Domestícame (Omegaverse) [Editando]

3 - Contacto

Los dolores lo despertaron, desde la columna, hasta la vibración en su pelvis, con la frente empapada de sudor, y rascándose el hombro, cerca de la clavícula.

Era final de marzo y todavía no hacía calor.

Cuando la segunda oleada lo mermaba, se levantó dando vueltas por la habitación.

Momo estaba despierto incluso antes de que Henry abriese los ojos, y se mantuvo detrás de las rodillas de su dueño.

Como pudo fue a la cocina a por un vaso de agua, al borde de la encimera se arrodilló, ya que el dolor lo estrujaba y comprimía.

Cuando por fin se pudo poner de pie, abrió el tercer cajón que tenía enfrente, viendo como los supresores se mantenían tal cual estaban de cuando los había comprado.

Solo los ha de utilizar en su celo, puede ser peligroso en su situación utilizarlos fuera de ese estado.

Le había explicado su médico después de incómodas sensaciones.

— Mierda.

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Potrero Ave, Hospital.

— ¿Cuándo comenzaron los dolores?

— Hace un par de horas.

El médico miró su hombro, no había nada extraño visiblemente, pero la temperatura en esa zona era mucho más intensa y una fina línea curva de unos tres o cuatro centímetros.

— ¿Está seguro que no es por un próximo celo? A lo mejor se ha adelantado.

Habló mientras sacaba de uno de los cajones un termómetro y lo desinfectaba para ponerlo debajo de la axila.

— No. Mi médico lo explicó en mi expediente, solo necesito algo que calme el dolor. Los inhibidores serán contraproducentes. — Habló mientras miraba al médico leer desde el ordenador su ficha técnica. — Además, me ha traído un amigo, es alfa, no ha notado nada en mis feromonas.

El médico se levantó nada más escuchar el pitido.

— Sí, efectivamente, tienes la temperatura corporal alta, y la zona del hombro es mucho más intensa — Habló mientras tocaba la zona afectada. — Le diré a la enfermera que te aplique la medicación que está en tu expediente, pero igualmente necesito que vayas al endocrino, a lo mejor de alguna forma está relacionado con el celo y tus ciclos. Te recomiendo que vayas lo antes posible. — Tecleaba en el ordenador rápidamente. — El medicamento que te vamos a inyectar contiene un parte de sedantes, así que aprovecha y duerme todo lo que puedas.

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Jean se levantó nada más verlo aparecer por la puerta.

— ¿Qué te ha dicho?

— Nada nuevo... He de ir al médico de aquí de mientras.

Jean lo ayudó a ponerse la chaqueta por encima de los hombros mientras salían del hospital. La madrugada estaba más tranquila de lo que Henry esperaba por ser sábado y el parking estaba con pocos coches.

— Gracias por venirme a buscar siendo tan tarde.

— No te preocupes, mi padre ni se ha enterado que me he llevado el coche. Si se da cuenta te echaré la culpa a ti y a tu nalga pinchada.

Fue inevitable reír.

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— ¿De verdad no quieres quedarte?

Miró a su amigo que cargaba con su bandolera mientras lo acompañaba hasta la puerta.

— No, te-

Detrás de Jean una puerta se abrió de golpe, su vecino toca—huevos apareció sonriente, sin camiseta, pero gracias a Dios, con pantalones, detrás de él, otro omega castaño que no había visto. Se despidieron sin decir nada.