11 - Metralla

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El día siguiente, 7th Street.

Odiaba el papeleo, hacer cuentas, recopilar todos los gastos, perdidas y ganancias, negado en contratar a alguien en hacer ese trabajo, se despertó a las cinco de la mañana adelantando todo el trabajo posible, Nolan no iba a estar por un par de días, así que los descansos para comer iban a estar muy aprovechados. No sabía cuando iba a terminar, pero lo que sí sabía es que iba a tener que contratar a otra persona, quizás dos. Las mañanas resultaban intensas, la gente se había acostumbrado a salir corriendo a por algo para desayunar o los estudiantes aprovechaban los días libres y el Wi-Fi gratis, y las tardes, parecían que no, pero, las comidas resultaban que habían llamado la atención gracias a Linda, una alfa alta y reservada, donde sus estudios culinarios congeniaron con el local, las imágenes de sus platos aparecieron por internet más Mainstream. Todo esto resultó en un aumento de ganancias.

Cerró la pantalla del ordenador, con la ansiedad en el pecho y muchas ganas de dormir, por eso guardó el portátil en su mochila, quedaban veinte minutos para las siete y media, así que salió envidiando a Momo acurrucado en su cama.

Últimamente se tomaba un segundo antes de abrir la puerta de su piso, no quería encontrarse a nadie fuera, pero esta vez no había ruido fuera.

Pero mientras cerraba la puerta con llave, detrás de él escuchaba un bostezo sonoro, el olor era reconocible.

- Buenos días, omega.

Cuando se giró lo veía estirar los brazos hacia arriba, era jodidamente alto, vestido con ropa deportiva, con los auriculares escondidos en la camiseta, los mechones rubios más largos estaban recogidos en una coleta, sus ojos indicaban que se había despertado hace poco, pero el café había surtido efecto por movimientos rápidos al estirarse.

- Buenas.

Caminó dando por zanjada la conversación, pero un rápido movimiento del alfa lo frenó.

- ¿Te vas?

Como siempre, estaba presente su sonrisa encantadora, pero Henry tenía sueño, y el hambre lo ponía del mal humor.

- Sí, tengo que abrir el local. - Iba a continuar caminando pero vio que el otro no tenía intención de moverse. - ¿Quieres decirme algo?

- Sí, - Quiso dudar, pero no tenía tiempo. - ¿Estás bien? - El ceño confundido de Henry lo obligó a continuar. - Tu cuerpo. ¿Está bien? Te... Oí..

No esperaba esa pregunta, pero antes de avergonzarse por ello, decidió ser sarcástico, quizás así daba por zanjada la conversación.

- Sí, espero no haberte molestado mucho, supongo que ahora entiendo lo que yo vivo cuando golpeo la pared.

Esta vez continuó caminando, teniendo que empujar al alfa de un costado, estaba siendo un entrometido para su gusto, no quería dejar que indagase mucho más.

- Pero estabas solo.

- Enhorabuena Sherlock.

Estaba detrás suyo como si cargase con una mochila, una vez en la entrada del edificio, Henry se giró bruscamente al darse cuenta que lo iba a continuar siguiendo, pero el andar del alfa cesó demasiado tarde, acercándose demasiado su torso al rostro del omega. En ese segundo que se habían aproximado, curiosos e instintivos olfatearon el aire del otro, Henry que todavía mantenía pequeños restos del celo, el olor intenso a primavera y el jazmín enredado en las celosías, provocó que el alfa saborease y deleitase el olor encontrando también la canela, en una fracción de segundos sintió el cosquilleo en la punta de los dedos de la mano, además, el omega, cuando sintió el aroma, que, con rabia se le hacía cada vez más familiar, el cesped mojado le recordaba las tardes de lluvia en verano sentado en el porche de su casa y la lavanda que encontraba en algunos de sus tés favoritos que tomaba cuando hacía más frio.

Domestícame (Omegaverse) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora