lienzo # osasuna

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—¡Suna! —Alguien levantó la voz, asustando al recién llamado—. Pero mira cómo se te ha quedado la cara... —Dijo la chica sorprendida, viendo el rostro del joven manchado de óleo—. Con lo mal que sale el óleo de la piel, vas tú y te duermes sobre los pinceles manchados y la paleta —Se quejó, suspirando.

—¿Este es el chico que me dijiste? —Susurró la otra muchacha, acomodándose las gafas y un mechón tras la oreja.

—¡Sí! Es él, mi compañero de clase, el que te dije que se llama Suna —Asintió la rubia, sonriéndole levemente a la contraria—. Por cierto, te dije que me esperaras fuera de clase... No iba a tardar mucho —La miró con vergüenza, apretando contra su pecho la carpeta llena de dibujos.

—No importa Yachi, quería verte cuanto antes —Le sonrió, riendo levemente al ver lo vergonzosa que se había puesto la rubia.

Por otro lado, Rintarou estaba mirando a las dos mujeres con cara de no entender nada, ya que no sabía cuándo se había dormido sobre la mesa de clase, encima de sus materiales. Miró a todos lados, notando que estaba a solas con aquellas dos chicas.

—¿Y todo el mundo...? —Murmuró con voz de dormido. Se aclaró la garganta y suspiró—. ¿Nadie me despertó antes? —Se quejó, viendo que el lienzo sobre el caballete estaba con apenas unas tristes y vagas pinceladas de colores diversos, algo que le dejó más confundido—. Mierda, no me jodas —Se pasó las manos por la cara, bufando frustrado—. Ni hice el boceto y ya me puse a dar pinceladas sin sentido, ¿hice esto medio dormido? Ni me acuerdo —Se quejó nuevamente, sintiéndose frustrado por lo sucedido.

—La profesora nos dijo que no te despertemos porque es mejor que descanses... Además, no sé si te acuerdas, pero este es uno de los trabajos finales —Suspiró levemente, poniéndose nerviosa al pensar que Rintarou la gritaría—. Pe-Pero recuerda que tienes tiempo para entregarlo, solo deberías descansar ma-más y así evitarás dormirte en clase... ¡No va a malas! Es solo un consejo —Le sonrió avergonzada, pegándose de forma inconsciente a su acompañante.

—Ah mierda, tienes razón, había olvidado que este es el trabajo final de dibujo artístico —Murmuró, bufando—. ¿Sabes cuándo debemos entregar los de las demás asignaturas? —Se levantó de su asiento, con la intención de guardar todos sus materiales, ya que así se podría ir cuanto antes a casa.

—Aún no me fui a fijar, pero las listas con las fechas de entrega las dejaron en el corcho que hay abajo, cerca de la puerta de la entrada principal —Le sonrió levemente—. Yo me voy ya, nos vemos, Suna... Descansa y cuídate —Nuevamente le dedicó una sonrisa antes de salir del aula con la mujer que la acompañaba—. Gracias por venir, Kiyoko... Ya te dije que no era necesario, que te iba a buscar yo a tu clase cuando terminase la mía —Se quejó de nuevo, mirándola con un pequeño puchero.

—Que tierna te ves así —La sonrió con cariño, besando su mejilla antes de seguir su camino a casa de la más bajita.

Por otro lado, en el aula solo quedaban Rintarou y todos sus materiales artísticos tirados por la mesa. El muchacho suspiró agotado, pasándose una mano por la mejilla, olvidado por completo la pintura fresca que lucia en su rostro. Buscó un clínex en su bolsillo e intentó limpiar la pintura, aunque no le sirvió de mucho, las manchas no iban a salir tan fácilmente con un clínex ya manchado anteriormente con pintura que aún estaba algo fresca.

—A tomar por culo todo —Bufó frustrado— No me importa, me voy a casa y me limpio ahí. Al que no le guste mi cara con pintura, que no mire —Suspiró rendido, no iba a perder más de su valioso tiempo en el aula vacía.

Cuando al fin tenía todo guardado, salió del aula y bajó las escaleras a toda prisa, sin mirar bien por donde iba. Por eso, cuando menos se lo esperó, se chocó con alguien.