Capítulo 24: Hermandad

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«Tiempo atrás»

«En la conclusión de la primera pelea»


Heimdall: —¡La primera batalla del ragnarok! —tomó aliento para exclamar con toda la emoción posible—. ¡La ganan los dioses! 

Después de la confirmación de victoria, Tyr examinó cada una de sus heridas y dedicó una última mirada a los restos de la ropa de Gandhi, el combate había terminado y se marchaba con la enorme espada en sus hombros mientras sus soldados se acercaban a venerarlo.

Los soldados: —¡Grande es usted, señor! ¡Otorgó a los dioses la primera victoria! ¡Vayamos a celebrar!

Tyr: —No —echó su espada sobre su hombro, ignorando a todos—. No hay nada que celebrar, debo pedirle disculpas a alguien.

Al instante en el que el dios terminó de hablar, emprendió marcha hacia la salida de la arena del combate, con una clara cara larga respecto a la conclusión de su batalla y lo mucho que le había enseñado un simple humano. Su honor como guerrero lo había mancillado él mismo, había traicionado a su fiel compañero y lo había confinado por la eternidad. 

Al mismo instante, en las gradas nórdicas, Odín se había levantado e ido a buscar a uno de sus hijos. 

A pesar de que el panteón nórdico había logrado la primera victoria, la alegría no se había postrado en los deberían tenerla. Y habían decidido hacer otra cosa que no fuera celebrar. 

Heimdall descansaba dentro de uno de los pasillos del Valhalla, bebiendo abundante agua para su garganta que seguramente tendría mucho desgaste en las peleas consecuentes. Y Tyr decidió hablar con él.

Tyr: —Hermano, necesito un favor.

Heimdall: —¡Tyr! ¡Brillante tu actuación en el combate! ¡Ese humano lo hizo bastante bien también! —recordó lo que le había dicho—. Disculpa, me emocioné, claro dime en qué te puedo ayudar.

Tyr: —Necesito que abras el Bifrost, necesito ir a la Montaña del Salvaje.

Su hermano dejó caer el cuerno que llevaba entre sus manos.

Heimdall: —¿Tanta emoción te produjo el combate que ahora tienes ganas de ir a terminar con Fenrir? 

Tyr: —Solo ábrelo, por favor. 

La extraña expresión taciturna de Tyr hizo recorrer un escalofrío en su hermano. Estaba acostumbrado a verlo altanero.

Asintiendo, Heimdall levantó sus manos y una luz arcoíris tubular cayó sobre Tyr, cubriéndolo, instantes después, se desvaneció junto con el brillo. 

.....

Mientras tanto, Odín se había encontrado con Vidar, quien pulía su hacha con gran dedicación.

Odín: —Vidar, necesito que mates a Tyr.

Su hijo dejó caer su hacha, Odín movió su pie antes que la hoja impactara en su pie. El silencioso dios lo volteó a ver y gruñó.

Odín: —Porque te lo ordeno yo, que soy tu padre y rey. Cometió traición, asesinato múltiple y fraude. Como dios de la venganza debes ejecutar mis órdenes sin oponerte cuando impliquen vengar la muerte de otros.

Vidar solo asintió, asió su hacha entre sus manos y se levantó de su lugar, pero, antes de alejarse más, Odín lo tomó del hombro. 

Odín: —Lleva esto contigo, lo simplificará —le entregó su lanza Gungnir.

Alternate Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora