17 - Desastre

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Se levantó temprano, sin decir nada fue a buscar el coche que su hermano le había pedido alquilar la noche anterior, pasó por la farmacia que estaba de camino, cuando aparcó y entró a casa se escuchaba el ruido de la ducha de fondo. Entrando a la cocina, saltó del susto al ver la silueta de su cuñado buscando lo que él creía estar ahí, las tazas, tenía el pelo húmedo y ropa cómoda para salir, así que no fue complicado deducir que era su hermano el que estaba en la ducha. Kevin lo miró pidiendo disculpas.

- Buenos días, no te quería asustar. Buscaba una taza, espero que no te moleste. - Negó con la cabeza. Veía como la mano del alfa danzaba por los pomos de la puerta. - Tu hermano me había pedido u-

- Poleo-Menta, está en el estante de al lado. - Se acercó a la puerta de las tazas, estirando la mano al pomo de al lado. - Momo le atrae el olor, y le cuesta llegar a los estantes de arriba.

- Estará bien, ¿verdad? - Con la lata en la mano, sirvió una cucharada al infusor que tenía la taza. - Me refiero a Momo.

- Sí, Jean lo cuida muy bien. - Se sentó en la isla de la cocina, Kevin servía el agua caliente, mojando las hierbas, cuando terminó le puso la tapa.

- ¿Y tú?

Lo miró sin entender exactamente la pregunta.

- ¿Yo? Bueno... No voy a negar que Jean me-

- No, me refiero... Si... Está bien esto. - Movió la taza al interior de la encimera, estaba demasiado cerca del borde.

- ¿Esto? - Quiso lanzar un bufido molesto, pero con la mueca que tenía era suficiente, aun así continuó hablando. - Creo que es demasiado tarde para preguntar. ¿No?

Sonrió, quizás demasiado condescendiente. Pero no pudieron continuar hablando, su hermano había abierto la puerta de la habitación, y sus pies descalzos sonaban en el suelo. A pesar de no haberlo escuchado, sabía que estaba dando lo buenos días, y antes de ver como se besaban, se bajó de la encimera, mientras se iba a su habitación, no se olvidó de hablar.

- El coche está abajo, cuando estéis listos, avisadme.

El hombro le ardía. Por eso abrió la pequeña bolsa que estaba en su bolsillo del pantalón.

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Cuando llegaron había poca gente, sabía que había una reserva, pero no estaba al tanto del horario y la cantidad de gente. Jean volvía del almacén montando una caja grande, para una tarta entera, estaba hablando con una clienta animadamente, Ned servía el almuerzo a unos obreros, que en ocasiones, venían más de una vez al día, sobretodo al terminar la jornada alguno aparecía para llevarle algo a su familia.

El saludo de Miles con Jean fue el más extraño del mundo, no había ningún tipo de relación, quizás por temas de carácter no había intención de formar ninguna, y no sabía si había sido peor con Kevin, donde Jean directamente apartó la mano después de agitar las manos. Miles se mostró muy interesado en el local, aun más, cuando disfrutó de un surtido de pasteles preparado por Jean en un segundo, Kevin en cambio disfrutaba de lo salado con un zumo. Él abrazaba su taza de manzanilla con canela, necesitaba aplicar la acidez con la que se había despertado; y era lógico que sus dedos estuvieran fríos por el nerviosismo, pero supo disimularlo.

Se alegró cuando Nolan apareció media hora antes, buscaba desesperado a alguien en el interior, dándose cuenta que lo buscaba a él, sin darle tiempo a decir nada, desde detrás de la barra lo llamó efusivamente.

No dudaba en correr detrás del omega que cuanto más lo miraba, más preocupado lo sentía. Una vez dentro del baño, Nolan cerró la puerta con pestillo y lo abrazó, por instinto lo apretó en su pecho, ahí se dio cuenta de su aroma apagado, de su respiración profunda, en sus brazos parecía porcelana a punto de romperse, sobretodo cuando se separó y vió la mirada afligida en sus ojos. Sin maquillaje, con la mirada apagada, algo había pasado.

Domestícame (Omegaverse) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora