15 - Murmullo

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Cuando entró solo saludó a Henry, que permanecía serio esperando que la batidora terminase, estaba pensativo, no le respondió el saludo cuando paso por su costado. Entró al baño, cuando abrió su taquilla y dejó sus cosas, escuchó como unos pasos se acercaban, por la esencia pudo saber quién era.

- Buenos días.

- Buenos días, pensaba que no estabas.

Miró al alfa, estaba dejando su móvil en su taquilla, su pelo azul se escondía en la gorra, se fijó en su nuez, que se movió cuando habló y como sus labios brillaron al lamérselos.

- Estaba en el fondo, tenemos una reserva de ocho.

- ¿Por la mañana?

- Ni idea. Llamaron ayer. Al parecer es una reunión del club de la lectura.

- Ancianas.

- No tanto, son cuarentonas. Necesito ayuda, creo que van a dejar de mirarme las nalgas para comenzar a tocármelo.

Jean hablaba tranquilo, como si no hubiese pasado nada hace días, como si nunca hubiese visto nada. Quizás en ningún momento le dio la importancia que Nolan le dio, el alfa era un adulto, respetaba todo y callaba cuando él sabía que tenía que callarse.

Él en cambio se frustró avergonzado aquella noche, buscando alguna frase para justificar los chupetones que el estúpido alfa le había dejado, discutió con Jonathan por que habían acordado en no dejar marcas, y cuando ocurrió Nolan no se dio cuenta. Al terminar la discusión se desvistió delante del espejo para buscar marcas que podrían quedar al descubierto.

En aquél fin de semana pensó demasiado en su situación con el alfa, que continuaba buscándolo a su habitación, pidiendo perdón. Pero cuando se vieron el lunes por la mañana se encontró con el alfa ignorándolo, decidió no darle importancia.

- ¿Quieres que me encargue yo?

- No, tranquilo.

Le arrebató la hoja de pedidos, encontrando la mesa de la reserva, guardándola en su delantal. Le devolvió la hoja de pedidos bajo la atenta mirada del alfa.

Al salir, Henry volvía al interior de la barra, lo miró sorprendido.

- Hola, no te había visto entrar.

- Buenas, no te preocupes, estabas concentrado con la batidora. - Henry permaneció serio después de un rato. - ¿Estás bien?

No, no estaba bien, su hermano estaría ésta noche en su casa comentando lo patética que era su vida para su gusto. Y de paso tocar un poco las pelotas.

- Ey, si necesitas escapar, vente a mi casa. - Jean apareció ajustando la gorra.

- Gracias, pero no me apetece que este pululando por mi casa a su antojo.

- ¿Cuánto tiempo va estar? - Nolan terminó de cobrar una mesa.

- Ni idea, lo más seguro que una semana. Pero quién sabe.

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- ¿Quieres que te lleve?

Jean apareció por la puerta acomodándose la gabardina gris del cuello, con unos pantalones de tela que nunca se había imaginado que iba a tener en su armario y dos cajas grandes con el logo de la cafetería.

Domestícame (Omegaverse) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora