Los dioses de distintos panteones se reúnen en el Consejo del Valhalla, debaten sobre la humanidad y todo lo que han hecho hasta ese momento. No tienen dudas, son un virus para la Tierra. Y han tomado una decisión, extinguirlos. ¿Jehová lo aprueba...
Dos derrotas en el torneo, el gran peleador anterior había caído frente a los ojos de su familia, pero más que miedo y desesperación, su pérdida sembró esperanza. La salvación de su equipo pendía de un hilo, y los combates debían continuar.
Poseidón, el gran tirano de los mares se había alzado en el frente de batalla con su tridente en mano.
Era momento de que Sasaki Kojiro, el más grande perdedor, peleara contra el dios imbatible.
El anunciador había hecho sonar su cuerno para inaugurar el inicio del combate, pero, habiendo pasado algunos segundos, ningún contrincante había tomado la iniciativa de atacar al otro.
Mientras que la deidad mantenía su mirada en la nada, su oponente tenía una extraña apariencia, su rostro sudaba al igual que sus manos, a pesar de estar sosteniendo únicamente la espada al frente.
De repente, el humano tuvo la iniciativa de avanzar, dando una zancada lateral, con su postura inclinada hacia su espada a un costado, corrió tan rápido como pudo, sin embargo, a medio camino, el dios lanzó su tridente y lo decapitó.
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Gotas de transpiración seguían brotando de su piel, no había muerto, o al menos no en verdad, pero su simulación mental había terminado de forma atroz, descartó otra opción de ataque.
Más gotas de sudor escurrieron por su rostro, cada cierto tiempo terminaba una simulación, y no había encontrado algún ataque que penetrara la defensa del dios. Debía actuar con seguridad.
Ningún contendiente había hecho un movimiento.
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Odín: —Al parecer llegaste en la pelea más aburrida, es una pena por ti, Freya.
Freya: —Escuchaba mucho ruido desde el Fólkvangr, creí que me emocionaría...
Loki: —¡Uy! ¡El Fólkvangr! Eso quiere decir que no hay ninguna otra deidad cuidándolo, ¿verdad?
Freya: —Lo hay, y espero que no planees ninguna de tus estúpidas bromas, porque mi hermano Frey no toleraría ninguna.
