Capítulo 27: Furia

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Heimdall: —¡El humano más fuerte sacude al dios de la guerra con sus golpes! ¿Los dioses deben preocuparse? 

Los humanos saltaban de la emoción como si estuvieran viendo una batalla en la que se decidía su salvación y su representante estaba ganando, aunque literalmente eso estaba ocurriendo. Humanos de distintas épocas, al mismo son, aclamaban un mismo nombre, el del forzudo canadiense. Louis mantenía una faceta seria, hacía algunos instantes el dios le había mostrado que su descuido por inexperiencia podría jugarle en contra, y aunque no dejaba de exhibir sus bíceps, tríceps, pectorales y varios grupos musculares más, su mayor atención estaba en la deidad que se levantaba contusionado por su más reciente golpe. 

Cyr no se sentía diferente en un lugar así, más bien, se sentía de regreso a la vida volviendo a hacer lo que tanta fama le había traído. Estaba acostumbrado a ser aclamado por la multitud, por ver a otros apoyar a sus adversarios, y más aún, a estar ganando.

Hera: —Qué desafortunado es mi hijo, siempre contra otros que le toman la delantera. Hermes ¿Qué crees que piensen los nórdicos de mí por haber engendrado a alguien así?

Hermes: —No sabría responderle a eso, señora Hera, porque los nórdicos también están ausentes

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Hermes: —No sabría responderle a eso, señora Hera, porque los nórdicos también están ausentes. Pero puedo percibir que llegan nuevos invitados.

¿¿??: —Supongo que nunca he sido bueno ocultándome.

Hera: —Hijo, también viniste —lo repasó con la mirada, el dios griego de cabellera y barba cobriza que había llegado no era famoso por su apariencia física, pero lo compensaba con su estatura—. ¿No tenías mejores cosas que hacer en tu fragua?

Hermes: —Hermano Hefesto, es agradable tenerte en las gradas.

«Hefesto, dios griego del fuego y la forja»

Hefesto: —Las sacudidas aéreas me llamaron la atención, y las noticias llegan rápido hasta a la más lejana isla flotante. Lamento lo de nuestro tío, y lo de nuestro hermano.

Hera: —Espero no hayas venido hasta acá solo para lamentarte.

Hefesto: —Por supuesto que no, vine a ver a nuestro hermano pelear, aunque esté en desventaja por ahora. 

Hermes: —Tú lo has dicho, por ahora.

Hera: —No fuiste el único que se interesó por las sacudidas. 

Miraban al otro lado de las gradas superiores, al balcón que se encontraba a la par del de los nórdicos. 

¿¿??: —¡Parece ser una emocionante pelea entre dos fuertes dioses! ¿Quién esperas que gane, Destructora?

¿¿??: —Acabamos de llegar, no hemos visto ni un intercambio de golpes, ¡Así que déjame ver la pelea y para con tus preguntas, Lugh!

Lugh: —¡Como quieras! —sonrió ampliamente, y le dio una fuerte palmada en la espalda, que la afirmó al trono que segundos después se formó, el dios se animó adoptando una postura de combate—. ¡Estoy ansioso por pelear! 

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora