lienzo # osasuna

08

—Ya... en parte le agradezco a mi hermano —Rió. Su voz salía más tapada por el objeto relleno de plumas en el que su rostro estaba hundido—. Uhm..si quieres te tomas un descanso, puedo cocinarte algo.

—Sí... yo también, por lo menos hice un amigo nuevo —Rió leve—. ¿Sabes cocinar? —Habló sorprendido—. Agradecería que cocinases algo —Rió levemente, levantándose con cuidado—.Ten cuidado de no manchar nada.

—Hmmm... —Se estiró en la cama cuando se quitó de encima suya—. Sí, sé cocinar. Me gusta mucho —Sonrió levantándose y volviendo a estirarse—. Dios, estaba muy tenso —Rió y caminó hacia la salida—. Ven, vamos a comer.

—Idiota, deberías decirme cuando te sientes tenso. Así me quito y te estiras, es importante que tú también estés cómodo y bien —Suspiró negando—. Woow, no sabía eso de que te gustaba cocinar. Bien.. vayamos, me muero de hambre.

Suna comenzó a seguir al chico sin camisa.
"No es un mal chico, no es igual de Idiota que su gemelo" pensó Rin, con una sonrisa en su rostro.

—Perdón, perdón, es que no lo veía necesario —Rió. Sus pies se movían hacia la cocina, entrando en ella—. No es que me encante cocinar, pero lo hago en mis tiempos libres —Dijo mientras abría la puerta de la heladera—. ¿Que quieres comer?

—Bueeeno —Rió levemente—. Que lindo, yo en mi tiempo libre como lo que cocinan mis amigos —Rió alto—. Eh.. no sé, cualquier cosa me sirve. Solo digo que tengo hambre —Rió levemente—. Tú eres el chef~ —Le miró con una leve sonrisa en su rostro.

—Pueess —Miró un poco más los estantes de la heladera, hasta que sacó un tupper de papas fritas—. Te puedo hacer una tortilla de papa, ¿te gusta? —Lo miró mientras cerraba la puerta con el pie.

—Te ganaste todo mi corazón, Osamu —Rió mirándole—. Me parece bien, me gusta mucho. Apartarte que seguro que cocinas muy rico~ —Sus ojos se perdieron totalmente en la espalda de Osamu, observando cada detalle de esta.

—Buaa, que halagador —Rió, metiendo las papas al microondas para calentarlas—. A mí también me gusta, en fin —Agarró unos huevos y los rompió en un cuenco—. ¿Me andas mirando la espalda o la pintura? —Sonrió mirándole de reojo.

Las mejillas de Rintarou se tornaron a un color rojizo.

—¿Tú qué crees qué hago? —Río leve, observando únicamente su amplia espalda—. Su espalda es ancha, que linda —Sonrió. Mordió con delicadeza su labio inferior, sin borrar aquella sonrisa tonta que se había instalado en su rostro.

—Observad el dibujo, obviamente —Sacó las papas del microondas y las mezcló con el huevo ya batido—. Ya quiero verlo yo también, pero quiero verlo después de que lo termines. Creo que terminado lo apreciaré mucho más.

—Ah sí, sí; la pintura es lo que miro... —Rió levemente, negando—. ¿Prefieres cuando esté acabado? Okey —Sonrió—. Llevas razón, así puedes calificarlo y darme tus críticas —Rintarou miró al de cabellos oscuros.

—Pfff, yo no soy nadie para calificar y criticar —Rió levemente, metiendo la mezcla en una sartén—. Para mí estará hermoso sea como sea, ¿sí? —Se apoyó en la encimera y le miró, brindándole una sonrisa.

Rintarou sonrió mirándole, asintiendo ante las palabras del chico.

—Gracias Osamu, me subes los ánimos por completo —Rió leve, sonriendo—. Ten cuidado de no manchar nada.

—Que nooo, que el acrílico seca rápido —Rió leve, mirando de vez en cuando a la sartén para comprobar que todo estuviera en orden—. ¿Crees que sea fácil de sacar?