Capítulo 50: Respeto por el duelo

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Ambos representantes de la séptima ronda fueron presentados por el anunciador nórdico, Heimdall. La contienda se disputará en Camelot, lugar donde el einherjer Sir Gawain jamás habría deseado volver, peor aún, le rodean los resultados de la sangrienta batalla de Camlann, razón por la cual hizo su aparición en la arena de forma molesta. Sin embargo, el dios Lugh con su espada alejó todos los restos, así, ambos podrán enfrentarse sin que uno se encuentre contrariado. Se abalanzaron para atacar a su adversario. 

Heimdall: —¡Dioses y humanos! ¡Sean testigos del primer ataque de la octava ronda! 

El grito de sorpresa de los espectadores hizo eco por todo el coliseo, veían el resultado de la primera ofensiva.

Ya que en anteriores batallas, los primeros ataques concluían con un humano dañando, y luego otra batalla con un dios haciendo sangrar a su adversario, todos asumieron que volvería a ocurrir. Sin embargo, ¿Quién había salido vencedor del ataque?

Heimdall: —¡¿Qué?! ¡Qué fue lo que ocurrió! —vio a los peleadores—. ¡El dios...! ¡El humano...! 

La emoción de sorpresa colectiva se transformó en entusiasmo por un inicio como ese.

Heimdall: —¡Ambos están intactos!

La Galatine y la Fragarach estaban intactas, sus portadores también, quienes se veían con vehemencia y admiración. Por primera vez en el Ragnarok, tras la primera agresión, la balanza no se había inclinado a favor de nadie.

Lugh y Gawain: —¡Lo resististe!

El choque de ambas armas había generado el destello previo, y aún manteniendo la cercanía entre las hojas, energía crepitaba intentando separarlas, o más bien, intentando obtener ventaja sobre la otra.

Las ovaciones hacia ambos representantes no se hicieron esperar, al son de los vitoreos, ellos pronunciaban palabras casi susurrando.

Estaban sorprendidos, la Fragarach pocas veces había podido ser detenida, y Galatine casi siempre vencía a sus enemigos de un golpe.

Geir: —¡Hermana...! ¿El señor Gawain entrenó como Kojiro? ¿O se mantuvo como Aquiles?

Brunhilde: —Eso es fácil de adivinar, Geir, si hubiera entrenado, Gawain no estaría joven. No mejoró ninguna de sus capacidades en el Valhalla desde su llegada junto a la tumba de Arturo.

Geir: —¡¿En serio?! ¿¡Por qué desaprovechó la oportunidad tras tantos siglos!?

Brunhilde: —Al igual que Aquiles, ya no podía mejorar más. Por eso fue uno de los maestros de Kojiro.

Las gradas especiales en la parte superior no estaban calladas, al contrario, una de ellas recibía la visita de un dios.

Los cuervos de Odín se revolotearon, Baldr comenzó a saltar emocionado, quedándose sin palabras por la emoción que sentía por ver a su hermano.

Baldr: —¡Hermano! ¡Hermano Thor! ¡Hace mucho tiempo que no te veía desde tan corta distancia!

Thor: —Hola, Baldr —saludó con una ligera sonrisa, pero luego volteó a ver a Vidar. Buscó algo entre sus ropajes, y se lo arrojó—. Toma esto.

Vidar lo atrapó, no fue fácil para él sostenerlo a la primera, mas cuando vio qué era, su interior lo obligaba a tener las fuerzas necesarias para agarrarlo.

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora