Domestícame (Omegaverse) [Editando]

19 - Colores

Minutos antes

— Mamá, sí estaré allí temprano. — Aplastó la colilla del cigarro en el cenicero de cristal.

— Claro, si estaré allí con Eli, está emocionadísimo. No, ahora no te puedo pasar con él, se ha ido a dormir, mañana trabaja. Mañana a primera hora me aseguraré que te llame.

Se sentó en su portátil, abriendo el chat "Eli"

Mañana llama a mamá.

Cuando cortó la llamada cigarrillo que había encendido, se había apagado por la mitad, y la bebida que se había servido se transparentaba con el agua del hielo, pero eso no importó.

Su móvil vibró en la encimera, con un número desconocido para su agenda, pero, no para él, antes de responder, su piel se erizó al olfatear el ambiente y escuchar el timbre de la entrada.

Cortó la llamada sin pensarlo, el aroma que se colaba por los huecos de las puertas aflojaba todos sus poros atrayéndolos como un imán. Cuando la puerta estaba abierta, ahí estaba, envuelto una chaqueta deportiva oscura y el sudor en su sien.

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El alfa se fue al baño lavándose los dientes por segunda vez, además de soltarse el pelo para volver a recogerlo de mejor manera, antes de salir miró a la bañera.

Cuando Keegan volvió, Henry seguía sentado en el mismo sitio.

— Hey, ¿necesitas ayuda? - El alfa se había arrodillado otra vez en el mismo sitio. Su tono era tranquilizador. — ¿Te puedes levantar?

Cuando el alfa le tocó el hombro los ojos del omega se nublaron, pestañeó varias veces intentando quitar el rumor de su mente buscando el aroma que se habían regocijado sus fosas nasales. Cuando la mano de Keegan rozó el otro hombro, el cúmulo de telas le contrajo las entrañas, gimiendo por la molestia.

— Perdona. — Llevó la mano debajo del hombro, más cerca del codo. — tengo que quitarte la chaqueta, estás empapado. — Al escuchar la cremallera, el omega tragaba saliva. — Estás empapado y tienes fiebre, ¿vamos al baño? — Henry solo se dejó llevar, incluso no sabría decir si estaba dando algún paso, no solo por el dolor, si no por el simple deleite de sus fosas nasales de un alfa que no había existido por años. — Bien, Henry, mírame.

Y así lo hizo.

— Dime.

— Te tienes que meter en la bañera, pero no sé si vas a poder solo.

— No.

Cuando negó, no fue por no querer bañarse, sino porque sabía que no iba a poder solo, así que automáticamente elevó los brazos para que el alfa pudiese quitarle la camiseta, lo desvistió sin problemas, y sin darse cuenta Henry, ya estaba en la bañera metido en agua fría.

— No sabía que el servicio de baño estaba incluido. — El alfa no supo como reaccionar después de diez minutos de silencio y luego escucharlo hablar. — ¿Qué pasa? Sé que tengo una cara de mierda, pero no es para tanto, ¿o no? Acaba de bajarme el calambre, hablemos ahora que podemos.

El alfa sonrió con su desparpajo y se estiró sin dejar de estar sentado en la taza del váter, para sentir su temperatura.

— Parece que estás mejor. — Sonrió, levantándose y buscando una toalla en el armario de al lado del váter. — Yo te dejaría flotando ahí como un patito, pero creo que es mejor que vayamos a la cama, aparte de que no hay sitio para mí ahí dentro, estaremos mejor en un colchón.

Extendió la toalla en el aire para que el omega se pudiese tapar, cuando el omega envolvió sin pudor la toalla en la cadera, se sujetó en el hombro del alfa para poder salir, pero antes de poder dar un paso fuera de la bañera... sus pies flotaron.