Capítulo 8: El fin de las eras

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«Un par de milenios atrás»

El arcángel Gabriel había anunciado la llegada del hijo de Dios a la tierra, quien lo daría a luz sería no otro ser que una humana, la cual era virgen y tenía una pareja que le podía brindar estabilidad al próximo a nacer. Sus propósitos eran claros. 

El Magnánimo rey de la existencia había concluido que su creación se había descarrilado por última vez, tantos años en los que respetó los acuerdos de paz que crearon los dioses del parlamento del Valhalla habían demostrado que tanto tiempo nunca generaría un cambio. 

Y la humanidad iba a ser extinguida. Pero Jesús ofreció su vida por ellos. ¿Cómo moriría el hijo de Dios? Con su oferta, también tuvo los detalles, bajaría a la tierra a encarnar un cuerpo humano con el que demostraría todo lo grande que su Padre y los Cielos podían lograr. Que su camino se había desviado, pero aún podían tomar un nuevo rumbo, hizo lo que pudo, demostró su poder, su desfavorable poder.

No era grato crecer día con día y saber todo lo que iba a pasar al día siguiente, o cómo podía superar los problemas que a cualquier otro humano le sería imposible. Más de una vez tuvo que ver morir a queridos amigos porque así lo dictaban los planes mayores, debía endurecerse, debía concebir la vida humana como algo efímero, y darse cuenta si en verdad debía entregar su vida por ellos. Pero aún así, todas las pruebas de su Padre fueron superadas, la mortalidad le había sentado mejor de lo que pensaba, se sintió uno con todos a su alrededor.

 Pero aún así, todas las pruebas de su Padre fueron superadas, la mortalidad le había sentado mejor de lo que pensaba, se sintió uno con todos a su alrededor

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Estaba claro que no era como todos, pero siendo hijo de una humana, él también era humano, su cuerpo lo era. Y eso lo hacía sus iguales, sus hermanos.

Y Satanás sabía a qué había llegado el hijo de Dios, y no lo permitiría. Por años envió a algunos de sus mejores guerreros, ángeles caídos y demonios regresaban derrotados tras enfrentar a Jesús con la capacidad de sortear y contraatacar con técnicas mejores que las de sus enemigos. 

Tras su resurrección tuvo una corta estancia restante en el mundo, debía volver junto a su padre. Pero estuvo claro que tras su nacimiento, una era había acabado. 


«Muchos, muchos eones atrás»

Tras el surgimiento de los titanes, la singular pareja de Gea y Urano concibió varios titanes más. Entre ellos aquél que desafiaría el reinado de su padre, Cronos. Con una hoz acabó con su hombría y lo dejó sin poder hacer nada. Coronándose como el más fuerte titán. 

Una profecía auguraba el derrocamiento de Cronos en manos de sus hijos, la cual tomó tan mal como para devorarlos uno tras otro. Los seis hijos fueron devorados, pero el séptimo defendido por su madre Rea, prefirió traicionar a Cronos y ocultar al último descendiente, Zeus.

Entrenando por años para estar listo, Zeus debía sobrepasar el gran poder de su padre, y cuando por fin tuvo la dicha de saber que podría batirse en un duelo contra él, acudió a una titánide, quien le dio una pócima para entregársela a su padre y que vomitara a sus hermanos, y así fue.

Luego de haberlos vomitado a todos, crecidos y dispuestos a todo, Zeus se vio con Cronos. Antes de empezar un duelo casi eterno prefirieron hacer algo más divertido. Un torneo entre lo mejor de su ejército y sus hijos. Esa competencia se llamó Titanomaquia.

Titán tras titán fue derribado por cada contendiente, Hades luchó contra la mano derecha de Cronos, Atlas, quien rogó por su vida antes de que el fiero dios acabara con su vida. Junto a su hermano Zeus, dictaron que si quería seguir respirando, debía cargar el peso del mundo en sus hombros. 

Y finalmente la batalla final dio inicio con un invencible Zeus, golpeando a su padre a velocidades increíbles y sorteando los contraataques. El titán jamás tuvo oportunidad desde el inicio de la pelea, nunca consiguió acertarle un golpe al líder de sus hijos, pero recurrió a su más grande técnica, conectando un portentoso golpe en la mandíbula de Zeus, desfigurándosela pero desatando más rabia de él, la suficiente para no dar tregua hasta que su mal padre pero espléndido luchador dejara de existir.

 El titán jamás tuvo oportunidad desde el inicio de la pelea, nunca consiguió acertarle un golpe al líder de sus hijos, pero recurrió a su más grande técnica, conectando un portentoso golpe en la mandíbula de Zeus, desfigurándosela pero desatando ...

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La titanomaquia terminó, con Zeus herido de forma crítica pero adquiriendo los poderes de Cronos, el hijo del Titán había terminado con la era del reino de los titanes, y los dioses griegos se alzaron en su lugar

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La titanomaquia terminó, con Zeus herido de forma crítica pero adquiriendo los poderes de Cronos, el hijo del Titán había terminado con la era del reino de los titanes, y los dioses griegos se alzaron en su lugar.

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora