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Ella no supo en qué momento había pasado, pero su corazón comenzaba a sentirse extraño estando junto a Jimin

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Ella no supo en qué momento había pasado, pero su corazón comenzaba a sentirse extraño estando junto a Jimin. Ya no sólo era curiosidad acerca de él, ahora simplemente sentía necesidad de estar a su lado, saber que estaba bien.

Se separó de sus brazos con sus mejillas completamente ruborizadas, los latidos de su corazón cada vez se hacían más fuertes y estaba segura de que el pelinegro podía percibir aquello.

— ¿Sigues sintiéndote mal? — preguntó éste preocupado, escuchaba los latidos del corazón de DaeMi y temía que le pudiera estar dando algo — Tu corazón...

— Sí — dijo ella y lo miró. — Está loco, no para de dirigirse en tu dirección, y cada vez es más difícil esconderlo.

El chico la miró impresionado, ¿acaso DaeMi estaba comenzando a sentir algo por él? Eso era lo que estaba entendiendo de sus palabras, y si eso era así. Jimin al fin podría dejar de contener esas enormes ganas de besar sus labios.

— Jimin yo — tomó aire, dispuesta a decir todo lo que sentía y que no podía retener más — Como te dije, siempre tuve curiosidad hacía ti. Pero ahora, no sé que está pasando que todo se a intensificado. Siento la necesidad de verte, de saber como estás. De sentirte...

Esas fueron sus últimas palabras, él nunca había tenido el valor de decir aquello que ella sí. Siempre se contuvo de correr hacía ella y decirle cuanto le gustaba, pero ya no se iba a seguir aguantando.

Jimin llevó su mano al cuello de DaeMi y llevó su rostro hacía él juntando sus labios en un beso, la chica cerró sus ojos, sintiendo los suaves y gruesos belfos del pelinegro. Los labios de DaeMi eran finos, y eso a Jimin le encantaba. Los delineó con su lengua pidiendo permiso para entrar y cuando ésta se lo cedió saboreó con deseo cada parte de su boca.

— Mm... — gimió entre sus labios y se separó por falta de aire. Jimin podría seguir pegado a ella por mucho más, pero la pelicorta estaba necesitando un momento para recuperarse.

— He esperado éste momento por tanto tiempo... — susurró sobre sus labios siendo incapaz de alejarse de ellos. Los había probado, y ahora sería muy difícil dejarlos. — Pero he sido tan cobarde... — la miró — Me gustas tanto...

Acarició su mejilla y volvió a besarla llevando una de sus manos a su cintura apretando ésta. La chica volvió a soltar un gemido y luego sonrió entre los brazos del chico.

(...)

TaeHyung había estado esperando a JungKook en su casa por horas, tenía la esperanza de que el castaño fuera a verlo después de todo lo que Jimin le había dicho, pero no había sido así. Preocupado por lo que pudiera estar haciendo tomó su abrigo y salió de casa dirigiéndose a la de él.

— Buenas noches Señora Jeon — el chico hizo una reverencia, nunca había estado en esa casa y eso lo hacía poner nervioso, más al estar frente a aquella mujer y saber todo lo que había hecho.

— Buenas noches, ¿puedo ayudarte en algo? — preguntó ella, pareciendo una persona normal. Común y corriente, podía haberlo engañado con su actuación. Pero Tae sabía quién era y de lo que era capaz.

— Sí — asintió — Soy compañero de JungKook en la escuela, estamos haciendo algunas tareas y me dijo que podía venir a buscar su parte. ¿Él se encuentra?

— Vaya, que raro que te haya dicho que vinieras cuando no está — frunció el ceño y volvió a mirarlo. — Lo siento querido, pero JungKook no ha vuelto desde que salió en la tarde.

TaeHyung asintió y se despidió de la mujer dándose la vuelta, comenzó a caminar de vuelta a su casa. Se preguntaba dónde podía estar JungKook, tenía el corazón oprimido de tan solo pensar en cómo se estaba sintiendo. Enterarse de que su propia madre le había mentido debió ser duro para él.

Suspiró y apresuró el paso, era bastante tarde y como era normal en aquel pueblo, las calles estaban oscuras y vacías.

Se asustó cuando sintió pasos detrás de suyo pero pronto sus ojos brillaron al ver a JungKook frente a él.

— Kook... — susurró mirándolo.

El chico no se veía bien, pero tampoco tenía rastros de lágrimas en sus ojos. Quizás no siquiera había llorado, pero sí se notaba que estaba mal.

Tae se acercó a él y lo abrazó acariciando su espalda.

— Está bien... — dijo mientras eran sus lágrimas las que recorrían sus mejillas.

TaeHyung no sentía solo atracción por JungKook, él lo amaba, lo amaba tanto que sufría con tan sólo verlo sufrir.

El más alto lo separó de él y tomó su rostro entre sus manos para observarlo. Limpió sus lágrimas y dejó un pequeño beso en sus labios.

Esa noche iba a ser la última noche en paz para todos aquellos a los que conocía.

HEARTBEAT; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora