Capítulo 27

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Aquel hombre nos observó sorprendido, y no sé por qué razón se me hacía bastante familiar, ¿dónde lo había visto?

—Kala, este es Damén, un amigo e investigador de la familia. —dijo Ares bastante tranquilo para la situación frente a nosotros.

—Científico, Ares. Científico. —Ares solo rió, supe que lo dijo a propósito—. Agh, no sé por qué me pongo a corregirte, no hay caso contigo dios de la guerra. Señorita, un placer conocerla. —estiró su mano hacia mí y con un poco de desconfianza, la tomé—. Ares, tu padre solicita tu presencia, deberías ir ahora, yo me encargo de la chica.

Ares me miró un poco inseguro de qué hacer, le regalé una sonrisa mientras le decía que no debía preocuparse, ya que sabía cómo volver a la fiesta. Luego de plantar un rápido beso en mis labios, se retiró dejándome en aquel balcón junto al hombre desconocido hasta hace unos segundos atrás.

—¿Nos hemos visto antes? Es porque te pareces mucho a un viejo amigo. —una punzada en mi pecho me sobresaltó, ¿será este....?

—No creo que nos hayamos visto, soy sobrina de Alala pero no vivía aquí en Atenas. —Intenta actuar normal, Kala.

—Mmm, tenía un gran amigo, George, era su nombre. Bastante parecido a ti. ¡Pero deben ser solo coincidencia. —dijo entre una risa más que amable, cínica.

—Yo, creo que debo volver a la fiesta. —dije buscando escapar de aquel lugar.

—¿Necesitas que te acompañe? —negué con la cabeza y me dirigí hacia la salida.

Al llegar al salón, busqué a Alala y la encontré hablando alegremente con otras chicas del servicio, cuando sus ojos encontraron mi gesto preocupado, se acercó a mí de manera veloz.

—Kala, ¿Qué sucede? —preguntó en un tono bajo para no alertar a nadie en la fiesta.

—Damén.

—¿Qué sucede con él?

—Él, él era el amigo de mi abuelo. —la expresión serena de Alala solo me dijo una cosa: ya lo sabía—.  Alala, él fue la última persona en ver a mi abuelo con vida, y salió de casa bastante molesto.

—¿Quiere decir que él...? —el terror se hospedó en sus ojos. Al parecer, ella no conocía esa información.

—No lo sé, pero tenemos que averiguarlo. Y, hay otra cosa. —esta vez mis mejillas se tiñeron de un rojo intenso—. Yo... estoy saliendo con Ares. —si una felicitación de su parte era lo que esperaba, nunca llegó a mí.

—Kala, los demás dioses del Olimpo no pueden saber eso, Ares lo sabe. Me refiero a que, que el dios de la guerra esté enamorado, no es una buena noticia para ninguno de ellos. —la preocupación se adueñó de mí, no había considerado aquello.

—¿Y qué crees que debamos hacer para evitar que lo sepan? —estaba dispuesta a hacer cualquier cosa y eso me sorprendía a mí misma.

—Creo que lo mejor es mantenerlo en secreto por un tiempo, al menos hasta que encuentren la manera adecuada de dárselo a conocer a los demás dioses. Es tu decisión Kala, si es lo que deseas está bien, pero si no, deberías de alejarte de Ares.

Yo, estaba sorprendida de mi propia respuesta, porque mi corazón habló primero que mi cerebro.

—Haré lo que tenga que hacer con tal de que Ares no pague las consecuencias.

Tratando de arreglarlo, las cosas, simplemente iba a empeorarlas.

***

Damén

Esa chica, en algún lado había visto a esa chica.

Dejando vacíos todos mis cajones y revisando todos los libros que estuvieran a mi vista. Hasta que lo encontré. Aquella carta que George me había enviado hace un año. Al sacar su contenido, sonreí.

—Te atrapé, niña.

La foto, mostrando a una hermosa adolescente sonriendo a la cámara, con la inscripción en la parte de atrás, delatando a la impostora:

"Mi querida nieta, Kala Afrodita Stone."

ENTRIÓN I: Un viaje de Dioses [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora