta que llegues. — sabía que era verdad, tal vez por eso estaba más tranquila.
—Lo sé. Pero ya, basta de cursilerías. Hagamos esto ahora antes de que me arrepienta. —reímos un poco, pero ambas sabíamos que era por el miedo.
Vi a Alala manipular su esfera, algunas cosas las entendí y otras simplemente me ofuscaban la vista. Luego procedió a manipular la mía y pasarmela. La guardé en el bolsillo interno que ella misma me había entregado y boté el aire de mis pulmones.
—Ahora o nunca Kala. —dijo Alala al tiempo que empezaba a adentrarse conmigo a su lado.
—Ahora o nunca Alala. —dije, para terminar sumergidas dentro de aquel túnel de la primera vez.
Pero en esta ocasión, todo sería diferente.
***
¿Que si esto se parece a lo que narran los libros? Ni un poco, ¡ESTO ES SUPERIOR!
Luego de salir de aquel templo que, según Alala se llamaba Entrión, todo tenía un poco más de sentido. El día de hoy no me quedaría por mucho tiempo, Alala solo quería que fuera para enseñarme la ciudad y algunas partes del templo, sin ser vista por algún dios.
También conocí a Cantalha, hija de Alala de mi edad aproximadamente y bastante amable. Inmediatamente nos vimos, me sostuvo del brazo y empezó a hablarme de la ciudad y alguno de los dioses, todo estuvo bien hasta que el nombre de Ares, sonó en sus labios. Había algo en que no se habían equivocado los libros, y era en que el dios de la guerra era un prepotente, y adicto al sexo.
En parte eso me hizo sentir mal, tal vez porque habíamos estado compartiendo una vida en sueños. Qué deprimente Kala.
—Kala, realmente sentimos lo de tu abuelo- habló Cantalha, mientras Alala compraba algunas cosas en lo que era como su mercado local.
—¿Conociste al abuelo? —pregunté, aunque a este punto yo era quien me cuestionaba si realmente lo conocía.
—Solía venir a ver a mamá desde que era muy pequeña, fue la única figura parterna que llegué a tener. Mamá no pudo ir a verlo hasta después de una semana de que murió, y ella ni siquiera lo sabía. Así qué al llegar pensando que lo encontraría, ya sabes. Fue duro para ella. —asentí, y dirigí mi vista a Alala, realmente fue una persona bastante buena, ella estaba intentando ayudarme arriesgando su vida solo para cumplir la petición de mi abuelo.
—Cantalha, ¿Qué relación tenían mi abuelo y tu madre? —cuando estuvo a punto de responder, una voz la detuvo.
—Vaya, ¿Qué hacen estas dos bellas damas? —su voz, estaba clara que era él. Cantalha se giró a recibir al extraño, podía sentir la sonrisa de su rostro sin tener que verlo.
—¡Ares! —exclamó ella de manera feliz.
—¿Tu amiga no habla o simplemente no quiere? —preguntó aquel hombre.
—Su nombre es Kala. —Cantalha me giró para que le hiciera frente al extraño.
Me quedé sin palabras, el extraño no tan extraño también. Cantalha, al parecer, confundida por nuestras reacciones.
—¿Se conocen? —preguntó Cantalha mirándonos a ambos de manera veloz.
—Sí. —respondió el dios de la guerra, ganándose un ceño fruncido por parte de Cantalha—. De un sueño.
Alala llegó a nosotros, y sabiendo exactamente lo que pasaba, sonrió. Ares continuó hablando.
—Ella ha sido el sueño.
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ENTRIÓN I: Un viaje de Dioses [✔]
FantasíaKala es una joven obsesionada con la mitología griega pero detesta a Ares, el Dios de la guerra. Su abuelo es su mayor cómplice y sus padres, repelen cualquier tema que tenga que ver con los dioses. El abuelo de Kala vive en una casa misteriosa, pue...