Capítulo 34: Velocidad y fuerza

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«Sexto combate del Ragnarok: Aquiles Vs. Thor»

Aquiles seguía incrustado en el muro de la arena, y aunque ya estaba por liberarse, Thor estaba a un instante de realizar su técnica, avanzando hacia el humano para terminar con él antes de que saliera de la pared.

Lanzó su martillo hacia arriba, envuelto de electricidad, mientras aceleraba el paso. El Mjolnir regresaba dando giros, siendo llamado por la mano de Thor.

Al momento preciso en el que el martillo volvía a su portador, y él mismo daba el último giro para pulverizar a su oponente aún en el muro, el humano se había liberado y escapado por el costado contrario a donde rotaba el Mjolnir. Tal fue la velocidad, que Thor no lo vio y continuó realizando su técnica, la cual impactaría en las gradas y podría terminar matando a todos los que estuvieran en el lugar de choque.

Thor: —¡GEIRROD!

Sin embargo, un destello se produjo cuando el Mjolnir hizo su primer contacto con el oricalco del extremo de la barda. Un destello mágico.

Freyja: —¿Piensas quedarte sentado a esperar a que todos mueran, Odín? —la diosa de la magia había llegado al balcón nórdico, quien había usado una muralla semejante a la del rey nórdico—. No sé las reglas que hayan puesto, pero debía la pelea no terminará por descalificación.

Odín solo la vio de reojo y no entonó respuesta alguna, ni sus cuervos hablaron. Freyja se sentó en un trono que materializó para observar la batalla.

Thor se reincorporaba girando su torso al lugar donde estaría Aquiles, quien flexionaba su rodillas ampliamente separadas entre sí, y tomaba su lanza con el brazo derecho con fuerza y apoyaba la punta en su escudo. Apuntando a Thor. 

Cuando el dios giró completamente para estar de frente a su oponente, Aquiles se impulsó hacia él en una veloz carrera. 

Aquiles: —¡ESTOCADA DEL MIRMIDÓN!

Avanzando la punta de la lanza hacia Thor, el aire se estremeció en su camino al romper la barrera del sonido, Thor no arriesgaría a su Mjolnir y decidió deshacerse del ataque con sus Jarngreipr. Anteponiendo al frente la mano derecha para retener la punta con su guante.

Sin embargo, hubo un minúsculo momento en el que sintió algo que hacía mucho tiempo no sentía, o algo que nunca había sentido. Y como acto reflejo, reforzó su mano derecha con su otra mano cubierta por un guante divino, separándolas algunos centímetros para evitar que le ocurriera lo mismo a ambas manos.

La punta había atravesado no solo el guante Jarngreipr derecho, sino que también había atravesado la mano del dios Thor y salido por el otro extremo dirigiéndose al rostro de su oponente. Pero la segunda mano había retenido finalmente la punta y Aquiles retrajo su lanza antes de que Thor la destruyera.

Aquiles dio un pequeño salto hacia atrás, con su lanza al costado y su escudo levantado.

En toda la arena, quienes apoyaban al representante divino no podían ocultar su cara de asombro ante lo ocurrido. Y quienes estaban del lado de Aquiles, no ocultaban su alegría por su hazaña.

Y en ese silencio divino y estruendo humano, un dios en una de las gradas especiales comenzó a reír por lo alto, dirigiendo su mirada a otro balcón especial.

Hefesto: —¿¡Esa es la prueba que necesitaban, enanos!? ¡Mis armas son mejores que sus escudos!

Los enanos forjadores se ensombrecieron al ver la destrucción de uno de sus guantes. Thor se retiró lo que quedaba del Jarngreipr y lo tiró, dejando ver un orificio en su palma que sangraba sin cesar.

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora