Capítulo 22: Gozo o venganza

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El duelo directo entre ambos contendientes apenas había empezado con Hércules lanzándose con su puño al frente listo para derribar a Odiseo, y él, sabiendo que por el impulso ya no tendría suficiente tiempo para contraatacar, solamente esquivó agachándose y estirando su brazo para tomar la espada que anteriormente había usado para cortar la pata del caballo. Dando un giro con su espalda sobre el suelo, se reincorporó y levantó el arma reteniendo el siguiente puñetazo de Hércules, la hoja resistió, y el puño de Hércules también. Arma divina contra arma divina chocaban y aparentaban no tener ningún daño. Tras retener solamente tres golpes más, la hoja se cuarteó, y al son del metal cayendo al suelo, la sangre brotó de los nudillos de Hércules. Ambos se habían estado dañando, pero Odiseo ahora tenía que buscar otra arma.

Alcanzándolo antes de tomar más distancia, Hércules le propinó un puñetazo en la espalda que debería haberle roto la columna vertebral por completo, pero Odiseo tenía consigo el peto de Aquiles, forjado por Hefesto

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Alcanzándolo antes de tomar más distancia, Hércules le propinó un puñetazo en la espalda que debería haberle roto la columna vertebral por completo, pero Odiseo tenía consigo el peto de Aquiles, forjado por Hefesto. Resistiría bien, pero no anularía todo el daño, ni el efecto que traía consigo. Puesto que la fuerza del golpe lo envió expulsado con celeridad hacia una pared, la cual agrietó al chocar de frente, titubeó antes de ponerse de pie pero consiguió lo que buscaba, otra arma. 

El empujón del golpe lo había hecho recorrer más distancia de la que él habría podido conseguir sin que Hércules lo alcanzara. Tomó la lanza del suelo con la mano en la que estaba la cuerda, y mientras Hércules se aproximaba a él tras un salto, empuñó la punta del arma hacia donde debía caer,  y donde debería estar su corazón. Pero el dios de la fortaleza curvó su cuerpo al caer, y solo fue atravesado en su hombro izquierdo. Odiseo retrajo la lanza a él y volvió a impulsarla con el único deseo de atravesar su pecho, pero el brazo derecho del dios se había interpuesto desviando la estocada consiguiendo únicamente un roce diagonal en el pecho de Hércules. 

Heimdall: —¡Humano y dios han entrado en un intercambio encarnizado de ataques! 

El dios se golpeó en la herida del hombro izquierdo y la sangre se detuvo por unos segundos, el tiempo suficiente para que su fortaleza le regresara la posibilidad de ondear un ataque doble con sus dos brazos con el único fin de aplastar a Odiseo al tener sus palmas extendidas, pero el héroe había saltado y caído de pie en los antebrazos del hijo de Zeus, impulsando apenas pudo, la lanza hacia el rostro de su oponente.

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora