Capítulo 39: Séptima ronda

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Tras el cambio de anunciador, el arcángel Gabriel presentó al séptimo contendiente a favor de los dioses, el arcángel Miguel, quien a simple vista parecía no querer estar en ese lugar. Sin embargo, en el momento en que el que carga la trompeta del apocalipsis debía usarla para anunciar al oponente humano, Beelzebub, el representante Infernal enlistado en el bando de las deidades amenazó con pelear contra Miguel apoyando a la humanidad. Pero el verdadero peleador les ha pedido a ambos que se queden a pelear, porque está deseoso de sangre.

Beelzebub: —¿Qué estás queriendo decir, alimaña? ¿Te crees capaz de matar a los dos? 

Gabriel: —Miguel... tú sabes que las peleas de dos contra...

Miguel: —Yo no soy quien...

Behram: —Novecientos treinta y uno —movió su daga de un lugar a otro, sin dejar de apuntar a los contendientes—. Y próximamente dos dioses. ¿Empezamos? ¿O necesitan despedirse de sus seres queridos?

Beelzebub: —Miguel, no quiero matar al humano, con el único que tengo una cuenta pendiente es contigo, y dudo que él quiera tenerme de compañero.

Miguel: —¿Te vas? —entonó sosegado, su expresión reflejaba consternación y la vez calma que contagiaba a los espectadores.

Beelzebub: —No te tardes mucho, luego de esto vendré a matarte. 


El demonio dejó ver el lugar donde una vez estuvieron sus alas, y luego unas oscuras brotaron por las cicatrices, elevándose en el aire y llegando hasta las tribunas infernales

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El demonio dejó ver el lugar donde una vez estuvieron sus alas, y luego unas oscuras brotaron por las cicatrices, elevándose en el aire y llegando hasta las tribunas infernales.

Miguel: —Puedes continuar... —dedicó un último vistazo al demonio recién llegado a su balcón—. Gabriel.

Gabriel —Eh... está bien —aclaró su garganta pasando saliva, respiró profundamente y acercó a sus labios la más grande de las siete trompetas que estaban a su alrededor—. ¡Dioses y humanos! ¡Del lado de la humanidad me place presentarles a esta escoria nacida en la India! ¡Sus manos, sus brazos, todo su cuerpo está escurriendo sangre por todos sus crímenes! 

Behram: —Apresúrate —apuntó a Gabriel—. Detesto que aplacen mi entretenimiento.

Gabriel: —¡Él fue el último líder de los Thugs! —habló apresurado, temeroso—. ¡El asesino más cruel! ¡Thug Behram!

Las gradas humanas se mantuvieron en silencio después del nombramiento final del anunciador celestial.

No sabían si debían apoyar a alguien como él, y no contuvieron su descontento, exclamando quejas con la mayor fuerza de su voz para que quienes se habían encargado de elegirlo, supieran que no lo querían como su representante.

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora