4 - Abierto

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Momo no paraba de jugar con el vecino, había aprovechado su despampanante carisma como felino consiguiendo quedarse quince minutos intentando morder la enorme mano del alfa. Y Henry sin decir nada fue al interior del piso, hacía frío.

Cuando volvió Momo estaba boca arriba intentando conciliar el sueño entre las piernas del alfa, y sineramente Henry tenia ganas de estar en la misma situación que el, pero en su cama, intentando de recuperarse de la incomodidad de su cuerpo.

- El bicho se esta durmiendo, ¿lo dejamos? - No lo había mirado hasta ahora. - O-omega, ¿estás bien?

No dijo nada, solo veía al Momo cerrando sus ojitos y como todo comenzaba a girar.

- Sí, estoy bien. - Se sujetó a la puerta de forma disimulada.

- No, no lo estás. 

- Tengo que irme a dormir.

El alfa se levantó con el gato en un brazo, Momo estaba despierto al escuchar en el tono de su dueño, y antes de que el alfa pusiese una objeción tomó al animal en sus brazos. Momo al notar el aroma de Henry, buscó con el olfato el hombro que comenzaba a arder.

- Buenas noches.

Se giró y cerró la puerta.

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Sus rodillas sonaron al agacharse, los cajones de fruta estaban más pesados de lo que parecía, pero era mejor dejarlos sobre la barra para los zumos que anunciaba el cartel que estaban colocando fuera, la gente se detenía en la puerta. Los objetos, los colores, el ambiente, llamaba la atención, donde Nolan aprovechaba para entregar pequeñas tarjetas de cartón reciclado, con el logo de la tienda, y en la parte de atrás el porcentaje de descuento en un desayuno o una merienda.

Mañana abría el local, Jean estaba más calmado, adoraba sentir la alegría de Nolan y Tatiana, la chica nueva, era mucho más espabilada de lo que esperaba a pesar de ser su primer trabajo.

Su madre vendría, tirando del brazo de su padre, por la tarde para felicitarle por la gran apertura.

Se levantó temprano, estaba agotado -  su vecino otra vez lo había molestado -, sudado y con mucho calor, temiendo que esta vez fuese el celo, pero después de estar más de tres cuartos de hora en la ducha, su cuerpo bajo de temperatura, vistiéndose sin saber que eran las seis de la mañana y ni siquiera había salido el sol, se fue al local por que se suponía que debía terminar de ordenar.

Jean no le dijo nada, llevaba tiempo sin decirle nada, y sabía que era porque estaba enfadado y un poco resentido por su propio instinto. Aun así no le dio importancia y desayunaron juntos cuando llegó a las ocho con una docena de gofres.

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- ¿Cómo está tu mano?

Nolan estaba terminando de limpiar los platos que habían usado para cenar, mientras Jean los secaba y los dejaba apilados detrás de la barra.

- Bien, ya no me pica. - Se miró la palma de la mano, mientras se la secaba con la toalla. - Muchas costras ya se han caído.

- Me alegro.

Miró el redondo rostro del omega, había cambiado el iluminador por el colorete de tono naranja. Vio como sus ojos vacilaban.

- Nolan, suéltalo.

Tragó profundamente.

- Henry... ¿Tiene alfa?

Inevitablemente miraron al omega pecoso, que reía con Tatiana mientras terminaban de colocar las pequeñas macetas con flores en las mesas.

Domestícame (Omegaverse) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora