16 - Miserable

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Hizo memoria cuando el hombro le comenzó a picar, quedaba poco tiempo para que tener su celo, se le hizo inevitable pensar en Keegan. Ese maldito hijo de puta... De camino a casa, entró a un supermercado, comprando varias cosas para cenar, el hombre aburrido detrás de la caja, pasaba su compra lentamente mientras veía una serie en la pantalla del móvil.

Al llegar al edificio, en el pasillo, escuchó la música a través de la puerta de su vecino, Keegan se acostumbró a aparecer varias veces a la semana, incluso por su casa, siendo bien recibido por Momo, como si de un niño se tratase, le llevaba sus juguetes para divertirse juntos. Conversaban, y obviamente lo provocaba para hacerlo enfadar, a ambos. Ese cabrón disfrutaba molestarlo. Y él inevitablemente caía.

Su móvil vibró en la encimera de la cocina.

Faltan cinco minutos para llegar.

Revisó la habitación que su hermano iba usar, y cerró las puertas para no ver el pasillo tan desordenado.

Su hermano cumplió con su mensaje, a los cinco minutos sonó el telefonillo, no preguntó quién era, solo le abrió la puerta. No iba a negarlo, estaba jodidamente nervioso, y preparado a la hostilidad de Miles. Escuchó su voz por el hueco de la puerta abierta, cuando esta se movió, su hermano estaba enfrente suyo, con esa sonrisa, escaneando todo su alrededor. Estaba más moreno, sus ojos avellana destacaban mucho más con ese tono canela de piel, y su pelo era mucho más largo de lo que se imaginaba.

Cuando lo miró, su sonrisa ácida se pronunció.

- Hola.

- Hola, Miles.

- ¿Se puede? - Arrastró la maleta al interior.

- Bueno, ya estás aquí.

Cuando iba a acompañarlo a su habitación, pero sintió como los brazos de su hermano lo abrazaron, ante la sorpresa del gesto, se quedó paralizado. Miles se quedó sujetando a su hermano, Henry al saber que el otro esperaba ser correspondido de la misma forma, palmeó su espalda; no le desagradan para nada los abrazos, pero le resultaba sorprendente ese gesto de parte de su hermano.

Si intentaba hacer memoria, no recordaba acercarse de esa manera a él, el contacto físico solo se reducía a su infancia, o las fotos familiares.

Mirando por encima del hombro, la puerta, que continuaba abierta, y la sombra que dislumbró al atravesarla no pasó desapercibida, con su maleta observó a los hermanos abrazarse, esquivando la mirada de Henry. Eran alrededor de cuatro años que habían pasado desde que se vieron por última vez.

Su hermano lo soltó cuando escuchó las ruedas del objeto, con su cuerpo mirando al centro de ambos, se cruzó de brazos.

- Supongo que te acuerdas de Kevin.

Sintió acidez en la garganta, no tendría que haberse comido el bizcocho de limón con el zumo de manzana.

- Sí, ¿qué tal?

Si se hubiese visto la cara delante del espejo, en su expresión habría encontrado, sorpresa, alegría forzada y una pizca de asco. Cuando se dieron la mano por decisión de Henry, esquivó su mirada. Kevin se había convertido en un fantasma del pasado, como lo que quería ser su hermano cada vez que pensaba en él, pero sabía que de alguna forma eran familia.

- Bien. - Si estaba sorprendido, no se había notado. - ¿Cuánto tiempo ha pasado?

Prefiero no saberlo.

- Algo de tiempo ha pasado. - Dio un paso hacia atrás con las manos en los bolsillos traseros del pantalón. Miró a Miles. - ¿Vamos dentro?

Ayudó cargando con los bolsos, a su espalda escuchaba el ruido de las maletas moverse, y sin decir nada dejó las cosas encima de la cama.

Domestícame (Omegaverse) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora