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—Mira, miraaa —Habló Suna—. ¿Acaso es necesario mentir? Que me pagues un lienzo, ¿te cuesta? —Levantó sus cejas.

Osamu bufó, soltando la muñeca del chico.
—Repito que no fui yo y no te estoy mintiendo —Hizo una mueca—. Luego le digo a mi hermano... —Suspiró—. Maldito Tsumu,, —Pensó.

...

Un estornudó se escuchó en la habitación.

—Te pones enfermo y juro que no vuelves a entrar a mi casa en un mes —Habló, levantando la mirada.

—¡Omi-kun! —Se quejó el rubio—. ¡Seguro es por Samu que está hablando mal de mi! —Hizo un puchero.

—Sí, sí... calla y sigue estudiando —Suspiró.

...

—¿Holaaaa? ¿Estás ahí? —Habló Rintarou, moviendo su mano frente al rostro del peligris—. Osaamuu —Suspiró.

—¿Ah? Sí, sí... disculpa —Le miró—. He pensando algo para compensarte esto del lienzo —Hizo una pausa y habló—, ¡que no he roto yo! —Aclaró rápidamente.

—Mmm —Rió leve y suspiró—. A ver... ¿qué idea tienes? —Se apoyó en la mesa.

—Pues... he visto varios vídeos en tiktok que tratan de pintar —Sonrió.

—¿Y? —Dijo extrañado.

—Tú pintas —Lo señaló.

—Sí —Asintió leve.

—Y necesitas un lienzo.

—Ajá, por culpa de tu gemelo malvado —Rodó los ojos.

—Entonces...

—¡Ve al grano! —Suspiró agotado.

—Yo puedo ser tu lienzo —Le miró.

Suna comenzó a reír hasta que notó que el contrario lo decía enserio.

—¿Cómo? —Dijo dudoso.

—Mi espalda puede ser tu lienzo —Se giró—. ¿Ves?

Los ojos de Suna comenzaron a recorrer toda la espalda del Miya menor, mordiendo leve su labio.

—Es muy ancha... —Dijo inconscientemente.

—¡Por eso! —Sonrió girándose, mirando al contrario—. Eso es lo que vi en tiktok, que pintan sobre espaldas —Hizo una pausa—. No sé si eso te vaya a servir... —Suspiró.

Suna chasqueó su lengua.

—¿Enserio? ¿Todo esto para no comprarme un lienzo? —Le miró, cruzándose de brazos.

—Están bastante costosos... —Murmuró con una sonrisa.

Tampoco parece mala idea, es decir... él parece agradable y —Pensó, haciendo una pausa para recorrer todo el cuerpo del Miya menor—, es muy lindo —Sus mejillas se tornaron a un delicado color rosado pastel.

Un suspiro pequeño, casi sin sonido, escapó de los labios del artista.

—Bien... acepto tu idea.

—Bien, bien, bieen —Sonrió el de cabellos grisáceos—. Mmm, ¿cómo haremos?

—¿El qué? —Ladeó levemente su cabeza.

—El que uses mi espalda, ¿dónde quedaremos? —Sonrió Osamu, con un toque coqueto.

—Ah... pues no lo sé —Rió nerviosamente—. ¿En tu casa...? —Le miró.

—Podría ser una buena idea, si mandamos a mi hermano a casa de su novio esa tarde sería bueno —Rió alto. El corazón de Rin comenzó a latir rápidamente, sintiéndose muy cálido.

¿Qué me pasa? —Puso su mano en el corazón, estrujando la tela—. Bien... me parece bien —Asintió.

Los movimientos de Rintarou eran delicados como los pétalos de las flores, cosa que dejó fascinado a los ojos de Osamu.

lienzo  #  osasuna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora